28 junio 2005

I SIMPOSIUM INTERNACIONAL JUVENIL PROVIDA







I SIMPOSIUM INTERNACIONAL JUVENIL PROVIDA

12 y 13 Noviembre, Lima 2005

ESTERILIZADAS POR SER GITANAS

CONTROL DE NATALIDAD CON ENGAÑO

TODAS SON cíngaras y jóvenes. Y ya no podrán tener hijos. Decenas de mujeres de esta etnia en la República Checa están presentando denuncias por haber sido esterilizadas sin su consentimiento. Creían que eso sólo podía ocurrir con el comunismo, como confiesan a la periodista

SILVIA ROMAN. Ostrava (República Checa)
FIRMA CON LA ANESTESIA. Iveta Holubova, de 28 años, fue esterilizada en 1997. Sintiendo ya los dolores del parto y después de que le pusieran tres inyecciones le presentaron unos documentos que ella rubricó. «Cuando me desperté tenía un inmenso dolor y el estómago vendado», dice. «Me dijeron que había tenido una niña de 2,75 kilos y que me habían esterilizado».
FIRMA CON LA ANESTESIA. Iveta Holubova, de 28 años, fue esterilizada en 1997. Sintiendo ya los dolores del parto y después de que le pusieran tres inyecciones le presentaron unos documentos que ella rubricó. «Cuando me desperté tenía un inmenso dolor y el estómago vendado», dice. «Me dijeron que había tenido una niña de 2,75 kilos y que me habían esterilizado».

Mediodía del miércoles 15 de junio en la ONG Life Together de Ostrava (norte de la República Checa). Iveta Holubova viste unos vaqueros y una camiseta rosa. Tiene 28 años, una preciosa cara de niña y una terrible historia a sus espaldas. No sabe cómo empezar. Coge un papel y lo retuerce, como si con él quisiera representar sus trompas de Falopio, cómo se las amarraron y cortaron.Pero al final prefiere hablar... «Llegué por la noche al hospital.Querían hacerme una cesárea, pero lo dejaron para primera hora de la mañana porque había cenado. Al amanecer, un doctor me dijo que podía tener un parto natural, pero de repente vino otro e insistió en que fuera una cesárea. Me pincharon tres veces, me llevaron a una sala, me preguntaron si había firmado los papeles y dije que no. El médico gritó: "¡Tiene que firmar los papeles!".Yo estaba con los dolores. Me dieron algo para firmar y lo hice.Conté hasta cinco y me quedé dormida».

Respira hondo, echa un trago de agua con gas y continúa: «Cuando me desperté, tenía un inmenso dolor y el estómago vendado. Me dijeron que había tenido una niña de 2,75 kilos y 47 centímetros y que había sido esterilizada. Volví a quedarme dormida. Ni siquiera me paré a pensarlo. Luego no paré de vomitar. Y no fue hasta el tercer día cuando entendí lo que me había pasado».

Su madre le preguntó cuándo iba a querer tener otro bebé y entonces cayó en la cuenta de que le habían hecho algún comentario. Algo que tenía que ser «una especie de método anticonceptivo».

-Mamá -le contestó,- creo que estaré sin tener niños unos años.Enfermera, ¿cómo se llama ese anticonceptivo que me han puesto?

-No es un anticonceptivo. Estás esterilizada -le dijo la enfermera.

Sólo entonces empezó a comprender lo que le habían hecho, aunque hoy, ocho años despúes, todavía es incapaz de creérselo. «¡Ningún doctor me dijo en el momento del parto que no iba a tener más niños! Soy muy joven. Sólo he tenido dos hijos. ¡Nunca habría permitido que me esterilizaran!», dice con el rostro en tensión.

Iveta Holubova es gitana. Durante años el régimen comunista esterilizó sin consentimiento a miles de mujeres gitanas cuya descendencia era «indeseada». ¿Limpieza étnica? Se trataba de controlar las «elevadas e insalubres» tasas de fertilidad de las mujeres cíngaras.Pero la práctica no terminó con la caída del Muro. Según varias ONG de la zona, las trompas de cientos de romanís han sido ligadas desde 1989. Muchos médicos, mantienen dichas asociaciones, presionan a parturientas como Iveta para que se dejen esterilizar y a menudo consiguen su consentimiento en circunstancias dudosas.

La tragedia personal de Iveta, por ejemplo, ocurrió en la ya democrática República Checa de 1997. Pero las hay incluso más recientes. Como la de Helena Ferencikova, esterilizada en 2001, poco antes de que el país ingresara en la UE.

«Empecé a tener los síntomas del parto. Con 19 años, era mi segundo bebé. Yo quería tener tres hijos. Me dieron unos papeles. Empecé a leerlos. Estaba escrito el nombre del niño, los datos de mi familia... Tenían que hacerme una cesárea. Los firmé rápido, pues tenían que meterme corriendo en el quirófano», relata.

«Uno de ellos», prosigue, «debía de ser el permiso para ser esterilizada, pero yo ni siquiera sabía lo que significaba esa palabra. Al día siguiente me dijeron que nunca más tendría hijos. Mi marido montó en cólera». En el impoluto salón de su casa, el esposo de Helena, de 24 años -ella tiene ahora 23- asiente. Se siente orgulloso de la decisión que su mujer tomó el año pasado.

A finales de 2004, Ferencikova decidió denunciar su caso y ser la primera mujer en toda la República Checa en llevarlo a los tribunales. Su valentía animó a las demás víctimas. Se reunieron, empezaron a contarse en voz alta sus respectivas experiencias, fundaron la organización Mujeres Dañadas por la Esterilización y se vieron amparadas por la ONG Life Together y otras tres asociaciones que trabajan con la población gitana del país.

De los 12 millones de habitantes checos, 300.000 son cíngaros.De estos 300.000, el 10% (esto es, 30.000) se concentran en Ostrava, la capital regional de Moravia del Norte, al pie de los Cárpatos y a 15 kilómetros de la frontera polaca. De las 76 mujeres gitanas que han denunciado finalmente ante la Justicia su irreparable situación, 35 son de Ostrava.

La comunidad romaní vive a las afueras de la ciudad, en edificios destartalados en pleno campo. Sin embargo, la apariencia externa es todo lo contrario al interior de los hogares: orden, limpieza, electrodomésticos, el suelo cubierto de alfombras (por lo que te obligan a la entrada a quitarte los zapatos), muebles, figuras de porcelana, visillos blancos, la cafetera humeante...

«Si no nos hacen caso», dice desafiante Helena Ferencikova, «iremos al Tribunal de Estrasburgo».

MÉDICOS MUY OCUPADOS

Las denuncias se encuentran en estos momentos en manos del ombudsman o defensor público de los derechos de los ciudadanos checos.Se están comparando con el informe elaborado estos días por una comisión de expertos médicos (todos doctores, ninguna mujer) del Ministerio de Sanidad. Con los dossieres de las denunciantes y los de la comisión, el ombudsman intentará alcanzar y hacer pública una decisión a finales de este mes de junio.

El incómodo quid de la cuestión reside en que todas las mujeres estamparon sus firmas.

«Todo se hizo acorde con la ley. Las intervenciones fueron correctas», afirmaba esta semana el doctor Richard Spousta, jefe de Ginecología del Hospital Fifejdy de Ostrava, en el que se considera que se han producido el mayor número de esterilizaciones a gitanas.

«Si no saben lo que es una esterilización, deben preguntar», añadía. «Los médicos tenemos mucho que hacer, una intervención detrás de otra, y por eso no podemos pararnos a hablar, no podemos perder el tiempo con un paciente. Durante el comunismo no existía la comunicación entre el doctor y el paciente, pero ahora sí.Son ellas las que deben plantear las cuestiones si creen que la contracepción es otra cosa. Pero si no lo hacen y se callan...».

En todo caso, la rebelión femenina romaní parece que está dando resultados. «De repente están viniendo todas aquí quejándose, llorando. Hemos decidido no hacer más esterilizaciones durante o inmediatamente después del parto sino seis semanas después y tras haber hablado tranquilamente con la mujer», se comprometió el doctor Spousta.

Iveta Holubova, que se resiste a no darle a su marido un varón (tiene dos niñas), fue una de las que acudió llorando al Hospital Fifejdy, donde la habían esterilizado, exigiendo una solución.Allí le recomendaron ir a una clínica privada de fertilización para someterse a un tratamiento de fecundación in vitro.

Holubova se encuentra en la actualidad en su tercer intento, tras haber perdido dos fetos. Ahora se sumerge en su última tentativa.El Hospital Fifejdy le ha ofrecido una cama gratis donde reposar los días posteriores al tratamiento y sesiones de psiquiatría si es incapaz de fecundar y dar a luz otro bebé.

«Es como si tuvieran remordimientos de conciencia», cuenta Kumar Vishwanathan, portavoz de la ONG Life Together.

A Helena Gorolova y Helena Bologova las esterilizaron en los años 90 y se han sumado ahora a las demandas de las restantes afectadas.

«No es verdad que hagamos esto por dinero». Con un sobrepeso desmedido, Bologova tiene muchos problemas de salud. «Mi médico de cabecera me asegura que todo lo que me pasa ahora viene provocado en gran medida por la esterilización», dice. Pero la salud física no ha sido el único problema. «Mi esposo está ahora más calmado», continúa. «Ya tiene 34 años. Pero cuando todo esto ocurrió yo tenía 29 y él, 19. Todo este tiempo he temido que me dejara por otra más joven que le pudiera dar hijos. Yo ya tenía tres de otro hombre y ahora tenemos un nieto, por eso tampoco le da más vueltas. Aunque cuando sale con sus amigos y se toma unas copas, regresa a casa y lo primero que hace es recordarme que soy estéril».

EL DERECHO A DECIR NO

Para Gorolova, vecina de Bologova en la barriada de Privoz, también fue una tragedia. Encogiendo las rodillas y rodeándolas con sus brazos, recuerda cómo le tuvieron que hacer una cesárea porque el bebé tenía problemas con el cordón umbilical. «Instantes antes de ese momento tan complicado, me hicieron firmar unos papeles pidiéndome que escribiera el nombre que quería ponerle al bebé si era niño o si era niña. Yo firmé todo lo que me daban. En uno de ellos debía de estar el permiso de la esterilización».

Sigue en posición fetal: «Cuando al día siguiente el doctor me dijo que la niña estaba bien, di un grito de alegría. Cuando a continuación me confesó que me habían esterilizado, pegué otro grito, pero de terror. A mi marido le dijeron más tarde que lo habían hecho por mi salud, ya que se trataba de mi segunda cesárea».

Efectivamente, tras dos cesáreas, existe el peligro de una ruptura uterina. La diferencia es que en otros países los médicos lo advierten y el paciente decide libremente, y Gorolova entiende que, en su caso, la ligadura de trompas por doble cesárea fue sin informarla y forzada.

«Este mismo año he descubierto que podría haber dicho no», señala.«Podría haberme negado y no me habría ocurrido nada, a pesar de ser gitana. Las gitanas nunca hemos sabido a lo que teníamos derecho. Desconocíamos adónde ir, a quién podríamos contárselo.Sólo temíamos la reacción de los doctores».

En el campamento de Zárubek, en los alrededores de Ostrava, una bella gitana, de piel pálida y apuestos 39 años, expone su caso, algo excepcional. Jirina Dzurkova fue esterilizada de la misma manera que las demás, pero ella no firmó el papel con el permiso antes de la operación, sino después. Primero inutilizaron sus trompas y más tarde le hicieron rubricar el consentimiento.

«Les he demandado, pero también a mi primer ginecólogo, al que me colocó mal el DIU [dispositivo intrauterino] y provocó todo», explica sentada con serenidad en la mesa de su cocina, mientras da de merendar a uno de sus cuatro hijos. «Empecé a tener problemas con el DIU hace cuatro años. Los médicos me observaron con atención y me dijeron que me cambiarían el método contraceptivo. Entonces resultó que estaba embarazada y sufrí una fuerte hemorragia. Me ingresaron en el hospital, me operaron para frenar la abundante sangre y... [silencio, larga e intensa mirada] me esterilizaron sin firmar absolutamente nada. Todo lo firmé después, cuando me dieron papeles que yo creí que eran los del alta. Meses más tarde, leyendo mi historial clínico, me reveló mi situación el médico de cabecera».

«¿Que si tengo ahora problemas con mi marido? Sí, claro. Me dice que le hubiera gustado tener otra niña y que qué va a hacer conmigo si yo ya no puedo tener hijos», sonríe ligeramente, avergonzada de lo que le ha deparado el devenir.

Sin embargo, no muestra flaqueza, ni conformidad. Y hace hincapié en la organización que las mujeres gitanas acaban de fundar: «En cuanto nos reunimos a finales del año pasado y vi cómo podíamos luchar y hablar de nuestros problemas, me sentí feliz y decidí seguirlas. Ahora somos fuertes. Juntas tenemos poder. Y, ante todo, hemos llamado la atención. Ya nos sentimos mejor».

27 junio 2005

Vivir sin ti, mi niña





En muchas ocasiones otras personas son tan responsables, si no más, , no solo por acción sino por omisión, en el crimen como las madres que van al abortadero.


Vivir sin ti, inocente bebita abortada, es una dolorosa sensación que me invade. Abro los ojos una mañana de otoño, una de tantas después de este verano abrasador, y yo, privilegiado ya nacido, te había soñado flotando dentro de tu mamá pero no te recuerdo al despertar al mundo.
No te veo tampoco detrás del vaho del espejo del baño, y cuando miro al cristal sólo refleja mi imagen, y yo, afortunado adulto, no siento tu manita que sale extendida para que te acaricie.
Aprovechando una agradable mañana me acerco andando al trabajo, es un trayecto largo y como a mitad de recorrido atravieso unos columpios para niños, si me hubiese girado y observado con atención hubiese visto que tú, triste niña, te columpias con fuerza en uno de ellos y que me haces señas para que te ayude. Paso de largo sin percibir tu llamada, y yo, hombre ciego, no me extraño de un columpio que se mueve como por arte de magia, pensando que está vacío y lo sacude la brisa.
Paso la mañana ocupado en mil cosas, y eso que ninguna vale tanto como tú, criatura desvalida, y no me preocupo de tu angustia ni de la de tu mamá, cuando las dos dejais pasar el tiempo entre temblores y miedos. Tú no hablas aún, pero sabes que algo pasa pues notas los latidos desacompasados y te mueves nerviosa dentro de ella. Yo, ocupado en banalidades, no ayudé a tu madre, ni la consolé, ella te sentía, y le dolía en el alma por lo que iba a hacer.
Al mediodía noto una extraña sensación, es como un nudo en el estómago, la impresión de que algo malo se precipita. Es tu supremo dolor de las últimas horas, pues el corazón de tu madre va a mil por hora y el tuyo le acompaña a dúo. Yo, encerrado en mí mismo, pienso que es por mí, y no detengo a tu madre para que no haga algo de lo que se arrepentirá de por vida.
Sobre la media tarde oigo un grito que me hiela la sangre, me levanto y abro la ventana, pero no veo nada, nadie noto a faltar de mi mirada a la calle. En ese momento, tu madre está en un abortorio, nadie vió entrar a esa mujer embarazada, azorada por los nervios, quien apenas alcanzó a sacar temblorosa el precio de tu muerte en la recepción. En un minuto interminable el aparato manejado con indiferencia salvaje por un desconocido de bata blanca, te arrancó primero una mano, luego tu piernecita izquierda, te revolvías intentando huir de tu asesino, pero no tuviste tiempo, ni espacio, finalmente acertó con tu corazón. Tú gritaste con fuerza, el futuro de toda tu vida se acababa con su último latido.
Nadie velará por tu cuerpecito de niña rota, ahora introducido en frío y anónimo frasco de residuo sanitario. No tendrás vida, tampoco tendrás entierro, doblemente muerta, condenada al desprecio y al olvido. Tu madre huye de allí, espantada y arrepentida, con dos incipientes lágrimas en sus mejillas, una es por ella, por su maternidad perdida, la otra es por tí, su tesoro, su hija a la que nunca conocerá.
Ya de noche noto la imperiosa necesidad de asomarme al cielo. De forma inesperada, distingo una nueva estrella que brilla más que ninguna del firmamento. Entonces lo comprendo todo, recuerdo tu cuerpecito que se agitaba en mi sueño, tu manita en mi espejo, tu saludo en el columpio, tu angustia al acercarse el momento, y tu dolor de muerte brutal. Eras tú, pobre niña abortada, que me pedías que hiciera algo para evitarlo. Perdóname, por no verte, por no oírte, no ayudarte.
Tú, ya eres una luminosa estrella, blanca y brillante, pero vivir sin ti es algo que cargaré sobre mí toda la vida. Tal vez mañana sea diferente, y todos los niños puedan nacer, es mi responsabilidad, la de todos nosotros, nuestros bebés no pueden seguir muriendo abortados.

Daniel Arnal Meseguer - 2003. Octubre


Europa y el derecho a la vida: un texto de J. Ratzinger

En la Voz de Galicia de hoy



"La Europa de Benito", el último libro de J. Ratzinger


Hoy me ha llegado el libro de J. Ratzinger, "La Europa de Benito en la crisis de las culturas". El libro recoge tres conferencias del cardenal Ratzinger, ahora ya Papa Benedicto XVI: La crisis de las culturas; El derecho a la vida y Europa; Qué significa creer.


Acabo de leer la segunda, sobre el derecho a la vida. Es un texto sencillo en la forma y profundo en el fondo, con resonancias bíblicas y filosóficas (parece Lévinas, pero en lenguaje asequible). Ratzinger plantea tres cuestiones: ¿Por qué no es necesario resignarse ante el aborto?; el derecho de la fuerza y la fuerza del derecho; y el carácter decisivo de la mirada.


¿Por qué no resignarse ante el aborto? Básicamente, nos ofrece dos razones: 1) porque no hay vida social digna de tal nombre si no se respeta toda vida humana (no hay, escribe, "pequeños homicidios" ) y 2) Porque el hombre pierde su identidad cuando pierde el respeto a la vida como cosa sagrada.


Cuando se recurre al aborto, nos explica, se tienen en cuenta los derechos de los más fuertes: el derecho de la mujer a su fama, a mantener un nivel económico; el derecho del hombre a decidir su tenor de vida... El derecho se ajusta a esto, legislando sobre el aborto. La fuerza del Derecho cede ante el derecho de la fuerza, porque del más débil nadie se acuerda, ni nadie reivindica sus derechos.


La tercera idea, la más sugestiva, quizá, es la del carácter decisivo de la mirada. Hoy se recurre al aborto, pero se suele rechazar el infanticidio. ¿Por qué? Porque no se quiere mirar cara a cara a ese niño que viene, que es negado en su cualidad de persona y, por tanto, cosificado. Pero el tipo de mirada que yo dirija al otro decide sobre mi propia dignidad. En el fondo, la moral, para mantenerse y no decaer en una formalidad vacía, necesita una base religiosa y las miradas del hombre han de estar sostenidas por la mirada de amor de Dios que nos crea: "Dios vio lo que había hecho; y era muy bueno" (Gn 1, 26.31).


Os animo a leer este pequeño y precioso libro.

Guillermo J. M.. Domingo, 26 de Junio de 2005

23 junio 2005

La sabiduría para vencer al sida en África



Después de un viaje al África subsahariana, David Brooks escribe en "The New York Times" (12 junio 2005) que la lucha contra el sida no se puede ganar sin cambios de conducta que vienen favorecidos por convicciones religiosas.

Brooks habla de su visita en el sur de Mozambique a una pequeña iglesia con techo de hojalata y un muro hecho de ramas, donde se reúnen mujeres para cantar y rezar y cuidar a los huérfanos de víctimas del sida. Cuando se habla con ellas de lo que hacen para evitar el sida, al principio hablan de que es importante usar el preservativo. "Pero pronto pasan del lenguaje sanitario a otro muy distinto. Dicen: ‘Es más fácil que alguien que ha sido tocado por Dios acepte cuando una mujer dice no’. Hablan de rezar por el hombre que pega a su mujer seropositiva, y tratar de integrarlo en la congregación. En su iglesia hay polígamos, pero dicen que Dios prefiere la monogamia".

Brooks señala que si bien el tratamiento contra la infección es un problema técnico, la prevención no lo es. "La prevención tiene que ver con un cambio de conducta. Se trata de llegar al corazón de la gente en sus momentos vulnerables –cuando beben, cuando se dejan llevar por la pasión– y moverles a que cambien la conducta que apenas han cambiado bajo una amenaza de muerte".

"Hemos intentado cambiar la conducta, pero lo hemos intentado sobre todo con medios técnicos para prevenir la extensión del sida, y esas técnicas han sido necesarias pero insuficientes". La información sola tampoco basta. "Los informes indican que la gran mayoría comprende, al menos intelectualmente, el peligro del VIH. Pero siguen practicando conductas de riesgo".

"Hemos proporcionado condones, pero tampoco esto basta. Los informes indican que una gran mayoría sabe cómo conseguir condones. Pero eso no significa que de hecho los usen, como lo demuestra que las tasas de infección se mantienen estables o aumentan".

La mejora económica es también necesaria, pero insuficiente. "Los que más contribuyen a la propagación de la enfermedad son gente relativamente bien situada. Son mineros que tienen relaciones con prostitutas y que luego transmiten la infección a sus mujeres. Son maestros que venden los títulos por sexo. Son viejos ricos que tienen relaciones con chicas de 14 años a cambio de teléfonos móviles".

La crisis del sida necesita ser abordada con otro lenguaje, dice Brooks. "La crisis del sida tiene que ver con el mal. Tiene que ver con pequeñas bandas de depredadores que conscientemente infectan a mujeres sin que les importe nada. La crisis del sida tiene que ver con la inviolabilidad de la vida. Tiene que ver con gente que subestima tanto su propia vida que le parece que una conducta arriesgada carece de importancia y que acepta la muerte de modo fatalista".

La crisis del sida tiene que ver con muchas cosas ("confianza, miedo, debilidad, tradiciones, tentación"), ninguna de las cuales puede ser abordada desde fuera. "Debe ser abordada con el lenguaje del deber, anclando la conducta en un conjunto de ideales trascendentes y de fe".

"Este es un lenguaje que no suelen hablar los gobiernos y las organizaciones de ayuda humanitaria. Es un lenguaje que debe ser hablado por gente que pone en conexión palabras como ‘fidelidad’ y ‘abstinencia’ con algún credo más amplio. Tiene que ser hablado en África por gente que conozca las creencias locales sobre los ancestros y lo sobrenatural. Es un lenguaje que tiene que ser hablado por un viejo respetado, un vecino, una persona que conoce tu nombre".

Gracias al catolicismo en África

En un artículo publicado en www.mercatornet.com (2 junio 2005), el periodista australiano Michael Cook responde a quienes dicen que la Iglesia católica favorece la expansión del sida en África por no promover los condones.

Cook señala la incongruencia de quienes piensan que si los africanos no usan más el preservativo es porque el Papa no lo permite. Según esta idea, "los católicos africanos son tan piadosos que si tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio, acuden a prostitutas o toman una tercera mujer, se abstendrán devotamente de usar condones porque el Gran Padre Blanco les dice que no lo hagan. (...) Pero estos católicos africanos no pueden ser a la vez tan santitos a la hora del uso de los condones y tan malos a la hora de resistir a la tentación".

"Superponer los mapas de la prevalencia del sida y de la prevalencia del catolicismo basta para echar por tierra la conexión entre Iglesia católica y sida. En Suazilandia, donde el 42,6% de la población está infectada, los católicos son solo el 5% de la población. En Bostwana, con un 37% de la población adulta infectada por el VIH, solo el 4% de la población es católica. En Sudáfrica, con un 22% de la población adulta infectada, los católicos son el 6%. En cambio, en Uganda, donde los católicos son el 43% de la población, la proporción de población adulta infectada es un 4%".

Si se tiene en cuenta la atención a los enfermos, resulta que "en torno al 27% de los cuidados sanitarios para afectados por el VIH/sida son proporcionados por instituciones de la Iglesia y ONG’s católicas. Estas gestionan en África una vasta red de iniciativas que llegan hasta los más pobres, los más alejados y los más olvidados".

22-06-2005
077/05

22 junio 2005

Un milagro llamado Juan Pablo




Tiene apenas sesenta días de vida. Se llama Juan Pablo y con su vocecita, casi de susurro, va comunicando su mensaje entre doctores, mujeres que le atienden y personas que lo conocen. No tiene cerebro debido a una malformación durante su gestación. Cuenta sólo con el tallo cerebral, lo que le permite desarrollar las funciones elementales para vivir.

Nació en una institución pública de la ciudad de León, en México. Su madre, sin conocer su estado de salud, lo dio en adopción desde su nacimiento quedando en la sombra del anonimato. De hecho nadie advirtió su malestar sino hasta un mes después.

La casa de adopción VIFAC (Vida y Familia), inmediatamente le buscó acogida en uno de los hogares de su lista de espera. Una familia le recibió con inmensa alegría. Lo llevaron a casa, lo bautizaron; pero pronto su felicidad se tornó en desencanto. Simplemente no era el bebé que esperaban y en esos días recibieron la llamada de otra casa de adopción para recibir un bebé sano.

¿Qué hacer con Juan Pablo? Para la joven pareja creció la dificultad de decidir viendo a su ángel sin cerebro dormidito entre las sábanas de su nueva cuna. Ya no sería la cuna de Juan Pablo. Nuestro ángel voló de regresó a la casa de adopción hasta encontrar una familia que le quisiera sabiendo que, quizá, nunca dirá mamá y que su reloj de arena marcará la hora de partida en poco tiempo.

Así llegó la historia de Juan Pablo hasta su actual familia. Un matrimonio joven de León, con hijos propios, y con un corazón tan grande como para aceptar con amor este nuevo Don que Dios les confiaba. «No sean tontos, será una carga…» «Significará gastos médicos y las cosas no están para eso…» «Se encariñarán con él y después sufrirán su muerte…»

Todo tipo de “recomendaciones” llovieron a la puerta de su hogar, pero el amor a la vida, a la inocencia y a la fragilidad de Juan Pablo, ha sido un sol mucho más fuerte y luminoso. «No te imaginas lo especial que es -me decían-. Cada momento encierra en sus ojitos el esfuerzo por vivir.»

Como buen ángel, este bebé llega con un anuncio. Su corta vida trae como lluvia fresca el mensaje de otro Juan Pablo, el del gran Papa que siempre defendió la vida, sobre todo la de los más indefensos, haciéndonos valorar la dignidad de toda persona por el hecho de ser persona, con salud o en la enfermedad.

Parece una contradicción, pero la historia de Juan Pablo es un milagro, un milagro de amor. Una llamada al amor y al agradecimiento por la vida, así como una exigencia a protegerla y defenderla por encima de cualquier otro valor.

Actualmente, la familia del bebé ha comenzado una cadena de oración. Esperan que mucha gente se una a ellos pidiendo a Juan Pablo el Grande que interceda desde el cielo por la vida de nuestro pequeño Juan Pablo.

Roel Osorio
Buenas Noticias
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Más sobre la manifestación del 18J en Madrid

El 18J ha sido un día festivo, alegre e inolvidable



la manifamilia

A partir de las 15.00 horas empezaron a llegar los organizadores y voluntarios. Poco a poco los manifestantes se fueron congregando. y antes de las 17.30 el centro de Madrid se encontraba abarrotado.
Pasadas las 18.00 horas, la pancarta principal, con el lema "la familia sí importa", comenzó a avanzar. Entre las 19.00 y las 20.00 horas se leyeron las intervenciones y el manifiesto, leído por Cristina López Schlichting, periodista de la Cadena COPE.
Estuvieron presentes un millar de asociaciones civiles venidas desde 25 paíes; Europa, América, África, etc.
Antes y después de estas declaraciones, actuaron payasos y se animó la fiesta con música. Al final del acto, antes de las 21.00 dio comienzo un breve concierto que retuvo a los jóvenes un rato más en Sol.

Según Libertad Digital, "el apoyo a la Familia en Madrid se convierte en un referente de manifestación democrática"

un millón y medio en defensa de la familia

Las calles principales de Madrid se transformaron en la gran fiesta de la familia, con un millón y medio de asistentes.
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Nota de prensa sobre el 18J de Foro Español de la Familia

Telemadrid, líder de audiencia el 18J con su seguimiento de la manifestación

Referente de manifestación democriática

Hundreds of Thousands Protest Gay Marriage Bill in Madrid

noesigual.org - ILP