10 noviembre 2012

joven violada por su padre defiende la vida


Verónica Cardona, una mujer colombiana de 21 años que quedó embarazada a los 16, tras ser violada por su propio padre, reveló el drama que pasó y cómo Dios le dio fuerzas para continuar, y ahora exhorta a las mujeres que pasan por casos similares a que “¡no tengan miedo de decirle sí a la vida, no tengan miedo de decirle sí al amor!”. 

 Entiendo que usted sufrió una violación y de aquello quedó embarazada. ¿Cuál fue el primer impacto al enterarse del embarazo y cómo llegó a aceptar a la nueva vida que llevaba consigo?

Bueno, el primer impacto fue sentirme totalmente destrozada. Fue un impacto muy grande el darme cuenta de que estaba embarazada. En ese preciso momento sentí que mi vida se había frustrado, más aun porque sabía que el bebé que venía en camino era el “producto” de una violación por parte de mi propio papá. Caí en depresión unos días, no quería matar a un ser inocente pero tenía miedo, quizás el mismo miedo que sienten muchas mujeres al enterarse de que están embarazadas. Miedo a que no fuera capaz de salir adelante, miedo a los prejuicios, miedo a que me vieran con lastima, miedo a afrontar la realidad, miedo a quedarme sola. Naturalmente casi toda mi familia, doctores, jueces, en fin todos querían que abortara y más aún aquí en Colombia, que se acababa de hacer “legal” el aborto en tres casos: por violación, por malformación y por riesgo de la vida de la madre. Yo cumplía con todos los requisitos: violación, una posible malformación por la información genética, y mi vida estaba en riesgo pues era un embarazo de alto riesgo
 Por otra parte, recodaba un día en el cual mi mamá llorando me pedía perdón pues ella había intentado abortarme, no quería que yo viviera, y pensé que yo no tenia el derecho de arrancarle la vida a nadie y menos a una personita indefensa que no podría defenderse, una personita que no me había hecho nada a mí. Y así, aunque en mi familia me dejaron de hablar por unos días, sólo mi mamá me apoyaba en mi decisión, pues me había dicho que fuera cual fuera mi decisión era mía y me iba a apoyar. Y así comenzó a crecer en mí el más grande milagro de amor. Fue una experiencia aunque dura, hermosa, cuando veía las ecografías podía darme cuenta del gran milagro de la vida, sentir sus pequeños pero inofensivos golpecitos en mi estomago. Y luego ver su ternura al nacer. 
  
¿Recibió consejería, o algún auxilio durante este proceso? ¿De quién y cómo fue? 
Para este tiempo mi mamá se encontraba asistiendo a una comunidad católica, y ellos me ayudaron bastante. Me animaban a seguir en mi decisión de traer vida al mundo, ya fuera que al nacer diera a mi hija en adopción, o decidiera quedarme con mi hija y salir adelante. Hablábamos de los muchos niños que han sido abortados. 

  ¿Qué papel jugó Dios para usted durante este tiempo? 
Durante este tiempo quise olvidarme de Dios. Me enojé con Él porque no podía entender cómo un Dios tan bueno y con tanto amor hacia mí podía permitir que me pasara esto, que no había hecho nada malo en la vida, y que desde antes de nacer ya estaba sufriendo bastantes dificultades pues desde el vientre de mi mamá ya no era deseada. No podía entender, mas sin embargo me refugiaba en Él y le pedía fuerzas para continuar adelante, y hoy estoy segura de que Él siempre estuvo conmigo en mis noches y días de llanto. ¡Era Él quien me animaba y me levantaba!  

¿Cómo se animó a compartir su experiencia y participar en marchas en favor de la vida? 
 Después del nacimiento de mi hija, me sentía con muchos vacíos y busque llenar mis vacíos y refugiarme en muchas cosas: amigos, fiestas, trago, trabajo. Por esa época, los papás de mi mejor amiga se iban a separar y los invitaron e ellos a un retiro espiritual de parejas en la comunidad Lazos de Amor Mariano. Ellos asistieron a pesar de haber hablado ya con sus abogados para empezar el proceso de separación, y cuando regresaron de este retiro era impresionante, parecían novios. Se decían amorcito, mi vida, se daban bocados de comida, se cogían de la mano. En los años que llevaba de conocerlos nunca había visto esto y yo soy como parte de la familia, incluso me encontraba trabajando con ellos. Ellos quisieron que yo fuera a un retiro de conversión en la misma comunidad. Tengo que admitir que sentí miedo de ir, porque sabía que me iba a encontrar con Dios, iba a entender muchas cosas. 
Sentía miedo porque hacía un tiempo le había dado la espalda a ese mismo Dios que siempre estuvo a mi lado. ¡Estando en el retiro pude volver a vivir! Pude perdonar a mi papá y a todos los que alguna vez me habían hecho daño. Entendí muchas cosas, me sentí digna nuevamente, ¡volví a nacer!, ¡fue hermoso! Cuando salí del retiro, sentí un gran deseo de pertenecer a esta comunidad, así que empecé un proceso. Por gracia de Dios, empecé a servir y me di cuenta de que la vida es un don. 
 Me indignaban, como me indignan ahora, los argumentos de los abortistas, que se escudan en casos como el mío para matar a un inocente y llenar sus bolsillos con dinero manchado de sangre inocente, diciendo que cada vez que veas a ese niño vas a recordar el momento tan doloroso en que fuiste abusada, o que si tiene alguna malformación va a ser un niño infeliz, o que si mueres quién cuidara de tus hijos. Argumentos tan tontos como el que me dio una feminista ecuatoriana, Diana Rodríguez, estos días por Twitter, donde me decía que en la conquista de la sociedad no participan los que han sufrido las circunstancias, y yo digo que absurdo es esto. Y al preguntarle que entonces quiénes participaban, me responde que es un insulto a su inteligencia debatir conmigo y bloqueó mi cuenta en su Twitter. Sentí la necesidad enorme de gritar la verdad al mundo, que es que un hijo nunca te recordará las circunstancias, porque es una persona absolutamente diferente, por el contrario te ayudará a sanar las heridas, le dará alegría y sentido a tu existir
Lo digo desde mi propia experiencia y no como los abortistas que hablan sin siquiera conocer o haber pasado por una experiencia de estas, porque la mayoría que apoyan el aborto no han abortado, pues las mujeres que, engañadas, abortan después son defensoras de la vida. No son infelices los niños con malformación. Además, la mayoría de diagnósticos médicos en estos casos se han equivocado. Según ellos, mi hija iba a ser un ogro y bueno, hoy es el más bello ogro. No tiene ninguna dificultad, no tiene ninguna enfermedad, no tiene ningún retraso. Y si lo tuviera, como una primita mía, no sería infeliz, por el contrario ella es absolutamente feliz. Y eso de que se puede abortar por riesgo de vida de la mamá, pues mueren mas mujeres abortando que mujeres dando vida. 

  ¿Qué opina de que casos como el suyo sean usados como bandera por quienes promueven el aborto? 
 A los abortistas no les importa la mujer como quieren aparentar. Si les importara verdaderamente, no ofrecerían un aborto sino, por el contrario, ayuda para salir adelante con su hijo, aceptarían realidades como el síndrome post- aborto, aceptarían que la vida comienza en la fecundación del óvulo como lo dicen los científicos. Reclaman “derechos” de la mujer y ellos son los primeros en pasar por encima de ellos, pues las mujeres tenemos derecho a saber la verdad, algo que ellos no hacen. Las mujeres tenemos derecho a una maternidad, y ellos pasan por encima de este hermoso don, convirtiendo el vientre de las mujeres en la tumba de su propio hijo. ¡El aborto no desembaraza a nadie! Matar no es una opción, es la peor decisión. La vida engendra vida, la muerte, por el contrario, engendra muerte, dolor, llanto, desesperación, angustia y una culpa que muy difícilmente se borrara de tu mente, de tu alma, de tu ser. Los abortistas no deben jugar con el dolor de la mujer y de muchos hombres también que son victimas de una aborto. Por último, quiero invitar a todos los católicos, cristianos, evangélicos, ateos y a todos los que están a favor de la vida, a que no nos cansemos de ser la voz de aquellos, que aunque tienen voz y derechos, han querido callarlos desde el vientre. ¡No tengan miedo a decirle sí a la vida, no tengan miedo de decirle sí al amor! Quisiera terminar con una frase de nuestro fundador, Rodrigo Jaramillo, “quien aborta a un niño de su vientre, aborta a Jesús de su corazón”. Y añado yo: “pues Jesús es la misma Vida”. 

 ¿Lograste perdonar a tu padre? Por gracia de Dios pude perdonar a mi papá, mirarlo a los ojos y darle las gracias por haberme dado la vida. Tu hija ¿sabe lo que ha pasado? o ¿eventualmente se lo explicarás? Mi hija aún no sabe bien todo lo que pasó, pero poco a poco le iré contando. Ella tiene derecho a saber la verdad. 

 Aciprensa.com

23 octubre 2012

Cómo cambia el cerebro un aborto provocado



Estudio publicado en Cuadernos de Bioética por la Dra. Natalia López Moratalla.
El cuerpo no miente.Todo lo que ocurre en él con una carga emocional fuerte es recogido en el cerebro.


REDACCIÓN HO / CíViCa.- Por Natalia López Moratalla, Catedrática de Bioquímica de la Universidad de Navarra - Presidenta de AEBI– Publicado en Cuadernos de Bioética, XXIII, 2012/2ª, págs.. 565-584.

“La supervivencia de las especies ha exigido proteger la gestación como el proceso más armónico y preciso de toda la Naturaleza”. Es una adaptación “de todo el organismo de la hembra a la simbiosis con la vida de quienes se desarrollan en ella”.

Para ello el cerebro maternal cuenta con dos mecanismos básicos: la eliminación de las consecuencias del estrés, ya que “la hormona del estrés, el cortisol, que se segrega ante estímulos estresantes, daña el desarrollo de los órganos del hijo”. Y el segundo: “la progesterona del cerebro hace que se sintetice la oxitocina, conocida como la hormona de la confianza, que predispone a la madre al cuidado de la prole”.
Con el embarazo, en la mujer esos mismos mecanismos desarrollan el cerebro social, muy sensible a la oxitocina, haciéndolo emocional y cognitivamente maternal. “Es el vínculo de apego más fuerte que se genera en un viviente hacia otro”.
¿Hay una relación causal entre aborto voluntario y problemas psiquiátricos? Tres aproximaciones científicas han podido dar una respuesta que es afirmativa. Las neurociencias empiezan a contestar a la causa del quebranto de la salud psíquica.
Contenido del Estudio de la Catedrática en Bioquímica:
1. Estudios epidemiológicos de los efectos del aborto en la salud mental.
Suicidio.
2. Trastorno de estrés postraumático (TEPT).
El TEPT, una alteración cerebral de los circuitos de la respuesta al estrés ¿Cómo procesa el cerebro el miedo que provoca un evento biológicamente negativo? Miedo condicionado.
3. Estudios de neuroimagen en el TEPT.
4. Estudios genéticos de la vulnerabilidad al estrés y la resilencia.
Mutaciones genéticas 
Vulnerabilidad de las mujeres a los eventos estresantes.




 

11 octubre 2012

Reflexiones y testimonio como matrona




Me llamo Mª Lourdes Palau y llevo casi 30 años trabajando como matrona. Soy madre de 4 hijos.
A lo largo de estos años de profesión, atendiendo a cientos de madres, he llegado a una profunda convicción: mi convencimiento total de que los niños que llegan tras un embarazo inesperado es decir, que no son buscados ni deseados en su inicio, pueden ser muy felices y hacer felices a sus padres y familiares, si son finalmente aceptados.
O sea, que más que hablar de niños deseados o no, debemos hablar de bebés aceptados o no.
Por mi experiencia veo que esta aceptación suele ocurrir a lo largo del embarazo, como muy tarde en el 4º o 5º mes, casi siempre cuando la madre escucha el corazón de su hijo o siente sus pataditas.

Estoy profundamente convencida de que un hijo es siempre, siempre, una bendición para la madre y para la familia que lo acoge. Insisto en que un hijo nunca, nunca, es una desgracia, venga en las condiciones que venga.
En todo caso será un problema con una solución. Y ante la duda de seguir o no un embarazo y acertar adecuadamente (en bien de la madre, del niño y de todos), debemos apoyar a la madre (a veces, bastan sólo unas pocas palabras), apoyarle y darle tiempo a que surja su instinto maternal y de protección hacia su hijo. Así evitaremos que se produzcan dos víctimas como mínimo: la madre y el hijo
En la vida hay un consejo muy valioso: “no tomar nunca decisiones graves o importantes de una manera apresurada, ni cuando estamos en desolación”. Así pues, podemos deducir fácilmente que una mujer en las primeras semanas de embarazo, por muchos motivos, como es el encontrarse mal o agobiada por tantas cosas, puede perfectamente no estar en condiciones de tomar decisiones drásticas y apresuradas y, por el contrario, sí ser muy sensible a nuestro apoyo y ánimo. Después nos lo agradecerá. No lo dudemos. Necesita tiempo para asimilar su nueva situación y verla positivamente.
Lo sé por experiencia
¡A cuántas madres he visto transformarse su semblante de angustia e indecisión en ilusión y felicidad en unos pocos días o semanas. Madres ilusionadas y felices que después del embarazo, con su bebé ya en brazos, me dan las gracias por haberles animado a seguir adelante y proteger así a su hijo. Ha sido una de las satisfacciones más grandes de mi vida. Son ya incontables.
Durante el embarazo y por supuesto después, ya como madres realizadas, yo no veo ninguna diferencia entre estas madres y las que buscaban un embarazo durante años. Su expresión feliz me lo confirma. 
Tengo que reconocer que no siempre he pensado así
Aunque por la educación recibida nunca he estado a favor del aborto, durante mi formación como enfermera lo habría aceptado en “casos extremos”.
Sin embargo algo cambió en mí cuando, años después, realizaba las prácticas como joven estudiante de Matrona: tuve que atender a una mujer con un aborto espontáneo de 12 semanas, y cuando cogí con gran respeto, en la palma de mi mano, aquel minúsculo bebé de 6 cm, con unos pies y unas manitas del tamaño de una lenteja, perfectos sus deditos, y lo contemplé conmovida, mi admiración no tuvo límites ante tanta perfección en miniatura. Ya no podía hacer nada. Había fallecido, sin culpa de nadie.
Semanas después, asistí impotente al aborto espontáneo de unos gemelitos de unos 5 meses. Dos niños. Nacieron vivos y delante de mí agonizaron, largo tiempo, mientras abrían sus boquitas buscando el aire que no podían asimilar por su gran inmadurez… Mirándolos yo lloraba desconsolada, sintiéndome terriblemente impotente, y pensaba: si esto es tan terrible, siendo espontáneo ¿qué debe ser un aborto provocado, adrede y cruel?
Un año después, en 1985, ver la película de un aborto “en directo”, de 12 semanas (“El grito silencioso”) ya fue definitivo para mí.
Estas experiencias me marcaron y ya nunca más dudé de que haya que hacer todo lo posible por evitar esas tragedias.
Pues, aunque siempre hay un “duelo” ante la muerte de un hijo, ya sea fuera o dentro de la madre, este dolor se supera mejor si no hay sentimiento de culpa; pero el terrible Síndrome post-aborto, cuando la muerte del hijo es provocada, es muy difícil de superar, pues la madre se siente “madre” de ese hijo “ausente” por no haberle ella protegido, y muchas veces a lo largo de su vida lo recordará, con sentimiento de culpa.
Esas madres quedan muy heridas.
A nivel físico he visto muchas mujeres que luego no han podido ser madres de nuevo, han quedado infértiles o con abortos espontáneos de repetición.
Todas ellas quedan heridas en su psicología y, sobretodo, estoy segura, también en su alma.

Quiero contarles que en una ocasión, ya como madre, sufrí mucho ante un embarazo con predicción de que el bebé podía venir enfermo.
Recuerdo mi tremenda angustia y sufrimiento en ese momento, pero mi experiencia como matrona y mi amor por la vida, que ha ido aumentando a lo largo de estos años, y mi Fe (que, como creyente, me daba la certeza de que Dios nos ayudaría si llegaba esa dificultad), todo ello me ayudó a aceptar a mi hijo y amarlo y ayudarlo en todo lo que fuera necesario para que él naciera y fuera feliz. En ningún momento me planteé el aborto.
Ya nacido, sus primeros meses y años no fueron fáciles, tuvo problemas de salud y hubo momentos en los que incluso temimos por su vida. Esta experiencia dolorosa me ha servido para comprender muy bien a las madres que pasan situaciones parecidas.
Actualmente soy muy feliz (y él lo es, también) con mi hijo de 18 años que ha sido, y es, ¡una gran bendición para todos nosotros! 
A lo largo de estos casi 30 años ejerciendo como matrona, a medida que aumentaba mi amor y respeto por las madres embarazadas y por sus bebés, he asistido impotente a un cambio lento y nefasto de mentalidad (en la sociedad, en el personal sanitario y también en las madres embarazadas), surgiendo una mentalidad muchas veces contraria a este respeto por cada vida humana, venga en las condiciones que venga….
Lo que hace 40 años era considerado como una aberración o asesinato (y sólo se daban casos aislados), con el paso del tiempo se ha ido aceptando, cada vez más, como algo habitual y sin demasiada gravedad. Se ha ido aceptando lo inaceptable.
Uno de los factores que ha predispuesto a esto ha sido el que muchas veces se ha querido esconder esta cruda realidad cambiando las palabras verdaderas por otros nombres erróneos, términos “suavizados”, que quieren disimular esta triste realidad. 
La primera vez que me percaté de esto fue cuando, hace unos 25 años, recibí dos folletos divulgativos. Ambos folletos, y que recibí al mismo tiempo, eran bien distintos.
En uno, dirigido a futuros padres se hablaba del pequeñín engendrado, en términos de: “vuestro hijo”, “vuestro pequeño”, etc.
En el otro folleto, que trataba el tema de la Sexualidad para jóvenes, al hablar del mismo pequeñín se decía, refiriéndose a la posibilidad de Interrupción Voluntaria del Embarazo (no se nombraba la palabra aborto, sólo a veces IVE, porque “suena” mejor), se comentaba la posibilidad de “vaciar”, sacar el “contenido uterino”.
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O sea, que según el interés, se pasaba de hablar de “vuestro hijo”, a hablar de “contenido uterino”. Como si dentro de la matriz de una mujer gestante pudiera haber a veces un hijo y otras veces “otra cosa”. Como si este pequeño fuera un quiste o similar.
Daba náuseas comparar ambos folletos y, por supuesto, este último fue directamente a la basura.
Hace años los partidarios del aborto decían que un embarazo podía ser “interrumpido” porque ese ser “sólo era un grupo de células”, y no un niño pequeñito. Así querían convencer a la sociedad.
Ahora ya no van con tapujos, pues todos podemos ver las fotografías y sabemos que es un bebé pequeñín, sin ninguna duda. 
Ya no pueden engañarnos. Y, ni lo intentan…
Hace unos meses se publicaron unos artículos impresionantes.
Uno de ellos son las directrices a los ginecólogos del Reino Unido, en las que se indica que en los abortos de más de 21 semanas se debe realizar un feticidio antes de extraer el feto con el aborto. El feticidio se hará poniéndole una inyección “directa a su corazón” para matarlo directamente, y evitar así el riesgo de que pueda nacer vivo ya que eso no es lo que se pretende pues, si sobrevive y se deseara su muerte después, hay problemas legales a partir del nacimiento porque ya se le considera un ser humano con derecho a vivir.
Recientemente, en una revista inglesa (Journal of Medical Ethics), dos médicos pro-abortistas se atrevían a defender su postura de que “no nos engañemos, ya que filosóficamente no hay diferencia entre un feto dentro del útero y dos minutos después en que ya es un recién nacido”. Afirmaban que los mismos motivos que justifican un aborto valen también para eliminar al recién nacido, ya que éste no es aún una “persona real” porque no tiene conciencia de sí mismo. Y decían que estaría bien que la Ley permitiera matar a un recién nacido durante su primer mes de vida fuera del útero.
Yo me pregunto: ¿al mes ya sería persona? Y ya con ironía: ¿mes “lunar” de 28 días? ¿O mes “solar” de 30? ¿O de 31? ¿Quién establecería el tiempo exacto? Un día antes estaría amparado por la Ley que permitiera matarlo y un día después sería un asesinato. 
A esto, dichos médicos ingleses lo llaman aborto posnacimiento (en vez de infanticidio que es como lo llamamos actualmente, o asesinato de un bebé, como diríamos en un lenguaje más común). Una vez más, ponen términos que confunden la realidad.
Otro médico inglés (Max Pemberton, que decía no estar en contra del aborto y que había participado en algunos) comentando este artículo tan discutido de estos dos médicos, reconocía en su escrito titulado “Decidiendo cuándo comienza el derecho a vivir”, reconocía tener malestar cuando se preguntaba a sí mismo ¿por qué la Ley protege a unos bebés sí y a otros no? ¿Por qué podemos matar a un feto enfermo, si aún no ha nacido, y no podemos hacerlo si ya ha nacido? Realmente, se preguntaba y nos preguntaba, ¿es tan aberrante, o, quizás no?
Y explicaba que, con frecuencia, puede darse el caso de que en el mismo Hospital un niño nacido prematurito, de 22 semanas, se esfuerzan los médicos por salvarlo, mientras al lado una mujer embarazada del mismo tiempo, está esperando la intervención del aborto para ser destruido. ¡Qué diferencia entre un niño y el otro!
Este médico reconocía que esto es “un laberinto moral y que con cualquier camino que tome me siento incómodo con la conclusión lógica”. 
No es extraño ese malestar porque, aunque los hombres se crean “dioses” para decidir sobre la vida o la muerte de otros, en el fondo nuestra conciencia no se siente tranquila de decidir sobre la vida o la muerte de unos pequeños inocentes.
Si la mentalidad en un futuro va por este camino, habría que preguntarse: ¿quién tendrá el poder de decidir sobre la vida o la muerte?: ¿la madre?, ¿el padre?, ¿los médicos?, ¿los gobernantes?, ¿los sociólogos?, ¿los economistas?
Es una pendiente resbaladiza que sólo puede conducir al caos, al relativizar muchas vidas humanas. Pues, insisto, ¿quién decidirá qué ser humano con un determinado defecto, debe vivir o no? ¿Y, quién decidirá qué defectos o enfermedades, “sí” o “no”, pasen “la criba” y tengan derecho a vivir?
Si la madre quiere proteger y cuidar a su hijo y los demás no, ¿qué pasará?, ¿le arrebatarán y matarán a su hijo (como están haciendo en China), por intereses determinados, económicos, etc.? ¿Y si ella no puede, pero sus abuelos o unos padres adoptivos desean adoptarlo y cuidarlo, ¿se les permitirá?
Como matrona, muchas veces ante madres gestantes que quieren hacerse “todas las pruebas posibles” para ver la “calidad” de su hijo, les informo de que eso es una “utopía” porque ninguna de las pruebas que ahora existen, ni todas juntas, son seguras al 100% en su resultado y precisión.
Hay muchos errores, no sólo en lo referente a la salud del bebé, sino incluso en el cálculo de la semana de gestación…
Algunas veces les he dicho, que como son pruebas indirectas a través de la madre y que pueden fallar, ¿qué les parece si saliera una Ley que al nacer el bebé tuviéramos un mes de tiempo para hacerle pruebas en directo y, según el resultado, se decidiría si dejarlo vivir o no? Ante esa pregunta, tan cruda y fuerte, su sorpresa es grande y me miran con ojos muy abiertos y horrorizados: ¡Ah, eso no! ¡Nunca! Porque entonces ya lo vemos, ya lo conocemos y queremos.
Si por querer al bebé deseamos que éste viva, lo que hemos de hacer es quererlo, quererlo mucho, digo yo. Y eso, gracias a Dios, no es difícil. Preguntemos, si no, a una madre o a un padre con un hijo con cáncer u otra enfermedad grave si desean que viva más tiempo o no. ¿No están a su lado, día y noche, dándole mucho amor?
A veces me pregunto: ¿con el tiempo me seguirá siendo útil este argumento ante las madres preocupadas y seguiremos sintiendo un escalofrío ante esa posibilidad de desechar a un recién nacido si no es como lo hemos soñado? o, como ha pasado con el aborto en los últimos 25 años, ¿nos habremos ido acostumbrando?
Sería un nuevo nazismo, aceptado por muchos…
Dios quiera que no y que sea lo contrario: sentir un gran amor por cada vida humana que se nos regala como un “don”, y que puede vivirse en plenitud incluso con deficiencias, porque su dignidad es intrínseca y no cambia según las circunstancias.
Conocemos a muchas personas con diversas patologías que son muy felices y hacen felices a los suyos.
“Amar y cuidar al que sufre nos engrandece y nos hace más humanos” (Benedicto XVI).
Todo ser humano tiene derecho a amar o, por lo menos, a ser amado. Ahí está la grandeza y dignidad del hombre.
Respecto a lo Legal, no aceptamos un cambio en la Ley en el que se siga permitiendo el aborto por causas psicológicas o físicas de la madre pues, no nos engañemos, todos sabemos que es el gran “coladero” por el que en España se hacen la inmensa mayoría de abortos. 
Aborto Cero
Nunca, por ningún motivo, bajo ninguna circunstancia, podemos justificar la muerte violenta de ningún bebé, de ningún inocente, dentro o fuera del útero materno.
¡NO a la muerte violenta de un sólo ser humano! ¡Nunca!
Ésta es mi opinión como matrona, como mujer, como madre.
María Lourdes Palau Fuster
Benicarló (Cs)







 

03 septiembre 2012

Badajoz: 3 mujeres a juicio por ofrecer a otras mujeres salidas al aborto

Mª José, Margarita y Anne en las puertas del abortorio 


Badajoz: 3 mujeres a juicio por ofrecer a otras mujeres salidas al aborto
A los tribunales por defender la vida
2 de septiembre de 2012

Ma José, Margarita y Anna serán llevadas a los tribunales por las denuncias de una clínica abortista de Badajoz. Su "delito" es acudir cada lunes y martes a las puertas de ese centro y ofrecerles a las mujeres que van a entrar una salida a su situación, de manera que desistan de abortar. En algunos casos lo consiguen.
Sobre las 9 de la mañana Ma­ría José, Margarita y Anna de­jan a sus familias, incluso sus trabajos, y acuden a las puertas del abortorio, como ellas pre­fieren llamarlo porque, dicen, no es una clínica, ya que allí no se cura nada, simplemente se mata a niños antes de nacer hasta los cinco meses y me­dio de embarazo como el pro­pio abortorio se anuncia en la prensa.
Piensan que no pueden estar sin hacer nada ante la realidad del aborto porque tendremos que rendir cuentas un día de­lante de Dios no solamente por el mal realizado sino también por el bien que no hayamos he­cho. Además, "tenemos dere­cho a luchar por el mundo que queremos para nuestros hijos, dice Margarita, y por la socie­dad en la que queremos vivir".
Afirman que se ejerce vio­lencia contra una mujer acu­ciada por problemas de pare­ja, económicos, laborales... que se queda embarazada y a la se ofrece como única salida el aborto, porque se la inclina a tomar una decisión que segu­ro que no tomaría cuando se le ofrece ayuda.
Además cuentan que falta información, no se les enseña a las mujeres las ecografías de sus hijos cuando van a abortar, lo que sin duda haría que mu­cha gente se lo pensara mejor, y aportan datos. En Estados Unidos de cada 10 mujeres que piensan abortar y ven la ecografía de sus hijos, solamen­te  una aborta. Los abortorios son conscientes de ello y hacen lo que sea para no peder negocio, que en el fondo es de lo que se trata.
Anna dice que además de ofrecer una salida a las muje­res que acuden a abortar para que no lo hagan, mantienen su oferta de ayuda después de haber abortado. "Sabemos que la mujer después del aborto lo pasa mal. Existe el conocido síndrome post-aborto", dice Anna. En este sentido, Marga­rita asegura que cuando una mujer sufre el síndrome post­aborto, se le niega el derecho a estar enferma porque no se re­conoce y los síntomas son cla­ros: sueños recurrentes, miedo a estar sola, deseo que quedar­se nuevamente embarazada, promiscuidad sexual o autolesiones. "Me decía una vez un abuelo que en su familia no sa­bían por qué su hija, desde ha­cía tres años, estaba teniendo un comportamiento muy agre­sivo, destrozando muebles en casa, autolesionándose... no lo sabían. Ahora nos hemos ente­rado de que hace seis años ha­bía abortado y hace tres años algo le ha pasado que le ha he­cho sacar todo esto".
Historias espeluznantes

Preguntadas por lo que han visto a las puertas del abortorio, Mª José afirma que "sobre todo dolor. Hay algunas muje­res que no quieren entrar y son empujadas, como una chica de Montijo, que se resistía lloran­do y fue empujada adentro por su pareja, otras llevan un gesto muy agresivo, otras ni siquiera nos miran".
Por su parte Margarita asegu­ra que nunca olvidará "el caso de una chica alta, muy gua­pa que salió del abortorio con su pareja después de abortar. Iba sujetándose la tripa, como desorientada y caminó hacia la avenida Carolina Coronado. Tres o cuatro empleados del abortorio habían salido a fu­marse un cigarro y me sorpren­dió que se girasen para darle la espalda. Antes de llegar a la avenida se volvió, se echó a llo­rar sobre un contenedor de ba­sura... fue espeluznante, pero lo que me causó estupefacción fue como los del abortorio se giraban para darle la espalda constantemente y no verla, ni ayudarla; no le preguntaron si se encontraba mal o si podían ayudarle".
Anne recuerda la agresividad de muchos hombres, que pese a todo afirman que es la decisión de la mujer y no es cierto. Si en lugar de empujarlas a abortar, le dijeran "todo va a salir bien, yo te voy a apoyar, tu no te pre­ocupes... a lo mejor la mujer se­guiría adelante".
Las tres mujeres nos cuen­tan que en muchas ocasiones se ven salir ambulancias del centro porque se producen complicaciones en el aborto y las mujeres tienen que ser tras­ladadas a hospitales.
Cuando logran que una mu­jer se vuelva para atrás a las puertas del abortorio "nos da una alegría tremenda, nos abra­zamos, incluso lloramos y ellas también. Me acuerdo, destaca Mª José, de una chica de Cáceres que le dijo su madre ¿pero tú conoces a éstas? y ella res­pondió ¡no, pero me han ayu­dado a no abortar! Entonces nos abrazamos como si fuése­mos de la familia".
Concluyendo nuestra conver­sación Margarita enfatiza que "el aborto se ha ofrecido como una salida, y no lo es, es una puerta que tu atraviesas pero no vas a un sitio con más luz, vas a caer en un pozo. Yo ten­go escritas unas frases de una chica que abortó para dárselas a otras chicas que van a hacer­lo y dicen que no te quitas nin­gún peso de encima, al revés, te echas otro mayor. Cuando una mujer viene a abortar lleva una presión terrible, como si tuviese que soportar en sus hombros el peso de un camión, ¡terrible!, y en el momento que decide 'no voy a abortar es como si le cre­cieran alas: sonríe, se te abraza, te mira, es como si se le abriese el mundo. Yo no sé lo que pasa en su cabeza o en su corazón, pero algo maravilloso tiene que pasar".

La ayuda que nos ofrecieron fue el dinero para abortar

Los argumentos de los abortistas o de los pro-elec­cion parecen defender la salud de la mujer, la libertad de la mujer, pero si preguntamos a los protagonistas quizás nos sorprenderían sus respuestas. María y Pe­dro son una pareja joven que decidió abortar en su momento; aunque después, ya con el dinero en la mano y a pesar de que se habían desplazado 100 kiló­metros hasta Badajoz para hacerlo, encontraron una alternativa ayudados por las tres protagonistas de nuestra historia. En noviembre abrazarán a su hijo.
¿Cómo te sentías cuando ya habías decidido abortar? ¿Qué pasaba por tu cabeza?
Pedro: Pues ya te digo; eso supone intranquilidad, noches de insomnio... discusiones entre nosotros, muchos sentimientos y todos negativos.
María: Mala conciencia.
¿Cuál es el proceso que lleva a una familia nor­mal como vosotros, que ya tenéis otro hijo a con­templar el aborto como una opción?
Pedro: En ningún momento hemos querido abortar; esto ha sido una cosa deseada, lo que pasa que por las circunstancias del entorno y del trabajo.
¿No sientes el acto de decidir abortar como un acto de tu libertad?
Pedro: Si yo tuviera medios económicos ni se me pasaría por la cabeza. destrozarlo.
¿Nadie te ha ofrecido apoyo, ni las instituciones,Ayuntamiento, Asistencia Social...?
Pedro: La ayuda que nos ofrecieron fue el dinero para abortar. El único apoyo psicológico que hemos tenido fue encontrarnos cuando fuimos a abortar con tres personas en la puerta que me abrieron la posibi­lidad que no me hab ía abierto nadie, que era ayudar­me en lo que me hacía falta para seguir adelante.
¿Es lo que querías, sacar a tu hijo adelante?
Pedro: Naturalmente. Pero nadie nos apoyaba.
María: Con el primero sí que tuve ayuda y apoyo, pero con el segundo me han dicho "quítate eso de ahí, que solo te van a pasar desgracias con esa criatura".
¿Sientes que se han metido en tu vida para decir­te lo que tenías que hacer y lo que no?
Pedro: Esto viene por presiones externas a nosotros lo de plantearse abortar. Viendo la situación en la que estamos, ¿la gente qué te va a decir? ¡Quítatelo de en medio!, que es lo más fácil.
¿Nadie os ha hablado de los síntomas del síndro­me postaborto? Sueños recurrentes, tristeza, discu­siones, infravaloración personal?
Pedro: Nadie me ha hablado de esos síntomas pero los he estado yo viviendo mientras pensaba en abor­tarlo, no hace falta que nadie me lo cuente.
La salud de la mujer es uno de los argumentos de los abortistas pero te iban a intervenir con anes­tesia general sin haberte hecho ninguna prueba.
¿Les manifestas a los profesionales que te atienden tu desconfianza por este hecho?
María: ¡Claro, ni analíticas ni nada! Bueno me hicie­ron una ecografía pero no me la dejaron ver.
Pedro: Les planteamos la extrañeza, es decir: aquí el mismo día que venimos, sin ningún tipo de pruebas, la metes en quirófano directamente sin saber nada de ella, ni la cantidad de anestesia ni nada.
María: Que fuese sin comer y sin orinar una hora antes. Es lo único que nos dijeron.
¿No os dieron un presupuesto, algo por escrito?
Pedro: Presupuesto ninguno; una tarjeta de la clíni­ca y por detrás nos pusieron: 16 semanas. 630 euros; 17 semanas. 730 euros. Doce horas para la vacuna 70 euros, anestesia general ocho horas de ayuno to­tal, una hora sin orinar y pago en efectivo.
¿Cómo os sentís ahora? ¿Os alegráis de no haber abortado? ¿Tenéis mejores perspectivas?
María: Nos alegramos de no haber abortado pero seguimos teniendo miedo de cara al futuro. Ahora tenemos ilusión, el día que fuimos para allí íbamos como resignados. Por lo menos ahora tenemos algo que nos da fuerzas para seguir luchando. Eso es lo que encontramos en la puerta del abortorio cuando ya íbamos con el dinero en el bolsillo. Íbamos a lo que íbamos; pero gracias a Dios en la puerta nos pa­raron y hablamos. M.C

Publicado por Archidiócesis de Badajoz, España


 

30 agosto 2012

Bendición de embarazadas en San Ramón Nonato en Málaga España


San Ramón Nonato es el patrón de las embarazadas y parturientas, por este motivo, la parroquia malagueña dedicada a este santo ilerdense celebrará su ya tradicional bendición de embarazadas en la Eucaristía que tendrá lugar el próximo viernes, a las 21.30 horas.El viernes, a las 21.30 horas, bendición de embarazadas
 En el transcurso de la celebración, tendrá lugar la bendición a la mujer embarazada, al padre y al bebé que esperan. La comunidad parroquial ha extendido su invitación a todas las embarazadas que lo deseen y a sus familias. La parroquia de San Ramón Nonato está situada en la barriada Cortijo Alto de Málaga y lleva este nombre en recuerdo agradecido de quien fuese pastor de la diócesis de Málaga: D. Ramón Buxarráis Ventura.


Parroquia San Ramón Nonato
c./ Max Estrella, 3
29006 Málaga


Coordenadas GPS por si dispones de navegador en tu vehículo.

Latitud: 36.70869
Longitud: -4.46299

San Ramón Nonato



QUIÉN ES SAN RAMÓN NONATO
Ramón es el nombre de un niño que nació en la localidad leridana de Portell al comienzo del siglo XIII.  El calificativo de nonato procede de la forma de su nacimiento: lo extrajeron del vientre de la madre porque había fallecido.  De ahí que sea el patrón de las embarazadas y parturientas.
Su padre disfrutaba de una buena situación. De su primera juventud se resalta el amor a la Santísima Virgen. En Barcelona establece relación con el sacerdote Pedro Nolasco.  Allí años más tarde ingresará en la recién fundada Orden de la Merced.  Orden que se caracteriza por redimir a los cautivos y servir de rehén si fuese necesario.
Destinado al norte de África cuentan que le impidieron predicar el  Evangelio al sellarle la boca durante ocho meses con un candado.  A su vuelta a España Gregorio IX lo nombra cardenal.  Murió antes de cumplir los cuarenta años. Fue enterrado en la ermita de San Nicolás de Portell.  Sus reliquias se destruyeron en 1936. 

ORACIÓN A SAN RAMÓN NONATO
Querido San Ramón Nonato, modelo de amor con los pobres y desfavorecidos, aquí­ me tienes delante de ti para pedirte ayuda en mi necesidad.
Ya que tu mayor alegrí­a era ayudar a los pobres y necesitados en la tierra, ayúdame también en esta situación por la que paso.
A ti, glorioso protector, acudo para que bendigas al hijo que llevo dentro de mí­.
Te pido humildemente que alcances del Dios de la vida, que la criatura que llevo en mis entrañas, siga viviendo para que vea la luz de esta bendita tierra.
Que el dí­a que nazca sea una gran ocasión de alegrí­a y bendición para nuestra casa y que todas aquellas circunstancias que rodeen el parto sean para mayor gloria de Dios.
Ayúdanos para que seamos unos padres que amemos cada dí­a más a Jesucristo.
Necesitamos hogares santos.
Necesitamos niños que sepan mirar al mundo con ojos llenos de amor y que cierren sus ojos al odio y la maldad.
Queremos hacer del mundo una familia donde todos los hombres y mujeres se amen y amen a Dios.
San Ramón Nonato, escucha nuestras oraciones y hazme una madre feliz gracias a este niño que espero dar a luz por medio de tu intercesión.
Así­ sea
.
 

11 julio 2012

Ecuador: gran éxito en la capacitación internacional postaborto con el apoyo de VHI



Ing. Mario Rojas
Director de Coordinación para América Latina de VHI

Del 26 al 28 de junio (2012) se llevó a cabo, en Cuenca, Ecuador, el I Curso Internacional de Capacitación del Proyecto Raquel en América Latina. Para la gloria de Dios y la salvación de muchas personas, el evento fue de tal éxito que podemos afirmar sin ningún temor a equivocarnos que ha marcado un antes y un después en la historia del movimiento provida en América Latina. El Proyecto Raquel es un ministerio de reconciliación y curación postaborto de los Obispos de EEUU. 

Este ministerio, gracias al apoyo de VHI y a la generosa iniciativa de la líder provida María José Mansilla, se ha estado extiendo a España y, más recientemente a América Latina. En el continente latinoamericano ha contado con los encomiables esfuerzos del Padre Juan Carlos Chávez y la líder provida de Cuenca Nancy Tosi. El P. Chávez ha sido Director de la Red Latinoamericana por la Vida de VHI (REDESSVIDA) hasta ser llamado de vuelta a su diócesis por su obispo. Por su parte, la Sra. Tosi es también una gran colaboradora de VHI. En cuanto al Brasil, pronto se llevará a cabo el II Curso de Capacitación del Proyecto Raquel en el gigante latinoamericano, gracias a una colaboradora de VHI, que por humildad no quiso dar su nombre, y también a Monseñor Joao Carlos Petrini, Presidente de la Comisión Vida y Familia de la Conferencia de Obispos Católicos del Brasil.

La participación en esta capacitación no pudo haber sido mejor. Contó con 2 obispos, 39 sacerdotes, 25 seminaristas, 36 religiosas, 3 diáconos y 42 laicos (entre ellos psiquiatras, psicólogos, teólogos y consejeros), en total 145 participantes. En cuanto a los países, estuvieron presentes representantes de  Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, Costa Rica, Brasil y España. También hubo presencia de la mayoría de las diócesis de Ecuador. 

Los dos principales capacitadores: el Padre Juan Carlos Chávez, gran conocedor en el acompañamiento espiritual de SPA (síndrome postaborto) y María José Mansilla, Presidente de Spei Mater (Madre de la Esperanza) y Responsable del Proyecto Raquel en la Conferencia Episcopal Española, compartieron todos sus conocimientos y experiencia en esta capacitación. El tema fue el proceso del acompañamiento, los roles de los involucrados en la sanación y los afectados por este grave síndrome. 

Quedó aún pendiente para los grupos diocesanos que se conformen en los países y diócesis, la capacitación de las herramientas que se utilizan en cada una de las etapas de este proceso.


Un momento muy hermoso y emocionante fue la adoración ante el Santísimo Sacramento, durante el cual se entregó a los bebés que hoy están en las manos del Señor, y se expresó el perdón a aquellos padres involucrados en el aborto. De hecho, y esto fue la más significativo en cuanto a garantizar el éxito de la capacitación: el Santísimo Sacramento estuvo expuesto en adoración durante todo el tiempo. 

Fue muy importante que todos los participantes hicieran conciencia de que el Único Sanador es Jesús y que a través del Sacramento de la Reconciliación o Confesión, con la compañía de Nuestra Bendita Madre, llegamos a la reconciliación con la Santísima Trinidad y a disfrutar de Su Misericordia.

Todos los movimientos laicales participaron masivamente en la capacitación, orando por los frutos de este encuentro. Además se contó con una cadena de oración de los conventos de claustro a nivel internacional con el mismo fin. 

Participaron también la Abogada Paloma Mansilla, Vicepresidente de Spei Mater, experta española en evangelización mariana, y un servidor. Ambos líderes compartieron varios espacios televisivos, radiofónicos y charlas dirigidas a los agentes de pastoral de la Arquidiócesis.

Al final del evento, entrevisté a Mons. Luis Gerardo Cabrera, Arzobispo de Cuenca, así como a sacerdotes, religiosas y laicos, quienes unánimemente coincidieron en que es una sentida necesidad prestar servicios de sanación y reconciliación postaborto en las diferentes diócesis de América Latina. Precisamente en octubre se presentará el Proyecto Raquel en la Reunión Ordinaria de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, con presencia de todos los obispos, para ser considerado en todas las diócesis del país como un Proyecto Diocesano. En los otros países de la región, también las delegaciones se comprometieron a presentarlo a sus obispos, para iniciar este trabajo de acompañamiento tan maravilloso desde las Conferencias Episcopales y sus diócesis.

Además de marcar un hito en la historia del movimiento provida en América Latina, providencialmente esta capacitación y los frutos de la misma vienen a sumarse a los recientes esfuerzos provida ante el inminente peligro de que se legalice el aborto en Ecuador. Véase al respecto: “Ecuador: llaman a movilizarse frente al Parlamento para defender vida ante aborto, 9 de julio, 2012, 


Vida Humana Internacional da gracias a Dios por esta maravillosa capacitación y a los que la organizaron, en ella participaron o de algún modo contribuyeron. El apoyo del Arzobispo de Cuenca, Monseñor Luis G. Cabrera la hizo posible y lo agradecemos de todo corazón. También agradecemos a Dios el que VHI haya podido servir de intermediaria entre los obispos de EEUU a través de su Secretariado para Actividades Provida, ayudando así a establecer vínculos de unión y colaboración. 




 

Mamá ayúdame!



Desde que me concebiste y, probablemente, sin que te des cuenta, ya estoy en tu vientre. Allí voy creciendo en silencio y, por supuesto, muy feliz porque un día podré disfrutar de tu presencia y cariño, como también del amor y la sonrisa de mi papá, de mi familia y de muchos amigos y amigas.

Con seguridad, mamá, ya te habrás enterado que, en nuestro país y en otros de América Latina y del mundo entero, algunos legisladores y agrupaciones sociales están "luchando" para que se les reconozca el "derecho" de quitarme la vida en tu vientre. Con esta finalidad, se han inventado varios argumentos biológicos, psicológicos, sociales, económicos, legales y hasta religiosos.

Algunos quieren matarme, porque dicen que se trata de una "práctica terapéutica", es decir, para salvarte la vida de la muerte. Hablan de complicaciones en tu embarazo y de malformaciones físicas y psíquicas con las que yo podría nacer. De ser así, los niños y las niñas con discapacidades no tendríamos derecho a vivir. Otros desean asesinarme, porque tal vez he sido fruto de una violación. Pero ¿qué hacen con mi padre violador? Después de juzgarlo, por supuesto, debe ser sancionado; pero no es justo que yo pague con mi vida su error. Además mamá, si tú lo aceptaras, sería una nueva violación y la más terrible, porque no solamente profanarían tu cuerpo, sino que arrancarían al hijo/a de tus entrañas.

Unos cuantos quieren destruirme diciendo que tú tienes derecho sobre tu cuerpo. Sí, es verdad, tú puedes hacer lo que quieras con él, aunque me gustaría saber qué harías, sin dejar de cuidarlo. Pero "yo" no soy tu cuerpo, mamá; tengo un nuevo código genético, distinto al tuyo y al de papá; a partir del cual se desarrollan todas mis características, como la estatura, el sexo, el color de ojos, la personalidad, el carácter. Soy, por lo tanto, único e irrepetible.

Otros pretenden acabar con mi vida afirmando que no he sido deseado, quizás porque fui engendrado en un momento de inconsciencia, de pasión o de soledad. Pero, mamá, por favor, no tengas miedo, no te haré daño, no te complicaré tu vida social y familiar, ni tampoco tus estudios ni tu trabajo. En último caso, si soy un peligro para ti, déjame nacer; y, luego, entrégame en adopción a tantas mamás y papás que están dispuestos a dar su vida por contar con un hijo o una hija en su hogar.

Mamá, ayúdame, quiero vivir; no te dejes engañar por tantos argumentos falsos. Las personas que hoy dicen defenderte de mi presencia, como si yo fuera un monstruo, te dejarán sola y quizás morirás de tristeza, de depresión y de angustia; luego, se lavarán las manos diciéndote: "Ese es tu problema, fuiste tú la que decidiste abortar".

Mamá, recuerda que soy un prodigio de Dios, que él mismo lo va tejiendo en tu seno porque me ama sin condiciones. (cfr. Sal 139)

¡Tú también puedes ser "la voz" de estos seres "sin voz".

Mons Luis Cabrera recibe los piecitos de Padre JC Chavez


+Luis Cabrera Herrera, ofm
Arzobispo de Cuenca, Ecuador
08 de julio de 2012

Nota de VHI: Gracias a Monseñor Cabrera Herrera se pudo llevar a cabo la capacitación del Proyecto Raquel en su diócesis, y con el favor de Dios, pronto llegará también a todas las diócesis de este país. Agradecemos con todo nuestro corazón, su valiosísima ayuda y damos gracias a Dios por él




 

23 junio 2012

Sobre los niños que mueren sin bautismo


Él puede salvar también por vías extraordinarias, cuando la persona, sin culpa suya, es privada del bautismo. Lo ha hecho, por ejemplo, con los Santos Inocentes, muertos también ellos sin bautismo. La Iglesia siempre ha admitido la posibilidad de un bautismo de deseo y de un bautismo de sangre


Celebramos la Natividad de San Juan Bautista. Se trata de una fiesta antiquísima; se remonta al siglo IV. ¿Por qué la fecha del 24 de junio? Al anunciar el nacimiento de Cristo a María, el ángel le dice que Isabel, su pariente, está en el sexto mes. Por lo tanto el Bautista debía nacer seis meses antes que Jesús y de este modo se respeta la cronología (el 24, en vez del 25 de junio, se debe a la forma de calcular de los antiguos, no por días, sino por Calendas, Idus y Nonas). Naturalmente estas fechas tienen valor litúrgico y simbólico, no histórico. No conocemos el día ni el año exacto del nacimiento de Jesús y por lo tanto tampoco del Bautista. Pero, ¿esto qué cambia? Lo importante para la fe es el hecho de que ha nacido, no cuándo ha nacido.

El culto se difundió rápidamente y Juan Bautista se convirtió en uno de los santos a los que están dedicadas más iglesias en el mundo. Veintitrés papas tomaron su nombre. Al último de ellos, al Papa Juan XXIII, se le aplicó la frase que el Cuarto Evangelio dice del Bautista: «Hubo un hombre enviado por Dios; se llamaba Juan». Pocos saben que la denominación de las siete notas musicales (Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si) tienen relación con Juan Bautista. Se obtienen de la primera sílaba de los siete versos de la primera estrofa del himno litúrgico compuesto en honor al Bautista. 

El pasaje del Evangelio habla de la elección del nombre de Juan. Pero es importante también lo que se escucha en la primera lectura y en el salmo responsorial de la festividad. La primera lectura, del libro de Isaías, dice: «El Señor desde el seno materno me llamó; desde las entrañas de mi madre recordó mi nombre. Hizo mi boca como espada afilada, en la sombra de su mano me escondió; hízome como saeta aguda, en su carcaj me guardó». El salmo responsorial vuelve sobre este concepto de que Dios nos conoce desde el seno materno: 

«Tú mis vísceras has formado,
me has tejido en el vientre de mi madre...
Mi embrión tus ojos veían». 

Tenemos una idea muy reductiva y jurídica de persona que genera mucha confusión en el debate sobre el aborto. Parece como si un niño adquiriera la dignidad de persona desde el momento en que ésta le es reconocida por las autoridades humanas. Para la Biblia persona es aquél que es conocido por Dios, aquél a quien Dios llama por su nombre; y Dios, se nos asegura, nos conoce desde el seno materno, sus ojos nos veían cuando éramos aún embriones en el seno de nuestra madre. La ciencia nos dice que en el embrión existe, en desarrollo, todo el hombre, proyectado en cada mínimo detalle; la fe añade que no se trata sólo de un proyecto inconsciente de la naturaleza, sino de un proyecto de amor del Creador. La misión de San Juan Bautista está toda trazada, antes de que nazca: «Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos...». 

La Iglesia ha considerado que Juan Bautista fue santificado ya en el seno materno por la presencia de Cristo; por esto celebra la festividad de su nacimiento. Esto nos ofrece la ocasión para tocar un problema delicado, que se ha convertido en agudo a causa de los millones de niños que, sobre todo por la terrible difusión del aborto, mueren sin haber recibido el bautismo. ¿Qué decir de ellos? ¿También han sido de alguna manera santificados en el seno materno? ¿Hay salvación para ellos? 

Mi respuesta es sin vacilación: claro que hay salvación para ellos. Jesús resucitado dice también de ellos: «Dejad que los niños vengan a mí». Según una opinión común desde la Edad Media, los niños no bautizados iban al Limbo, un lugar intermedio en el que no se sufre, pero tampoco se goza de la visión de Dios. Pero se trata de una idea que no ha sido jamás definida como verdad de fe por la Iglesia. Era una hipótesis de los teólogos que, a la luz del desarrollo de la conciencia cristiana y de la comprensión de las Escrituras, ya no podemos mantener. 

Cuando expresé hace tiempo esta opinión mía en uno de estos comentarios dominicales, recibí diferentes reacciones. Algunos mostraban gratitud por esta toma de posición que les quitaba un peso del corazón; otros me reprochaban que entrara en la doctrina tradicional y disminuyera la importancia del bautismo. Ahora la discusión está cerrada porque recientemente la Comisión Teológica Internacional que trabaja para la Congregación [vaticana] para la Doctrina de la Fe ha publicado un documento en el que afirma lo mismo. 
Me parece útil volver sobre el tema a la luz de este importante documento para explicar algunas de las razones que han llevado a la Iglesia a esta conclusión. Jesús instituyó los sacramentos como medios ordinarios para la salvación. Son, por lo tanto, necesarios, y quien pudiéndolos recibir, contra la propia conciencia los rechaza o los descuida, pone en serio peligro su salvación eterna. Pero Dios no se ha atado a estos medios. Él puede salvar también por vías extraordinarias, cuando la persona, sin culpa suya, es privada del bautismo. Lo ha hecho, por ejemplo, con los Santos Inocentes, muertos también ellos sin bautismo. La Iglesia siempre ha admitido la posibilidad de un bautismo de deseo y de un bautismo de sangre, y muchos de estos niños han conocido de verdad un bautismo de sangre, si bien de naturaleza distinta... 

No creo que la clarificación de la Iglesia aliente el aborto; si así fuera sería trágico y habría que preocuparse seriamente, no de la salvación de los niños no bautizados, sino de los padres bautizados. Sería burlarse de Dios. Tal declaración dará, al contrario, un poco de alivio a los creyentes que, como todos, se cuestionan consternados por la suerte atroz de muchos niños del mundo de hoy. 

Volvamos a Juan Bautista y a la fiesta del domingo. Al anunciar a Zacarías el nacimiento de su hijo, el ángel le dijo: «Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento» (Lucas 1, 13-14). Muchos en verdad se han alegrado por su nacimiento, si a la distancia de veinte siglos seguimos aún hablando de ese niño. 

Desearía hacer de esas palabras la expresión de un deseo a todos los padres y madres que, como Isabel y Zacarías, viven el momento de la espera o del nacimiento de un niño: ¡que también vosotros podáis gozaros y alegraros en el niño o en la niña que Dios os ha confiado y os alegréis de su nacimiento por toda vuestra vida y por la eternidad!


22 junio 2012

Después del aborto


Paula Vandegaer, LCSW

Karen tiene 23 años. Terminó la universidad el año pasado y consiguió el trabajo de sus sueños en artes gráficas. El trabajo es creativo e implica muchos desafíos. Karen es bonita y tiene muchos amigos, y en el trabajo con frecuencia la incluyen en el círculo de fiestas. Debería estar feliz y entusiasmada. Después de todo, su vida está comenzando justamente como lo planeó cuidadosamente. Pero en cambio, se siente muerta y apagada por dentro. Mantiene su empleo, pero no le da la alegría que creía que le iba a dar. Se siente distante de sus recompensas. No se siente tan creativa como antes, ni comprende el oscuro y distante dolor que siente a pesar de sus logros.

Karen tuvo un aborto cuando estaba en la universidad. Creía tener una relación seria comprometida con su novio, pero cuando le dijo que estaba embarazada,  se mostró muy descontento con la noticia. Le dijo que la decisión dependía de ella, pero si ella quería abortar, él lo pagaría. Ella sintió su falta de compromiso para con ella y su bebé y decidió abortar. Dos de sus compañeras de cuarto habían abortado, y parecían estar bien después del aborto. ¿Qué es lo que hizo mal que se siente tan deprimida por el aborto?

La historia de Karen se repite día a día en universidades y escuelas secundarias del país. Desde 1973 cuando la resolución de Roe v. Wade legalizó el aborto, se estima que 28 millones de mujeres en Estados Unidos han tenido uno o más abortos. Estas eran mujeres que se sentían desafiadas y estresadas a causa de las circunstancias que rodeaban el embarazo, y las personas en las que normalmente recurrirían para pedirles apoyo en circunstancias difíciles no podían, no querían o no estaban disponibles para ayudar con un embarazo en crisis. Novios, incluso esposos, decían que no estaban ‘preparados para ser padres’. Una mujer que no tiene el apoyo y la aprobación gustosa del padre para ayudar a criar al hijo tiene más probabilidades de elegir el aborto.

La sociedad les dice a las mujeres jóvenes como Karen que el aborto resolverá su problema. No dice nada sobre los problemas que origina el aborto. Los defensores del aborto aseguran que es un procedimiento simple sin un impacto duradero. Y las mujeres que saben más, no hablan, ciertamente no en forma pública, sobre cómo el aborto empeoró su vida. Se sienten avergonzadas sobre el aborto y sobre su incapacidad de ‘simplemente tratarlo como tal’ como creen que otras mujeres lo hacen. Entonces la desilusión continúa.

Pero si la sociedad niega la pérdida que es para la madre, su cuerpo no. Dios prepara a una mujer psicológica y físicamente para la maternidad. Cuando una mujer está embarazada, se siente diferente. A los pocos días de la concepción, incluso antes que el pequeño embrión se haya anidado en la pared uterina, una hormona denominada ‘factor temprano de embarazo’ se encuentra en el torrente sanguíneo, alertando a las células del cuerpo que hay un embarazo. Su cuerpo ahora puede desear diferentes alimentos, tal vez necesite más descanso. Nuevas células comienzan a crecer en sus senos, células que madurarán y secretarán leche formulada especialmente para las necesidades del recién nacido. Comienza a pensar en ‘bebé’. Nota a los bebés en la calle, en las tiendas, en la televisión. Tal vez sueñe con su bebé a la noche, y fantasee sobre su bebé durante el día. ¿Qué nombre le pondré? ¿A quién se parecerá?

Pero si quiere someterse a un aborto debe tratar de detener este proceso. Debe negar los sentimientos maternales que entran en su conciencia. Debe creer que lo que está dentro suyo no es completamente un bebé. Debe detener el proceso de pensar sobre su bebé como ‘su bebé’.

Pero aunque su cuerpo diga una cosa, su vida emocional y las células de su cuerpo dicen otra. Si se hace el aborto, las mismas células de su cuerpo recuerdan el embarazo y saben que el proceso de cambio que tenía lugar se detuvo de una manera no natural. Su cuerpo y sus emociones le dicen que es una madre que ha perdido un hijo. Y entonces no sorprende que después del aborto, comience a surgir un dolor desde lo profundo de su corazón. Tiene que llorar una pérdida, pero no puede permitirse sentir la pena. Sentir dolor sería admitir que un niño fue asesinado en el aborto y que ella comparte la responsabilidad de la muerte de su hijo. Esta es una carga muy pesada de soportar, y por lo tanto, recurre a las negaciones con el fin de sobrevivir: niega la humanidad del bebé, ‘no era un bebé, entonces no tengo nada que llorar ni sentir culpa’, y niega su dolor emocional. ‘Me debería sentir okay con esto’, razona. ‘Todos se sienten así. No debo sentirme de esta manera ni pensar en el aborto’.

El aborto es una experiencia sumamente antinatural para el cuerpo de una mujer y su instinto maternal. Las reacciones negativas son de esperarse y no dependen de las creencias religiosas de una persona ni de la salud mental general. Es cierto que las mujeres y hombres con problemas psicológicos previos o con fuertes creencias religiosas son más vulnerables a sufrir problemas posaborto, pero hay repercusiones para todas las mujeres que participan en un aborto. En un estudio realizado por Anne Speckhard, Ph.D, el 85% de las mujeres declararon que se sorprendieron por la intensidad de su reacción emocional al aborto. Estas reacciones incluían incomodidad con niños, sentimientos de baja autoestima, culpa, sentimientos de enojo, depresión, dolor, aumento en el uso del alcohol, llanto, incapacidad de comunicarse y sentimientos suicidas. Sin embargo, el 72% de estas personas reportaron no tener ninguna afiliación religiosa identificable al momento del aborto.

Las reacciones posaborto son específicas e identificables. Se originan principalmente desde el problema de negación y supresión de sentimientos. Cuando suprimimos una de nuestras emociones, afecta a todas ellas. Esta es la base del trauma posaborto: la negación del bebé y de nuestros sentimientos. Esto origina síntomas de revivir, eludir y del dolor reprimido.

Revivir: El trauma del aborto se puede revivir de varias maneras. Algunas mujeres tienen recuerdos y escenas retrospectivas del aborto y sueños del niño no nacido. Algunas atraviesan por una intensa angustia ante personas o cosas que les hacen recordar el aborto, como ver mujeres embarazadas o pasar por una clínica de abortos. El intenso sufrimiento y depresión puede ocurrir en los aniversarios del aborto o de la fecha estimada de parto del bebé.

Se pueden dar muchos ejemplos de revivir. Muchas mujeres con las que he trabajado tienen dificultades para tener un examen cervical o para ir al hospital. Estos hechos les causan una ansiedad tal que no pueden tolerarlos. Muchas mujeres que conozco tienen pesadillas sobre el aborto o el bebé. Un extenso estudio de Finlandia que examinó todos los suicidios entre mujeres en un período de ocho años descubrió que la tasa de suicidios en mujeres que tuvieron un aborto era tres veces superior a la tasa de la población general y casi seis veces superior a la tasa de mujeres que habían dado a luz.

Los centros de servicios pro vida para el embarazo en EE. UU. informan que muchas mujeres van a los centros embarazadas de nuevo en la fecha de aniversario del aborto o en la fecha del nacimiento del bebé abortado. Esto puede ser un intento de enfrentarse a la tristeza que tienen en estos días. Una encuesta a 83 mujeres que habían abortado realizada por Kathleen Franco, M.D. del Medical College de Ohio ilustra lo extendido que está el problema de las reacciones en los aniversarios. Treinta de las encuestadas tuvieron reacciones físicas o emocionales el día del aniversario del aborto o la fecha estimada de parto. Estos incluían problemas tales como pensamientos suicidas, dolores de cabeza, síntomas cardíacos, ansiedad, abuso de alcohol y drogas, o más abuso verbal hacia sus hijos.

Las mujeres también muestran síntomas de evasión. Estos incluyen evadir todo lo que esté asociado con el trauma del aborto o entumecer la sensibilidad que estaba presente antes del aborto. Esto incluye esfuerzos para evitar o negar pensamientos o sentimientos asociados con el aborto; esfuerzos para evitar actividades, situaciones o información que pueda hacerles recordar el aborto; incapacidad de recordar la experiencia del aborto o un aspecto importante de este. Otros síntomas importantes incluyen un muy reducido interés en actividades de importancia, sentimientos de desprendimiento o alejamiento de otras personas, abandono de relaciones o menos comunicación. Algunas mujeres han restringido el alcance del afecto, tal como la incapacidad de tener sentimientos de amor y cariño.

Karen, a la cual conocimos al principio de este artículo, es un ejemplo de los problemas causados por la evasión. Aunque tiene un buen trabajo y un estilo de vida feliz, al no permitir salir al consciente sus sentimientos de pena y culpa, no puede sentir todas sus emociones. Tiene que estar alerta para no pensar sobre su aborto. Como comúnmente sucede, muy poco después del aborto la relación con el novio terminó. Ya no podía relacionarse con él. Las mujeres que tuvieron un aborto se pueden agrupar de la siguiente manera: 
1) las que sufren reacciones posaborto de forma aguda o crónica; y
2) las que no tienen problemas identificables ahora pero están en riesgo en un ‘tiempo de estrés’ en el futuro (como por ejemplo, un embarazo, crisis en la vida, muerte de un ser querido). Las reacciones pueden ser severas o leves y pueden variar durante la vida de una persona.
Tristemente muchas mujeres no buscan ayuda por los problemas relacionados con el aborto hasta cinco a doce años después del aborto. Mientras tanto, pueden sufrir profundamente ya que estos síntomas pueden volver a ocurrir de manera periódica. Se pueden intentar diversos métodos para manejar el dolor resultante: alcohol, drogas recetadas y drogas ilegales, promiscuidad, hiperactividad (adicción al trabajo), culparse a sí misma estando en una relación abusiva o desarrollando desórdenes en la alimentación, como por ejemplo. Otras pueden intentar reemplazar al hijo perdido quedando embarazadas nuevamente, y otras recrean el embarazo y el aborto, esperando hacer que la experiencia sea una rutina y no traumática (o para castigarse a sí mismas). Desgraciadamente, cada una de estas estrategias produce más dolor y problemas.

A veces las reacciones al aborto tardan mucho en manifestarse. Al madurar y tener la oportunidad de reflexionar sobre nuestra vida, lamentamos nuestras decisiones pasadas. A veces los consejeros se encuentran con mujeres mayores vencidas a causa del dolor por la pérdida de un hijo abortado que ocurrió muchas décadas atrás, un dolor que ha sido enterrado, más o menos con éxito, hasta ese momento. Una amiga hace poco me contó de una mujer de setenta y cinco años que conocía que sollozaba de forma incontrolable por un aborto ocurrido hacía más de cincuenta años. Nunca pudo tener otro hijo y enfrentaba la posibilidad de vivir su vejez en soledad.

Más del 25% de las mujeres (de 15 años o más) en Estados Unidos ha tenido un aborto. Las mujeres, y todos los que participaron en la decisión de abortar, deben de creer, o tratan de creer, que no había una vida humana presente en el seno materno. Admitirlo es admitir complicidad en el asesinato de un ser humano inocente. Condenar el aborto significaría condenarse a sí mismos o condenar a la esposa, hija, hermana o amiga a quien aman. Y la sociedad se niega a reconocer los hechos indisputables sobre la vida humana antes del nacimiento.

Muchas personas cercanas a una mujer con un embarazo en crisis no se sienten cómodas con la decisión de abortar, pero no saben qué decir. Quieren apoyar y no juzgar, entonces dicen algo como: “Realmente estás en una mala situación y te apoyo en lo que decidas”. La respuesta útil y correcta sería: “No abortes. No te abandonaré. Juntos encontraremos una manera para que tengas a tu bebé”.

Una historia auténtica ilustra cómo el aborto daña a otras personas más allá del bebé y la madre. Joanne y Rob (no son sus nombres verdaderos) estaban casados y tenían hijos. Rob perdió su trabajo y rápidamente se estaban quedando sin ahorros cuando Joanne quedó embarazada y sintió que debería abortar. Rob reiteradamente le suplicaba que no lo hiciera. Joanne tenía sentimientos ambivalentes y decidió buscar el consejo de su madre, la cual era para ella una buena católica y alguien a quien admiraba.

La madre de Joanne la escuchó con consideración y con una voz compasiva dijo: ‘Comprendo lo que sientes y por qué quieres un aborto. En algunos de mis embarazos, pensé en abortar también, y puedo ver por qué sientes que tiene sentido en esta situación. Te apoyaré en lo que decidas’.

Joanne sintió que su madre le daba permiso para abortar y entonces lo llevó a cabo. Poco después, Rob consiguió un nuevo trabajo, su situación financiera mejoró, y Joanne sufrió una severa reacción de dolor, ansiedad y culpa que requirió asistencia psiquiátrica activa. Estaba muy enojada, no con su esposo que se oponía al aborto, sino con su madre, de quien esperaba que le dijera que no lo hiciera. El aborto afectó a toda la familia, la relación de matrimonio, a los otros hijos que sabían que abortaron a un hermano o hermana, su relación con su madre y con otros parientes que sabían o suponían. Rob se había sentido impotente, incapaz de proteger la vida de su hijo y sintió que Joanne había perdido la confianza en su capacidad de mantener a la familia. El aborto les enseñó a todos que su familia no era tan segura ni cercana como creían. Fueron capaces de permitir que un familiar fuera sacrificado antes de ayudarse unos a otros con un préstamo u otra ayuda. El aborto afectó la seguridad de la familia en forma más permanente que los problemas financieros lo hubieran hecho.

La Iglesia Católica desde hace tiempo reconoce el impacto del aborto en las mujeres y sus familias. Mientras la ley y la sociedad por lo general enfrentan los intereses de una madre contra los de su hijo por nacer, la Iglesia reconoce que sus mejores intereses están unidos. Lo que es mejor para el hijo es también lo mejor para la madre.

El Proyecto Raquel comenzó hace quince años como un programa de acercamiento de la Iglesia Católica a las mujeres, hombres y familias que habían sido afectados por el aborto. La Iglesia es un lugar de sanación. Dice la verdad sobre el aborto a hombres y mujeres que consideran realizarlo. ‘¡No lo hagas! Está mal y te va a lastimar a ti y al bebé’, pero también dice toda la verdad: ‘Si has abortado, la misericordia de Dios es lo suficientemente grande para perdonarlo, también”. Jesús ofrece perdón y sanación. Ofrece esperanza y la promesa de la resurrección y la reunión con el hijo que espera a sus padres en el cielo.

Las personas que llaman al Proyecto Raquel son remitidas a consejeros profesionales o a sacerdotes que han recibido una capacitación especial para proporcionar guía espiritual y el Sacramento de la Reconciliación. Pero básicamente cada uno en la Iglesia es parte del  Proyecto Raquel . Cada uno es parte del ministerio de sanación de Cristo. Tal vez conozcas a alguien que crees que haya abortado. Nunca acuses ni enfrentes. Una palabra simple que toque su corazón y los saque del miedo y el aislamiento pueden comenzar el proceso de sanación.

Tal vez digas algo como: ‘Sabes, acabo de leer este artículo sobre el trauma posaborto. Decía que las mujeres y hombres que han pasado por un aborto pueden sufrir durante años con remordimiento, depresión, ansiedad, pesadillas y preocupación por la decisión tomada. Muchas veces creen que algo malo les pasa, pero en realidad están sufriendo el duelo de la pérdida de su hijo’. Puedes continuar explicando que la Iglesia tiene un ministerio, el  Proyecto Raquel  como forma de sanación. Simplemente el dar a la gente esta clase de información puede ayudar. Reza para que finalmente hablen con alguien. En una ‘reflexión especial para las mujeres que han recurrido al aborto’ en el Evangelio de la Vida, el Papa Juan Pablo II explica como su vida puede transformarse mediante el ministerio de sanación de la Iglesia:

Os daréis cuenta de que nada está perdido y podréis pedir perdón también a vuestro hijo que ahora vive en el Señor. Ayudadas por el consejo y la cercanía de personas amigas y competentes, podréis estar con vuestro doloroso testimonio entre los defensores más elocuentes del derecho de todos a la vida. Por medio de vuestro compromiso por la vida, coronado eventualmente con el nacimiento de nuevas criaturas y expresado con la acogida y la atención hacia quien está más necesitado de cercanía, seréis artífices de un nuevo modo de mirar la vida del hombre”.

El Evangelio de la Vida, 99c

La Hermana Paula Vandegaer es trabajadora social clínica certificada, directora ejecutiva de International Life Services y editora de la revista Living World