Aquí en España, el gobierno ha tratado de compensar la falta de crecimiento demográfico con enormes subsidios públicos tomados en gran parte de prestamistas extranjeros. Muy pronto los préstamos se vencerán y las perspectivas para la devolución son nada prometedoras. No existe una verdadera riqueza creada en España actualmente. No se crean nuevas compañías ni nuevos empleos. Tampoco familias dispuestas y capaces de invertir en la riqueza a largo plazo de cualquier país: su niñez.
El problema a corto plazo de la amortización de la deuda que ya es grave, palidece ante el gran problema a largo plazo de que hoy nazcan pocos niños.
El Socialismo en España busca establecer un Estado caracterizado por lo que llama “solidaridad”. Curiosa “solidaridad”, que a más de uno ha parecido buena a primera vista, pero que promueve fuertemente un estilo de vida individualista y no comprometido, a través de la anticoncepción y el aborto. Si a alguien le queda dudas al respecto, el desaliento a formar una familia numerosa y la falta de solidaridad con las que ya existen, confirman la tendencia presente en el gobierno español. Aplicadas por el lapso de una generación completa, estas políticas destruyen la protección del niño por nacer y de la familia como valores culturales y, por último, destruyen a toda la sociedad.
No se trata tampoco de criticar a un gobierno por tener determinada tendencia política. Sólo apuntamos que lo aceptable es esperar que nuestros líderes adopten un comportamiento racional, independientemente sean de izquierda o de derecha. Pero si su modelo de Estado es uno que intenta eliminar todas las diferencias entre los individuos, en términos de riqueza y poder, como lo hace España en la actualidad, tengan cuidado.
Un sistema de bienestar social, donde el gobierno está involucrado en la distribución de beneficios y cargas entre los ciudadanos, nunca debe minar los dos pilares de todas las sociedades: la fertilidad y la libertad. Por un lado, debe promover una tasa adecuada de reemplazo de población, para que la población no envejezca y muera, y por otro, debe promocionar una libertad económica suficiente, para que la economía siga creciendo y se continúe creando empleos.
En primer lugar, el matrimonio y la paternidad deben ser fomentados y, de ser necesario, la inmigración también. En segundo lugar, el sector privado con mentalidad empresarial debe ser protegido y promovido, para que los seres humanos puedan ejercer su natural creatividad dada por Dios. Esto permite, a su vez, la creación de una nueva riqueza, que hace posible dar trabajo a estos nuevos miembros de la sociedad.
La Fertilidad y la Libertad. Si cualquiera de estos dos fundamentos llegase a faltar, el país tendrá problemas graves. Si faltan ambos, el país estará a punto de colapsar. Tal es el caso de la España actual.
La semana pasada se publicó un informe del Instituto de Política Familiar que documenta la crisis actual. Los puntos principales de la “Evolución de la Familia en España 2010” son:
España es el país de Europa con más rápido envejecimiento y el que pierde a la mayoría de jóvenes por la emigración. Esto quiere decir que el actual sistema de seguridad social está en un grave peligro de colapsar en muy pocos años. La tasa de natalidad en España está en un pésimo 1.46, tan sólo “aliviada” por la gran cantidad de inmigrantes de América Latina y Norte de África que tienen hijos.
La tasa de matrimonio ha caído un 28% en los últimos 20 años, mientras que las tasas de ruptura matrimonial han aumentado un 28%. Por cada 3 nuevos matrimonios, 2 se rompen. El gobierno de Zapatero ha exacerbado el problema, legalizando lo que se llama el “divorcio express,” que es, un divorcio otorgado por cualquier razón en tiempo récord. Como era de esperarse, la tasa de ruptura matrimonial se incrementó 115% durante los 4 años, desde que está ley entró en vigor. Las familias rotas ahora representan un 4.54% del total de la población. El impacto económico de esta desintegración de la unidad básica de la sociedad, la familia, es enorme.
Hoy en España existen más hogares (16 millones) pero menos hijos. El 40% de los hogares no tienen hijos en absoluto. Uno de cada seis hogares está integrado por una sola persona. En 1980, el 29.1% de hogares contaba con cinco o mas miembros. En la actualidad sólo el 7.3% de hogares tienen esa cantidad de miembros.
Si se quiere mantener una sociedad democrática próspera, estas cifras son una calamidad. Una sociedad que no descansa sobre la solidez de sus familias, ya que sistemáticamente las ha destruido, es una sociedad moribunda y no podrá sobrevivir a los tiempos difíciles por venir.
Si bien Zapatero no tiene la culpa de la crisis económica internacional, sus políticas efectivamente han paralizado España de forma que será difícil superarla. Una de las primeras cosas que Zapatero quitó fue el “bono-bebe,” un pago del gobierno a una pareja por el nacimiento de un hijo. España ahora tiene la triste distinción de ser el país menos adecuado a las necesidades de la familia en Europa. La inmigración que siempre constituyó un aspecto positivo para contrarrestar su déficit poblacional, hoy ya no cuenta. Su economía estancada ya no es incentivo para inmigrantes y el desempleo que ya llega a los 5 millones, es una fuerza que repele a inmigrantes. En esas condiciones, sólo ingresarán a sus filas los menos cualificados y productivos.
El gobierno de Zapatero debe cortar los gastos innecesarios, fomentar la empresa privada, y proteger a las parejas jóvenes de los impuestos. Si el gobierno alienta la formación de familias y de empresas privadas, las nuevas empresas de carácter familiar que surgirán, ayudarán a avanzar la economía.
Pero esto es como “pedirle peras al olmo.” Los “zapateristas” son, después de todo, socialistas comprometidos, que no aman a la familia ni a la libre empresa.
No es difícil adivinar que España pronto dejará atrás a Grecia.
Carlos Beltramo es el Corresponsal en España de Population Research Institute.