30 octubre 2005

El aborto fue negarme como mujer



Yo aborté y todavía a veces tengo miedo a lo desconocido, miedo a no aceptarme como mujer, miedo a los niños y miedo a las embarazadas.



Hace varios domingos escuche un programa de televisión en el que aparecía la Asociación de Víctimas del Aborto. Me llamó la atención que estuviérais allí. No sé por qué. Quizá porque os esperaba hacía mucho tiempo. He escrito mi experiencia del aborto porque siempre quise poner todas mis notas juntas: el principio, el durante y el después. Y es ahora cuando puedo poner un después.

La historia no está completa, puesto que mi vida sigue, pero por si sirve de algo, aquí os la mando. Estoy de acuerdo con muchas cosas que mencionasteis en el programa. No hay información. No se conocen las alternativas. El aborto no es la única opción. Y si no queremos abortar, ¿dónde encontrar el apoyo que necesitamos? Me gustaría poder hacer algo para que otras puedan tener un camino menos amargo y frustrante que el mío. Quiero ofrecerme en la medida que yo pueda.

“Quizá algún día cuente mi historia”, me dije a mí misma hace 4 años. Seguro que, como yo, hay otras mujeres que sintieron la muerte y la vida juntas cuando abortaron. Todas buscamos el significado de nuestra vida desesperadamente. Nadie puede darte el significado de tu vida. Precisamente porque es tu vida, el significado ha de ser también el tuyo. No se puede buscar fuera, está dentro de ti y solamente sólo viviendo se conoce. Cuando sucedió todo aquello yo vivía en Inglaterra y llevaba dos años compartiendo mi vida con Jon.

Cumplimos tres años de convivencia en común y decidí explicarle que deseaba que nuestra relación fuera más comprometida: quería tener hijos con él, crecer juntos, compartir las alegrías y los problemas... ¡Vivir! Él quizá no sintiera esa necesidad, o quizá viera en todo ello demasiada responsabilidad. Yo le amaba con locura, o al menos eso sentía. Después de un año esperando un cambio en su actitud e intentando salvar nuestra relación con terapia de pareja, decidí dejar la casa para darnos espacio y tiempo. Así podríamos pensar en lo que cada uno esperaba de su vida propia y de una vida en común. Me resultó muy difícil dar ese paso, pero creía que era lo mejor para los dos.

Nunca olvidaré aquel día... Tenía 37 años y había dejado a Jon hacía una semana. Llevaba un retraso en la menstruación de una o dos semanas y bajé a la farmacia. Compré una prueba de embarazo que dio positivo. ¡No podía creerlo! Bajé de nuevo a la farmacia y compré otra. Sí, estaba embarazada. Recuerdo que por unos momentos me volví loca, estaba fuera de mí y anduve chillando por la casa. No podía ser, ¿por qué a mí?, ¿qué había para merecer eso? “No puede ser verdad”, pensaba yo. “¿Acaso la vida se ha vuelto contra mí?” .

Desde el momento en que Jon y yo hicimos el amor por última vez hubo varias ocasiones en las que lo pensé. “Espero no haberme quedado embarazada”, me decía. Pero presentía que algo iba a suceder. Muchas veces al acostarme o al pasear por la playa, pensaba en qué haría en el supuesto de quedar embarazada. Después de enterarme lloré y lloré hasta el agotamiento. Intentaba tranquilizarme hablándome a mí misma, pero algo me decía ya que ese niño no iba a poder nacer. El día que podía haber sido el más feliz de mi vida se cubrió de una tristeza que llegó a lo más hondo de mis entrañas y que me acompañó durante mucho tiempo.

Nunca había experimentado una sensación de desamparo, angustia, abandono, desgarro y muerte como la que viví entonces. Llamé a Isabel, mi mejor amiga en España. Necesitaba su ayuda para encontrar una clínica en España donde se practicara el aborto, pero que fuera de “confianza”. Qué cosas pensaba... Hablamos y aceptó ayudarme. Me enteré de que pruebas necesitaba llevar hechas a España y así lo hice. “¿Por qué en España?”, me preguntaba Isabel. “Por lo menos quiero que el entorno me sea familiar, sentirme acogida con el idioma, la cultura”, le explicaba. En España la gente suele ser afectuosa, expresiva, algo que no estaba muy segura de encontrar en Inglaterra. Quería asegurarme al menos eso: un gesto de cercanía.

Después de “arreglar” estos asuntos, que para mi sorpresa los hice con serenidad y entereza, salí de casa a pasear para hacer que las ideas se movieran y no se estancaran en mi cabeza. Había que guardar la calma y descubrir qué era todo aquello que me estaba pasando. Pasear me relaja, me permite ver las cosas con más claridad. Ese día me convertí en un zombi que deambulaba por calles y playas. Anduve todo el día y pasé por sitios donde anteriormente había vivido, sin rumbo. Conmigo, en silencio, sintiéndome, escuchándome, quizá esperando una respuesta. De nuevo algo me decía que esa muerte podía ser un despertar en mi vida.

Era extraño, todo aquello me resultaba muy confuso. Deseaba que alguien pudiera ayudarme a entender qué me estaba pasando. Fue mi primera vecina, de unos 65 años, quien sorprendida al verme por allí me invitó a un té. Es cierto que siempre hay alguien que tiende la mano cuando más lo necesitas. Fue una invitación para satisfacer la tremenda necesidad que sentía de ser consolada. Le relaté la confusión en la que me sentía inmersa, la muerte que sentía dentro de mí. Su acogida fue como la de una madre, sus palabras las de una verdadera amiga. Anteriormente había ya acordado con Jon el vernos esa misma tarde y se acercaba la hora. Me sentía tranquila según regresaba a casa, aunque no sabía cómo iba a reaccionar ante la visita de Jon. Nos saludamos como amigos y él acabó llorando porque estaba confuso. Jon no lloraba nunca, aunque sí lo hizo ocasionalmente durante la terapia de pareja. Le acogí como a un niño y le expliqué que algún día lo entendería, que todo necesita su tiempo. Pero mientras le hablaba mis pensamientos iban por otra parte.

Me preguntaba a mí misma por qué le trataba con ese cariño cuando yo estaba pasando por todo eso, por qué no le conté que estaba embarazada, por qué no le insulté. No lo sé, pero nunca me he arrepentido de cómo actué con Jon aquella tarde. Los días siguientes estuvieron envueltos en un sufrimiento espantoso, un dolor terrible. Yo iba a trabajar como si nada hubiera sucedido y cuando regresaba a casa salía a pasear. En el fondo esperaba respuestas. “¿Qué va a ser de mí?”, me preguntaba. Mi vida estaba a punto de cambiar dramáticamente.

¿Hacia dónde me dirigía? ¿Qué tenía que hacer? Estaba perdida. No me sentía abandonada, pero si me sentía muy perdida. Es una sensación muy extraña que no puedo explicar mejor. Siempre he tenido miedo a lo desconocido, por eso decidí escribir lo que sentía, lo que pensaba, y lo que decidí. Escribir me desahogaba y me liberaba, permitía que los sentimientos e ideas fluyeran y no se estancaran consumiéndome. Además, me daba la oportunidad de ver cómo mis decisiones, mis sentimientos, mis temores y mis deseos iban cambiando.

En el tiempo de espera acordado con los médicos empecé a sentir cómo mi cuerpo se transformaba. Me sentía rara. En parte, me gustaba sentirme mujer: nunca antes lo había sentido y era una sensación maravillosa. Pero a la vez me destroza ba el hecho de que yo misma estaba a punto a destruir todo eso.

Era la segunda vez que era consciente de mi “voz interior”. La primera fue cuando me separé de Jon. Pese al amor tan grande que me unía a el, mi voz me decía: “Por respeto a ti tienes que buscar la vida en ti misma”. Pero esta vez tenía que desprenderme de algo que llevaba dentro de mí. Desprenderme, romper... ¿Por qué me costaba tanto? Por las noches hablaba con la vida que crecía dentro de mí, le hablaba y le pedía perdón por la decisión que había tomado. En varias ocasiones soñé que algún día me dedicaría a ayudar a los demás. No vi de que manera, ni dónde, ni a quién, pero ahí estaba mi entrega.

Cada día que pasaba me reafirmaba en la decisión y estaba tranquila, aunque por dentro completamente deshecha. Todo los sentimientos y emociones que me embargaban me hacían perder la claridad mental que necesitaba. Por la noche llegaba la calma, me escuchaba a mí misma y me notaba diferente. Estaba cambiando mi forma de pensar, mi actitud ante algunas cosas y ante la vida. Dejó de importarme la opinión de los demás con respecto a mi decisión y empecé a valorar el respeto a la decisión personal, respeto a la libertad de elección. En el fondo era el respeto hacia uno mismo. ¡Qué curioso! Eran cosas que nunca había experimentado y que nunca pensé que pudieran ser tan importantes. Me sentí privilegiada al poder elegir, y precisamente eso me daba fuerzas.

Mi viaje a la clínica fue tan tortuoso que llegué a pensar que el destino iba a ser otro. Partí al aeropuerto de Lutton con mucho tiempo de antelación, pero las carreteras se congestionaron de forma excepcional como resultado de dos accidentes y una lluvia torrencial que impedía la visibilidad y dificultaba la circulación. En el coche lloraba de angustia y desesperación: no podía hacer nada para llegar a tiempo. Si perdía el vuelo se cerraba la puerta a mi libertad, o eso pensaba. Nadie puede imaginar lo que sufrí, sentí y padecí durante las tres horas de carretera hasta llegar al aeropuerto: imágenes y palabras de odio hacia Jon, hacia mí misma, hacia la humanidad entera. Sentía una inmensa frustración y Quería salir del coche para pedir ayuda, pero todo era imposible porque la lluvia lo cegaba todo. Después de largo tiempo intenté serenarme. Yo no podía hacer nada, salvo estar alerta para no equivocarme en la salida de la autopista. Es increíble la cantidad de emociones contradictorias que uno puede sentir en segundos. Llegué con sólo 10 minutos antes de que el avión saliera y, lógicamente, no me dejaban facturar ni acceder a la puerta de embarque. No recuerdo lo que pasó. Quizá fuera mi forma de hablar o lo que dije, pero lo cierto es que me dejaron entrar.

Me desplomé en el asiento. Estaba agotada y lloré en silencio durante todo el trayecto. Es curioso: en las notas recogidas durante ese tiempo no tengo nada escrito sobre lo que sucedió en España cuando aborté. Es como un paréntesis en mi vida que está claro y nítidamente grabado dentro de mí. Lo recuerdo como si acabara de suceder. El apoyo de Isabel y Leo que me acogieron en su casa y me acompañaron en la clínica fue de un valor incalculable para mí.

En el centro médico todo me resultaba frío, la sala de espera estaba llena. Se podía apreciar en la gente la tristeza, la frustración y el dolor, pero también la indiferencia, el desamor, el aburrimiento. La diversidad de gestos tan opuestos me impactó tremendamente. Me sentía muy incómoda, tenía ganas de que todo terminara. La conversación con los médicos y el psicólogo fue fría y distante. Creo recordar que entré varias veces a hablar con el psicólogo... ¿o fue Isabel quién lo hizo en mi nombre? No estoy segura. No era capaz de preguntar todo lo que quería saber porque estaba conmocionada.

Las enfermeras, sin embargo, fueron un dulce entre tanta amargura. La calidez de sus gestos, sus entrañables palabras de acogida al entrar y al salir del quirófano fueron señal del calor humano, de la delicadeza que el dolor también posee. Ese mismo día por la tarde estuve con mi madre. Habíamos quedado para abrazarnos y compartir esos momentos tan difíciles. ¿Quién mejor que mi madre podría comprender por lo que estaba pasando? Desde el momento en que le conté por teléfono mi decisión, ella se convirtió en mi amiga. Quizá esto no pueda ser realidad para muchas mujeres, pero en mi caso la fortaleza y el apoyo de mi madre, su experiencia como mujer y como madre de 8 hijos, fueron muy importantes en ese momento y en lo que después me ha sucedido como consecuencia del aborto.

Como he dicho, el fin de semana en España fue un paréntesis en mi vida. Un paréntesis denso, profundo, impactante, inolvidable. El lunes regresaba al trabajo en Inglaterra como si nada hubiera pasado aunque, para mí, mi vida había dado un giro brusco hacia lo desconocido. Sin guía, no tenía referencias, el papel estaba en blanco, todo estaba por escribirse. Me encontraba como flotando en una nebulosa que seguía sin aclarase.

Sentí la necesidad de salir de aquel entorno físico, de cambiar de lugar. Llevaba 4 años en Inglaterra, había dedicado muchos esfuerzos en hacer amigos, en integrarme en la vida inglesa, en sentirme como uno de ellos o, al menos, no sentirme diferente, pero nunca encontré lo que buscaba. He hecho muy buenos amigos con los que sigo viéndome, pero en aquel entonces el entorno no me ayudaba a sentirme a gusto e iniciar mi nuevo camino. Además, de vez en cuando veía a Jon y eso no me ayudaba en absoluto.

Fue un año de mucha lucha interior y exterior. No podía dormir por las noches, perdí el apetito, no me gustaba a mí misma, se me caía el pelo exageradamente, me encontraba perdida, aturdida, miserable. Me repetía a mí misma que no podía abandonarme a la pena y la compasión. Estaba sola y tenía que cuidar de mí y salir adelante. Conscientemente aparqué mi yo interior y mi dolor para poder afrontar todo lo que se avecinaba, para poder actuar con claridad y encontrar el camino de salida.

Busqué un trabajo que me sacara de allí, y deseaba que fuera en España. Fue un año muy fructífero a nivel profesional: hice once entrevistas con las que me sentía cada vez más orgullosa de mí misma. Necesité mucha fuerza de voluntad y decisión, mucha energía y entusiasmo para seguir con mi vida normal: hacer deporte pese al agotamiento físico que tenía, salir con los amigos, ayudar como voluntaria... Cualquier cosa con tal de no caer en la depresión y el abandono. No sabía de dónde venía toda esa energía, pero me sentía ilusionada porque estaba tomando las riendas de mi vida.

A través del aborto supe que algo nuevo iba a llegar a mi vida y en esos momentos se estaba preparando el camino: después de casi un año de búsqueda... ¡conseguí trabajo en España! No sé que me había imaginado que era volver a España. Quizá lo veía como una solución, como el sentido de mi vida. Qué ilusa... Después de 5 años fuera de España todo había cambiado. Incluso los amigos y la familia. Tenía que empezar desde el principio. Pero no sabía cómo hacerlo. Hubo momentos en los que me sentí desorientada, sin rumbo, sin sentido, fracasada, impotente, vacía, sin entender qué es lo que sucedía. No sabía que hacer. Si pedía ayuda, ¿qué tipo de ayuda? Ni yo misma sabía qué era lo que me pasaba. Era toda una contradicción.

A veces me encontraba eufórica, repleta de energía. Buscaba con ansias no sé el qué. Quería cambiar, pero no sabía cómo. Quería conocer cosas nuevas, pero no sabía cuáles. Algo grande burbujeaba dentro pero no podía salir. Tenía una sensación muy extraña que me frustraba, no encontraba salida. Otras veces no me encontraba agusto conmigo misma, no me gustaba, no tenía ganas de hacer cosas. Mis fuerzas flaqueaban pese a que tenía a la familia cerca.

¿Dónde estaban el coraje y la energía que me ayudaron a salir de Inglaterra? Siempre tenía ganas de llorar. Lloraba mucho y seguía escribiendo. En mí había una mezcla de sentimientos de tristeza, frustración, impotencia, rabia, desamor... Al poco tiempo me di cuenta que esa contradicción la llevaba dentro desde hacía mucho tiempo. Mucho antes de todo lo que pasó en Inglaterra. Incluso puede que se remontara a mi juventud. Mi trabajo me ocupaba la mayor parte del tiempo.

Durante los fines de semana me formé como terapeuta de Shiatsu (masaje terapéutico). Fue con el Shiatsu con el que sentí la necesidad de trabajar en mí todo aquel dolor que aparqué en Inglaterra, la muerte y la vida en la experiencia del aborto, el cambio brusco que dio mi vida, el temor a la incertidumbre, mis miedos y complejos, mi falta de autoestima. Habían pasado los años y aquello no se había curado, estaba esperando el momento para salir. Tenía que pedir ayuda. Era la segunda vez en mi vida que pedía ayuda. No sabía cómo, ni dónde, ni a quién porque no nos enseñan a pedir ayuda, tenemos que ser autosuficientes. Pero de nuevo me tendieron mano sin esperarlo y así es como me enrolé en el camino del descubrimiento y crecimiento personal.

En este camino de descubrimiento descubría que mi vida era, en el fondo, buscar la aprobación de los demás. Mi propio sentir, mi yo, había sido dejado a un lado en muchas ocasiones. Mi miedo a lo desconocido, a la incertidumbre y a la inseguridad habían hecho que buscara respuestas en la Religión, en el trabajo, en relaciones con hombres que nunca cuajaron... Buscaba en otros. Mis miedos habían hecho que me agarrara a lo que estaba establecido, se conocía y estaba aceptado socialmente. Así creía que me encontraba segura, pero siempre hubo algo de insatisfacción en mí. Había una búsqueda constante. ¿Pero qué buscaba? Me di cuenta de que esa insatisfacción existía porque siempre he buscado fuera y no dentro de mí. Al abortar rompí con el pasado, de alguna forma me desprendí de él y sin darme cuenta me había lanzado a la incertidumbre que siempre había temido. T

odavía a veces tengo miedo a lo desconocido, miedo a no aceptarme como mujer, miedo a los niños, miedo a las embarazadas, miedo a entablar una relación con un hombre, miedo a vivir mi vida, a no saber cómo hacerlo. El aborto me supuso una liberación de las ataduras con la vida que antes llevaba, pero también fue negarme como mujer. La bondad y sencillez de mis sobrinos y los hijos de mis amigos han hecho que me entregara a ellos sin remordimiento. Creí que nunca podría volver a jugar con los niños.

Todas las embarazadas que han disfrutado de mis Shiatsus han sido terapia para mí sin ellas saberlo. Tenía pánico a entablar conversación con una embarazada, a que me contaran lo que sentían. Soñaba con embarazos frustrados. Soñaba que la embarazada era yo. Más difícil aún me resultaba establecer una relación con un hombre. He estado con dos hombres desde que regresé a España.

Las dos relaciones comenzaron porque a ellos les gustaba yo y no porque ellos me gustasen a mí. Ese fue el primer error. De nuevo, mi búsqueda de aprobación exterior, la falta de autoestima. Con el primero tuve terror de quedarme embarazada: ese miedo era enfermizo y se hizo obsesivo, pese a todos los medios que ponía para evitarlo. No me sentía a gusto con él, pero necesitaba probarme y saber si era capaz de estar con un hombre. La situación se me hizo insoportable y dentro de toda mi confusión decidí dejarle.

En mi segunda relación también fui yo quien planteó que debíamos dejarnos. ¿Por qué me metí en ella si no me sentía atraía por él? Fui clara con él y conmigo. Estaba en un proceso de cambio y así lo expresé. Estaba dispuesta a arriesgarme en este intento y descubrir mis miedos con los hombres. Él era una bella persona y me hacía sentirme acogida. Me llevé muchas cosas buenas de esa relación: me ha permitido conocerme un poco más y descubrir cosas desconocidas para mí; me he sentido relajada y no he hecho nada que no quisiera; me ha ayudado a superar muchos miedos que hoy pienso son ridículos pero que anteriormente me habían marginado; me ha servido para autoafirmarme...

Me he dado cuenta de que nuestra forma de ver la vida y vivirla es distinta, incompatible. Él podía haber parado todo esto mucho antes, pues no se encontraba muy convencido de la relación. No sé por qué no lo hizo. Agradezco, sin embargo, que se me concediera un poco más de tiempo para yo ser consciente, tiempo para integrar lo que vivía y reaccionar ante una situación que yo tampoco quería. Me ha brindado la oportunidad para darme cuenta una vez más de que el respeto hacia uno mismo es lo más importante. El sentirse a gusto con uno mismo es vivir. Sigo caminando. ¿Hacia dónde voy? No lo sé. Lo descubriré en el camino y mientras camino quiero vivir, deseo disfrutar.



Adopcion Espiritual

Fotos muy tempranas

Queremos dar comienzo a estas imágenes con una historia de esperanza. Se le diagnosticó a Samuel meses antes de nacer que sufría una deficiencia espinal. No habría sobrevivido. Lo operaron en el seno de su madre y la ciencia médico le dio la oportunidad de nacer y crecer. Como si supiera lo que estaba pasando, agradecido Samuel le da la mano al médico que lo operó.
Una historia de cómo la ciencia médica salva vida y consigue la salud. Samuel necesitará rehabilitación. Pero he aquí que enfrenta la vida con una sonrisa. El espermatozoido se está acercando al óvulo y una vez penetrada la membrana se da la nueva vida de una persona humana, de un ciudadano del cielo. Es persona con una vocación a vivir en este mundo la experiencia del amor de Dios y de los hombres y luego gozar eternamente en el cielo.
Lea la historia... Samuel con sus Padres Samuel feliz de vivir Un momento antes...
¿Cómo es posible que dicen que el óvulo fecundado es una cosa? Ya a las siete semanas comienza se ve tomar forma. Maravilloso como la técnica moderna aplica a la placenta de la madre suavemente un instrumento que pueda tomar fotos del niño como crece en el seno de su madre. Lo han matado a las siete semanas. Un ser diminuto, una persona. Feliz flota en el seno de su madre.

Cercenada la vida, los restos de esta persona acusan a los asesinos y sus cómplices...

7 semanas 7 semanas 8 semanas 8 semanas
Casi se percibe cómose siente seguro/a y cómo está creciendo. Ya está formado/a perfectamente, sólo que ya no podrá utilizar sus brazos y sus pies, ni amar con su corazón ni sentir el amor. El milagro de la vida en el seno de la madre. Unos pies perfectos. En la vida caminará hacia donde le lleva su corazón y siempre irá buscando lo que en verdad hace feliz. Dios le da los pies para ir detrás de la felicidad. A lo mejor Dios destina a esta persona a que lleve la Buena Noticia a los hombres. Esta persona no caminará a ninguna parte. No visitará a sus seres queridos. No recorrerá los senderos de la vida para hacer el bien.
8 semanas 10 semanas 11 semanas 11 semanas
Increíble cómo se viene desarrollando. Duerme mucho y se concentra en crecer y prepararse a salir a este mundo para vivir la vida que Dios le quiera dar. Basta con mirar las manos y la cara. La foto anterior muestra las manos relajadas y un rostro sereno. Aquí tiene los puños crispados y su rostro muestra la tristeza de una pérdida inexorable. El feto sufre, siente dolor. Existen videos donde muestran cómo el niño rehuye en el seno de la madre los instrumentos asesinos. Las fotos de acercamiento hacen pensar que ya tienen su buen tamaño. Esta imagen nos hace ver que diminutos a indefensos son. Este niño murió un Viernes Santo asesinado igual que su Salvador. ¿Por qué?
20 semanas 20 semanas 20 semanas 22 semanas
¿Sabe cómo murió este niño? Inyectaron una solución salina que quemó al niño. Está comprobado que los fetos sienten dolor. Hay sociedades para la protección de animales y ¡mira lo que hacen a los humanos! Ya sabe chupar su pulgar. ¿Quién defiende a estos niños? ¿Quién ve por sus derechos? Este niño no le sonreirá a nadie en este mundo. En el seno lo cortan en pedazos para retirarlos uno a uno. Otra técnica consiste en aplastar el cráneo, otra en hacerlo nacer y matarlo a medio camino.
22 semanas 24 semanas 24 semanas Aborto por sección
Las manos del médico que deberían velar por la vida, he aquí que se han convertido en manos de asesino. Cuánto más pequeño tanto más indefenso. Una maravillosa obra de Dios es tirado al tacho. ¿Cuántos asesinados en un archivador?
Llamado a cuidar la vida Indefensos Desechos Archivados
No hay palabras...

29 octubre 2005

El aborto y su relación con la salud de la mujer



El Observatorio Regional para la mujer de América Latina y el Caribe, ORMALC*, ha presentado un informe en el que desmiente algunas de las falsas creencias sobre el aborto y su relación con la salud de la mujer. En dicho informe, el ORMALC afirma que la evidencia es contundente en demostrar que la legalización del aborto no reduce su incidencia, no disminuye las tasas de mortalidad materna y no contribuye a la salud de la mujer. Asimismo, denuncia que el aborto está siendo utilizado principalmente como un método de planificación familiar, lo cual contradice abiertamente el espíritu de las conferencias del Cairo y Beijing, y señala que la legalización de esta práctica viene a convertirse en una forma de discriminación para la mujer, que es la primera perjudicada, por las secuelas que ello reporta.

La legalización del aborto no reduce las tasas de mortalidad materna

Si se hace un análisis comparado de las legislaciones de los países relativas al aborto y las tasas de mortalidad materna se encuentra que no existe una correlación estadística ni bases científicas para afirmar que a mayor liberalización exista una disminución de la mortalidad materna. Hay países donde el aborto es ilegal o muy restringido, y donde se presumen altos índices de abortos clandestinos, que tienen menores tasas de mortalidad materna que otros donde esta práctica es ampliamente permitida y donde es llevada a cabo en condiciones "seguras". En la India, por ejemplo, donde existe una legislación que permite el aborto en casi todos los casos desde 1972, es donde más muertes maternas ocurren. Cada año, se registran alrededor de 136.000 casos, equivalentes al 25% del total mundial, que para el año 2000 se calculó en 529.000. En contraste, Irlanda, donde el aborto es ilegal prácticamente en todos los casos, posee una de las tasas de mortalidad materna más bajas del mundo (5 por 100.000 nacidos vivos), tres veces inferior a la de su vecino el Reino Unido (13 por 100.000 NV) y a la de Estados Unidos (17 por 100.000 NV), países donde el aborto es ampliamente permitido y los estándares de salud son altos.

Un análisis serio de las estadísticas demuestra que el factor crucial para la reducción de las tasas de mortalidad materna no es la legalización del aborto sino el mejoramiento del sistema general de salud y el aumento del número de partos atendidos por personal calificado. Chile, que posee una de las legislaciones más restrictivas del mundo con respecto al aborto, pero donde el 100% de los partos son atendidos por personal calificado, tiene la segunda tasa de mortalidad materna más baja de América Latina, menor incluso que las de Cuba y Guyana que son los únicos países de la región donde el aborto es permitido sin restricciones. Las mayores tasas de mortalidad materna de Sur América las presentan Bolivia y Perú, cuyas legislaciones permiten el aborto en algunos casos, pero donde la atención calificada del parto es apenas del 35% y del 41%, respectivamente.

Aborto legal no es lo mismo que aborto seguro

Aunque sea legal, ningún aborto es completamente seguro. Las mujeres pueden sufrir serios daños físicos, psicológicos y emocionales, e incluso la muerte como resultado de abortos legales practicados en las mejores condiciones. De las 68.000 muertes maternas anuales debidas a abortos "inseguros" estimadas por la OMS, casi la mitad ocurren en la India, donde el aborto es legal.

Un prestigioso estudio llevado a cabo en Finlandia entre 1987 y 2000 que vinculó los registros de nacimientos y abortos a los certificados de defunción para determinar los riesgos relativos de mortalidad en los 12 meses posteriores al embarazo, encontraró que la tasa de mortalidad materna por causa del aborto legal es 2.95 veces mayor que la del parto. Las mujeres que dieron a luz tenían la mitad de la tasa de mortalidad de las mujeres que no estuvieron embarazadas en el año anterior a su muerte. En contraste, las mujeres que tuvieron un aborto inducido tenían 46% más probabilidades de morir que aquellas que no habían estado embarazadas, 60% más probabilidades que quienes tuvieron un aborto espontáneo y 195% más probabilidades de morir que las mujeres que dieron a luz.

Algunas de las complicaciones físicas que se pueden sufrir después de un aborto inducido son: infección, hemorragia severa, desgarramiento cervical, peroforación del útero, placenta previa, parto prematuro, incremento del riesgo de un futuro embarazo ectópico y mayor probabilidad de contraer cáncer de seno. Se calcula que el 60% de las mujeres que abortan sufre algún problema emocional posterior. El más conocido es el llamado Síndrome postaborto (SPD), un tipo de trastorno de estrés post-traumático (TEPT) caracterizado por síntomas como depresión, ansiedad, conducta agresiva, pesadillas, pensamientos o actos suicidas, bulimia, anorexia, abuso de alcohol y drogas, y ruptura de relaciones de pareja. El mismo estudio llevado a cabo en Finlandia constató que la tasa de suicidio en el año posterior al aborto era tres veces más alta que la media femenina y siete veces más alta que la de las mujeres que habían dado a luz

La legalización del aborto no reduce su incidencia

Contrario a lo que comúnmente se dice, la legalización del aborto no conduce necesariamente a una disminución en las tasas de incidencia. Desde 1973, año en que fue legalizado el aborto en Estados Unidos, se han llevado a cabo unos 35 millones de abortos legales sólo en ese país. En España 1 de cada 6 embarazos termina en aborto, veinte años después de la legalización, el número de abortos ha crecido en un 400%. Algo similar ocurre en el Reino Unido donde esta práctica se ha incrementado en un 272%. En todos estos países, las tasas de aborto entre las adolescentes se han multiplicado en los últimos años.

Por todas estas razones, el ORMALC concluye su informe haciendo un llamado para que no se confunda a la mujer haciéndole creer que por el hecho de ser legal el aborto deja de ser dañino para ella y para la sociedad.
Autor: Informe del ORMALC

Adopcion Espiritual

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Hace 20 años, Sarah Scantlin fue atropellada por un conductor ebrio y sufrió daños cerebrales que la dejaron confinada a un centro de atención médica, en estado casi vegetativo.

Hace 20 años, Sarah Scantlin fue atropellada por un conductor ebrio y sufrió daños cerebrales que la dejaron confinada a un centro de atención médica, en estado casi vegetativo.

Hoy, después de dos décadas de silencio y una notable recuperación reciente, ella empezó a hablar el mes pasado y los médicos no están seguros por qué.

Scantlin todavía padece constantemente los efectos del accidente. Ella cruza habitualmente sus brazos sobre el pecho, con los puños fijados debajo de su barbilla. Sus piernas sufren espasmos constantemente y su pie correcto se tuerce tanto que casi da la vuelta hacia atrás. Los músculos del cuello se tensan tanto que no puede tragar para comer.

Durante años, ella sólo podía pestañear - un parpadeo para "no" y dos parpadeos para "sí" - para responder a preguntas que nadie sabía con seguridad que ella entendía.

El mes pasado, Pat Rincón, la directora de actividades del centro donde Scantlin recibe atención, estaba trabajando con ella y un pequeño grupo de pacientes, tratando de conseguir que hablaran.

Rincón estaba de espaldas hacia Scantlin mientras trabajaba con otro residente. Ella justo había conseguido que ese residente contestara "OK" cuando de repente ella oyó a Sarah repetir también las palabras "OK, OK".

Los empleados trajeron a un terapeuta del habla e intensificaron su trabajo con Sarah. Ellos no quisieron darles esperanzas a los padres de Sarah hasta estar seguros de que no recaería, dijo Jennifer Trammell, una enfermera en el centro de cuidado Golden Plains.

Sarah Scantlin era una estudiante universitaria de 18 años el 22 de septiembre de 1984, cuando fue atropellada por un conductor ebrio. El hombre pasó seis meses en la cárcel.

El sábado, los padres de Scantlin organizaron una reunión para presentarla a sus amigos, miembros de la familia y reporteros.

Scantlin parecía agobiada por la atención a su alrededor. Vestida con un conjunto azul, ella habló poco, pero contestó preguntas principalmente con una sola palabra.

¿Está contenta de que puede hablar? "Sí", respondió ella.

"¿Qué le dice a sus padres cuando se despiden?"-- "Los quiero", dijo ella.

La familia dicen que Scantlin está enterándose del mundo exterior principalmente de las noticias y de las telecomedias que se ven en un televisor en su cuarto.

El sábado, su hermano le preguntó si ella sabía lo que un discompacto. Sarah dijo que sí, que sabía que contenía música.

Pero cuando él le preguntó cuántos años tenía ella, Sarah supuso que tenía 22. Cuando su hermano le dijo suavemente que ahora tenía 38 años, ella solo lo miró fijamente en silencio. Las enfermeras dicen que ella piensa que todavía vive en la década de 1980.

Su padre, Jim Scantlin, entiende que Sarah probablemente nunca dejará el centro de cuidado de salud ni se recuperará totalmente, pero agradece su mejora. "Este lugar es su casa... Ellos me han devuelto a mi hija", afirmó.


Adopcion Espiritual

Mujer lesionada en accidente vuelve a hablar después de 20 años

Sarah antes del accidente

KANSAS, EU., (EFE).-
Sarah Scantlin, una mujer atropellada por el automóvil de un conductor borracho hace más de 20 años, recuperó el habla y continuaba este fin de semana mejorando su comunicación con sus familiares.


“Estoy asombrado de cuán primordial es la comunicación”, dijo Jim Scantlin, el padre de la paciente, que vive en una residencia para discapacitados en esta localidad de Kansas. “Es un elemento clave de humanidad”, dijo.
Durante dos décadas todo lo que Sarah podía hacer para comunicarse era parpadear una vez para indicar “no”, y dos veces para indicar “sí”.
Betsy Scantlin, la madre de Sarah, dijo que ella “sabe quiénes somos, pero no podía comunicarse con nosotros”.
Este fin de semana los Scantlin ofrecieron una pequeña fiesta en el centro de cuidados médicos para presentar a Sarah a las amistades, otros miembros de la familia y la prensa.
Sarah tenía 18 años y estudiaba en el Colegio Comunitario de Hutchinson cuando fue atropellada el 22 de septiembre de 1984, mientras caminaba hacia su automóvil tras una fiesta con sus amigos.
La joven sufrió graves heridas, fracturas de huesos y quedó incapacitada para hablar. El conductor huyó del sitio y luego que fue identificado, detenido y juzgado cumplió una sentencia de seis meses en prisión.
Uno de los testigos del incidente, John Moore, quien es ahora un detective de la Policía, relató cómo él y otras personas vieron que Sarah era lanzada a varios metros y caía golpeándose la cabeza.
“Creí que había muerto, o que no iba a sobrevivir”, dijo Moore.
Sarah, ahora de 38 años, había empezado a hablar en enero, pero había pedido al personal del centro de cuidados médicos que no dieran la noticia a la familia hasta el día de San Valentín, que se celebra hoy.
Pero la semana pasada Sarah no soportó su propia impaciencia.
Los Scantlin recibieron una llamada de la residencia para pacientes Golden Plains Health Care Center y la enfermera Jennifer Trammell le preguntó a la madre de Sarah si estaba preparada para una gran sorpresa.
“Alguien quiere hablarle”, dijo Trammel y se escuchó la voz de Sarah:
-Hola, mamá
-¿Sarah eres tú?, preguntó Betsy.
-Sí.
-¿Cómo te sientes?
-Bien.
-¿Necesitas algo? agregó emocionada la madre.
-Más maquillaje.
Incrédula en su alegría Betsy preguntó a la enfermera si Sarah de verdad había pedido más maquillaje.
“Ahora es Sarah otra vez, cien por ciento Sarah”, dijo Jim Scantlin.
“Está usando toda su capacidad al máximo, es emocionante. Tenemos de vuelta a Sarah y es el mejor regalo en el mundo”.
De todos modos, Sarah ha quedado con secuelas del accidente: sus piernas se mueven de forma espasmódica, su pie derecho está torcido hacia atrás y los músculos del cuello están tan constreñidos que tiene grandes dificultades para tragar la comida.
El médico Bradley Scheel, que cuida a Sarah, dijo que no sabe exactamente porqué la paciente volvió a hablar de forma repentina, pero supone que puedan haberse regenerado algunas conexiones cerebrales críticas para el habla.

Adopcion Espiritual

Otro ataque dela UE a la persona y a la Iglesia

Sectarismo abortista

El 19 de octubre, Life Site informó que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (siglas en inglés, PACE), adoptó una resolución sobre “Mujer y Religión en Europa”, por la que se recomienda a los países miembros de la Unión “asegurar que la mujer no sea víctima de leyes y políticas inspiradas en principios religiosos, como las que restringen el acceso al aborto”.

De lo contrario, para la Asamblea se estaría ante un caso de “intolerancia y discriminación” por parte de las religiones machistas, con jerarquías dominadas por hombres, (obvia referencia a la Iglesia Católica). Siguiendo en esa tónica la resolución también condena “enérgicamente” a las religiones que sostienen “una cultura patriarcal que imponen como ideal a la mujer esposa, madre y ama de casa”, el documento considera “discriminatorias esas formas de vida”.

La resolución fue presentada por la suiza Rosmarie Zapfl-Helbling del European People’s Party, que durante el debate -junto con otros parlamentarios- arremetieron contra la Iglesia Católica acusándola de ser la causa de la epidemia de enfermedades trasmitidas sexualmente. Argumento que también enarbola el grupo de apóstatas Católicas para el Derecho a Decidir, acusando a la jerarquía católica de crímenes de lesa humanidad por “no autorizar el uso del preservativo”.

Según la eurodiputada suiza todos los ciudadanos, “así como llevan ropa interior, deberían añadir a sus elementos de consumo diario una provisión de preservativos”. (Aunque en este boletín no hacemos este tipo de comentarios, esta vez permítanoslo el lector: dudamos, por sus mismos dichos, que la diputada use ese tipo de ropa ya que su propuesta es propia de una cuartelera, con perdón de las cuarteleras).

Libertad para abortar y libertad religiosa

Continuando con su perverso discurso, Zapfl-Helbling y sus aliados, exigieron a los países de la Unión que “la libertad religiosa y el respeto a la cultura y a la tradición, no debe justificar la violaciones de los derechos de las mujeres, incluidas la niñas, obligadas a aceptar códigos religiosos que les impiden el acceso a cualquier clase de medios contraceptivos. En este tema las menores de edad deberán verse libres de cualquier injerencia familiar o social”. Para Zapfl-Helbling, la verdadera libertad religiosa es la que permite, social y jurídicamente, el crimen del aborto y cualquier otra aberración sexual.

A la vez, Life Site, informa que la Asociación Sueca para la Educación Sexual (RFSU), presentó al Parlamento Europeo, avalada por 17 de sus miembros, representantes de 12 países, la propuesta titulada “El Aborto, un Derecho para todas las Mujeres de la Unión Europea”, dirigida a declarar violatorias de los derechos humanos de las mujeres las legislaciones locales que prohíban o limiten “el derecho al aborto”.

El aborto no es una cuestión religiosa

El enemigo con mala fe e ingenuamente algunos católicos siguen planteando la cuestión del aborto como una cuestión religiosa.

El aborto, para toda persona de buena voluntad cualquiera sea su religión, no es primariamente una cuestión religiosa, sino que es lisa y llanamente un crimen, el asesinato del niño por nacer, un atentado contra el orden natural. Si “no matar” fuera un principio exclusivo de alguna fe religiosa, quien no la profesara tendría patente de corso para eliminar a quien le viniera en gana.

También es claro, como nos dejó dicho Juan Pablo II, que así como la Iglesia reinvindicando el orden natural -común a todos los hombres- salió en defensa de la clase obrera en el siglo XIX y principios del XX, en la actualidad -por imperio de la ley natural y también de la ley de Dios- se ha convertido en la principal, pero no en la única, defensora del más inocente de los seres humanos, el niño no nacido en el vientre de su madre.

Dos errores que debemos evitar

Oponernos al crimen del aborto “como católicos”, y así dejar el campo libre para que, quienes dicen no serlo asesinen a mansalva a niños no nacidos y en muchos casos también a sus madres, es un error que debemos evitar.

El otro, tan peligroso como éste, está en consentir “dialogar” sobre los principios de orden natural. Consensuar el derecho natural, universal -válido para todos los hombres- e inmutable, es negar el mismo derecho natural.

Ni la vida humana del no nacido, cualquiera sea su grado de gestación; ni el matrimonio como unión exclusiva e indisoluble entre un hombre con una mujer; ni la unidad entre fin unitivo con el procreativo del acto matrimonial; ni el derecho de los padres a la educación de sus hijos, etc., pueden ser objeto de diálogos ni consensos.

Otra cosa distinta, como lo enseña Juan Pablo II en la enc. Evangelium Vitae, es tratar de acotar, limitar, los daños de la ley inicua ya promulgada, sólo en ese caso y con esos fines es lícito negociar y sólo en orden a restringir los daños del orden jurídico positivo inicuo, y siempre con la intención de abrogarlo -derogarlo- definitivamente.



Adopcion Espiritual

28 octubre 2005

La cultura pro muerte se rebela ante la condición delictiva del aborto



El pasado jueves 27 de octubre tenía lugar la presentación del informe 68/2005 de la Fundación Alternativas. Bajo el título “El aborto en la legislación española: una reforma necesaria”, su autora, la catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, Patricia Laurenzo Copello, insistió en la necesidad de derogar el vigente art. 417 bis del antiguo Código Penal que contempla el aborto provocado como delito. Decimos que insiste porque ya en 1990, la catedrática Laurenzo abogaba por sacar el tipo penal en el libro “El aborto no punible” editado por Editorial Bosch.

El Código Penal de 1995 no introdujo los supuestos despenalizadores que quedaron regulados por la Ley Orgánica 9/1985 y su correspondiente reglamento que desarrolla las circunstancias en las que el aborto no queda penalizado en nuestro país. Sin embargo, según la autora del informe de la Fundación Alternativas, es necesario revisar el sistema ya que en su opinión, “se ha mostrado ineficaz para contener el constante incremento del número de abortos que se practican en España”. O sea, la filosofía Suárez, ya saben: llevar a las leyes lo que está en la calle. ¿Y la “tolerancia cero” con la violencia doméstica? Coherencia.

Además, la autora del informe sostiene que el mantenimiento de la criminalidad del aborto resulta inconsistente con el respeto al principio de la autonomía de la mujer. Se le olvida que la autonomía de la mujer debe encontrar sus límites en los derechos de un tercero, en este caso, su hijo. Y es que a Laurenzo probablemente también se le olvida que la sentencia del Tribunal Constitucional 53/1985 que declaró constitucional el aborto en determinados supuestos, reconoce expresamente el derecho a la vida del nasciturus.

Más. La “experta”, reconoce que desde hace algunos años “se percibe cierta normalidad” en la “ejecución” -nunca mejor dicho- de las eufemísticas interrupciones voluntarias del embarazo. Sin embargo, Laurenzo se muestra incómoda porque exista abierta la posibilidad de un control judicial. La justicia, al parecer, debe de penetrar en nuestros hogares hasta la cocina, pero en la decisión de abortar, debe quedar al margen. Más coherencia.

Y es que a Laurenzo le preocupa que la maquinaria judicial pueda ponerse en marcha por “un novio despechado, un marido indignado por el anuncio de separación o por los padres contrarios al aborto de una menor de edad”. O sea, que la catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, digamos que no confía demasiado en el modelo judicial garantista.

Por supuesto, Laurenzo aboga por el sistema que “deje la decisión última en manos de la mujer”. Por ello propone la no punibilidad del aborto dentro de las primeras 12 semanas, el mantenimiento del mal llamado supuesto “embriopático”, que permite acabar con la vida del niño por enfermedad. Y también el mantenimiento del supuesto “terapéutico” en caso de peligro grave para la salud de la madre. Es decir, el coladero del 97,5% de los abortos realizados en España.

Conviene recordar que el aborto provocado nunca cura nada, tal y como se puede observar en el informe elaborado por el comité científico de la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA) sobre las consecuencias para la salud física o psíquica de la madre.

Y ya puestos, Laurenzo pretende la modificación de la Ley 41/2002 de 14 de noviembre para “dar relevancia con carácter general al consentimiento de las menores de edad que hayan cumplido los 16 años”, cargándose de esta manera el principio de la patria potestad. Por supuesto, Laurenzo también aspira a una regulación de la objeción de conciencia que “compatibilice” este derecho con los “intereses legítimos de la mujer embarazada”.

Lo que llama la atención es que Patricia Laurenzo haya tenido la falta de decoro de presentar este informe con la presidenta de la Asociación Nacional de Clínicas Acreditadas para la realización de Interrupciones Voluntarias del Embarazo, Eva Rodríguez . En la presentación del informe estaban también presentes la parlamentaria Elena Vívoras , el senador Joaquín A. Bellón ; la investigadora del CESIC Margarita Delgado , el catedrático de Derecho Penal Juan Carlos Carbonell , la escritora y ginecóloga Elena Arnedo y el supervisor de Sanidad de la Fundación Alternativas, Javier Rey . Gente “progre”, que se llama ¿Qué dirán los aborteros sino que hay que legalizar más su fenomenal negocio?

No es la primera vez que se encuentran. En mayo de 2000, Laurenzo coincidió en Sevilla con el actual portavoz de los abortorios, Santiago Barambio. En el seminario organizado por la Red de Mujeres, Barambio, se permitió decir que el aborto era un “acto médico”. ¿Qué es lo que cura Sr. Barambio? Nada. ¿Genera alguna complicación médica? El entonces representante de la muy lucrativa Tutor Médica, debería saber las consecuencias del aborto, que no del embarazo, para la salud física y psíquica de la madre. Unas consecuencias que se permitió esconder, sin pudor alguno, ante los micrófonos de RNE. Recomendamos la lectura de la revisión realizada por AVA en septiembre de 2005 sobre las consecuencias médicas del aborto provocado.

Digan Uds. de una vez que se están forrando a costa de unas mujeres que llegan amedrentadas, asustadas, sin capacidad de respuesta. Digan de una vez que quieren hacer crecer su negocio a costa de dejar a cientos de miles de mujeres en la cuneta. Digan ustedes que cuando una mujer regresa llorando a sus lucrativos centros tras haber arrancado la vida de sus entrañas, ustedes la despachan de malos modos porque no lleva “paquete” con el que engrosar sus cuentas de resultados.

Y sí, la catedrática Laurenzo propone el modelo alemán de aborto libre con asesoramiento previo. Bien. Pero, ¿quién va a asesorar? ¿La Federación de Planificación Familiar que recibe financiación de las “clínicas” abortistas? Hace falta que se cumpla la ley, que se ofrezcan alternativas a las mujeres, que la administración apueste con verdadera voluntad política para ayudar a las mujeres con embarazos inesperados a luchar por sacar a sus hijos adelante. Eso es Estado social. Lo demás, son “gestos progres” que nos están saliendo carísimos. ¿Es que no han visto a esas mujeres que se atormentan cada vez que ven un cochecito con un bebé por la calle? Dra. Laurenzo, la autonomía de la mujer no consiste en conducirla hacia un abismo sin vuelta atrás.

Luis Losada Pescador



Adopcion Espiritual

De yo influyo

28 de Octubre 2005

stá sufriendo mucho”, “Nos estamos quedando sin dinero”, “Así va a estar en paz”, “Nos está desgastando como familia”, “De todas maneras se va a morir”… estos son algunos de los argumentos para poner sobre la mesa la discusión de la moralidad de la eutanasia.

¿A quién se pretende ayudar legalizando la eutanasia?; ¿Se ayuda al enfermo, o a los que deciden su muerte? ¿Alguien se ha propuesto estudiar acaso, qué consecuencias trae en una persona ser responsable de la muerte de un ser querido; sus secuelas psicológicas y morales?

¿Qué es la EUTANASIA?

Del griego -Eu bien-, -tanatos muerte-. Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. Muerte sin sufrimiento físico” (1). La muerte puede producirse por una acción directa, inyectando o administrando sustancias tóxicas o mortales, o bien por omisión, dejando de proporcionar la asistencia médica o la alimentación básica.

DIFERENCIAS CON LA DISTANACIA Y LA ORTOTANASIA

Distanacia:Tratamiento terapéutico desproporcionado que prolonga la agonía de enfermos desahuciados” (2). La distanasia lleva a lo que se ha llamado el encarnizamiento terapéutico, que no respeta el derecho a una muerte digna . Es llamada también ensañamiento terapéutico o encarnizamiento. Al respecto el Papa Juan Pablo II hizo un pronunciamiento aseverando de que la decisión de no adoptar o suspender una terapia, será considerada éticamente correcta cuando resulte ineficaz o claramente desproporcionada al fin de mantener la vida o la recuperación de la salud.

La distanacia es el extremo contrario a la eutanasia, no aceptar la muerte como un proceso natural de la vida y es muy grave pues se somete al paciente a sufrimiento absolutamente innecesario.

OrtotanasiaEs la defensa del derecho a morir dignamente, sin el empleo de medios desproporcionados y extraordinarios para el mantenimiento de la vida” (3). "Es la recta muerte o aceptar el fin de la vida en el momento en que tenga que llegar" (4). En estos casos al enfermo terminal sólo se le aplican medidas paliativas: hidratar adecuadamente, darle oxígeno, controlarle el dolor, lo cual permite vivir dignamente en el marco de una enfermedad. De ésta manera la evolución de la enfermedad lo llevará a la muerte natural.

UN EJEMPLO

Un enfermo de cáncer terminal, que cae en paro cardiaco o cerebral:

1. DISTANACIA: entubarlo, darle resucitación artificial, recetarles medicamentos… alargar su agonía.

2. ORTOTANASIA: ayudarlo a pasar ese trance con oxígeno, controlando el dolor de tal manera que muera cuando naturalmente deba suceder, SIN alargar su agonía.

3. EUTANASIA: aplicarle una inyección letal para que ya no sufra

RAZONES PARA ACEPTAR LA EUTANASIA

Algunos argumentos que se usan para legalizar la eutanasia tienen que ver con el sufrimiento físico, se argumenta la necesidad de eliminar el dolor ante una enfermedad sin salida.

Otros dan razones más "piadosas", arguyendo que por compasión hay que eliminar el dolor de otro lo antes posible, pues vivir enfermo y con dolor es vivir sin dignidad, vivir enfermo no es vivir. Por lo cual, si no se puede vivir una vida "de calidad" hay que permitir al enfermo eliminar el dolor teniendo una "muerte digna" a través de la eutanasia.

Otro argumento comúnmente usado es el desgaste que sufren los familiares y amigos al afrontar una muerte lenta, costosa y emocionalmente lapidaria.

Se dice también que el derecho a la eutanasia es un derecho humano, por lo cual hay que legalizarla para que se deje de practicar en la clandestinidad y para que cada quien con su autonomía y libertad decida si toma o no la opción. Al final, cada quien es dueño de su vida y por lo tanto de cómo quiere dejar de tenerla o como quiere morir.

RAZONES PARA NO ACEPTAR LA EUTANASIA

"La eutanasia, aunque no esté motivada por el rechazo egoísta de hacerse cargo de la existencia del que sufre, debe considerarse como una falsa piedad, más aún, como una preocupante «perversión» de la misma. “ Juan Pablo II

La vida es el primer derecho humano. La opción de la eutanasia es más grave cuando se configura como un homicidio que otros practican en una persona que no la pidió de ningún modo y que nunca dio su consentimiento "por razones humanitarias". Se llega además al límite cuando algunos, médicos o legisladores, se adjudican el poder de decidir sobre quién debe vivir o morir. De este modo, la vida del más débil queda en manos del más fuerte; se pierde el sentido de la justicia en la sociedad y se mina en su misma raíz la confianza recíproca, fundamento de toda relación auténtica entre las personas.

Todo enfermo debe recibir el cuidado integral, físico, psíquico, social y espiritual que ayude a evitar el sufrimiento sin prolongar artificialmente la vida ni el sufrimiento, para que pase sus últimos días en paz y con un sentido del dolor y de la vida que aún tiene. El dolor, la prueba, ennoblece, enrecia y purifica, nos hace sabios, emprendedores y comprensivos.

Por otro lado, la misión de la medicina es eliminar al dolor, no al enfermo. La medicina es una ciencia inexacta y perfectible y es por ello que hay casos donde se diagnostica que una persona no sobrevivirá y sin embargo acaba recuperándose o viviendo mas de lo que se esperaba. Por ello tomar una decisión arbitraria de acabar con la vida de alguien bajo el argumento de que "de todas maneras morirá" es muy inexacta.

Cuando uno está sólo, anciano, enfermo, paralítico tras un accidente... es fácil sufrir ansiedad y depresión que llevan a querer morir. En un país sin eutanasia, los médicos, terapeutas, familiares y amigos se esfuerzan por curar esta depresión, devolver las ganas de vivir y casi siempre tienen éxito.

Según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el derecho a la autonomía personal no es superior al deber de los Estados de amparar la vida de los individuos bajo su jurisdicción. El pasado 28 de abril del 2005, la Asamblea Parlamentaria del Consejo Europeo rechazó por 128 votos contra 56 un proyecto de resolución que pedía legalizar la eutanasia en el continente. El parlamentario británico Kevin McNamara, señaló que "liberalizar la eutanasia sería un primer paso hacia el reconocimiento del derecho a matar y no sé a dónde nos llevaría esa pendiente resbaladiza".

Como en el caso del aborto, aprobar una ley que permite la eutanasia "con todos los controles que haga falta" no impedirá que se extienda el abuso, los permisos escritos sin examinar al paciente, la laxitud en la aplicación de la ley y el fraude de ley generalizado.

La genuina autonomía comprende no sólo un derecho para elegir, sino la responsabilidad de elegir dentro de ciertos límites. Ninguna ley que permita la eutanasia estará a salvo del riesgo de que las vidas de los que no querían morir sean puestas en peligro. El derecho a la integridad de su vida habría sido infringido. El derecho a morir no está regulado constitucionalmente. Si existiera este derecho absoluto sobre la vida, existirían otros derechos como la posibilidad de vender tus propios órganos o aceptar voluntariamente la esclavitud”. Dr. Brian Pollard

LA PIRAMIDE POBLACIONAL...

En 1950, el promedio de hijos por mujer en el mundo era de 5, hoy, el promedio de fertilidad en los países desarrollados es de 1.6 y hay países como Alemania que solo tiene 1.3 e Italia con 1.2. “Hasta la Revolución Industrial, el índice de probabilidad de contratar a una persona de la tercera edad era de 1 en 40. Hoy, en el mundo desarrollado es de 1 en 7. Para el 2030 será de 1 en 4… Para ese mismo año, la edad de retiro en los Estados Unidos será de 73 años… Hoy en Europa, la edad media (la que divide a adultos de jóvenes a la mitad de la población) es de 38 años. Para el 2050 será de 51 años y en Alemania será de 53, en tanto que en Italia será de 57 años” (5)

Todos éstos cambios debidos al control del crecimiento poblacional cuyas raíces han sido la necesidad de incorporar a la mujer en el mercado laboral unido al hedonismo, el individualismo y la comodidad han traído como consecuencia la inversión de las pirámides poblacionales en todo el mundo (VER GRAFICA). Esto a su vez, ha traído la quiebra o el riesgo de la misma en los sistemas de pensiones de muchos países que están hoy viviendo las consecuencias del desequilibrio demográfico… ¿La solución? Algunos la han “encontrado” buscando eliminar a aquellos que están siendo una carga para la sociedad, los ancianos y los enfermos, y por ello se está buscando legalizar una manera de deshacerse de ellos. Hasta hoy han tenido éxito en Holanda y Bélgica.

EL PRECIPICIO DE LA MENTALIDAD ANTI VIDA.

El primer caso registrado legalmente como eutanasia, se remonta a la segunda guerra mundial, En octubre de 1939 Hitler firmó una autorización secreta para proteger a los médicos y al personal médico que la practicaba. El nombre clave de esta operación secreta era T4, su finalidad era matar a niños, adultos y ancianos con discapacidades mentales y físicos que estaban internados en instituciones, sin el conocimiento de sus familias. Durante la fase inicial de las operaciones, de 1939 hasta 1941, alrededor de 70,000 personas murieron en el programa de eutanasia. En el procedimiento del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg (1945-1946), se calculó que el numero total de víctimas era de 275,000 personas. Se demostró que no solo eliminaron “personas enfermas” sino que acabaron abarcando personas indeseables según las características de pureza de raza predicada por el nazismo. (6)

Holanda, tras 25 años de lucha, legalizó la eutanasia, hoy es aplicada no únicamente a enfermos, sino a gente que no quiere vivir, como el caso del senador socialista de 80 años Brongersma. En el mismo sentido y por “humanidad” se dejan morir unos 300 bebés al año que nacen con minusvalías. Los números oficiales reportan 1,626 casos de eutanasia y 148 de suicidio asistido en el 2003.

Por su parte, el Dr. Jack Kevorkian del estado de Michigan en Estados Unidos, mundialmente famoso con el sobre nombre de Doctor Muerte, comenzó proponiendo con un rasgo “humanitario y científico” practicar la eutanasia a reos condenados a muerte para que “retribuyeran socialmente” algo del daño que habían hecho donando sus órganos. Al cabo de los años, y gracias a algunas denuncias, se supo que éste hombre practicó más de 100 casos de eutanasia activa “por compasión”. Se demostró que no todos los pacientes que mató eran terminales y a otros los mató sin su consentimiento. El juez, al momento de condenarlo comentó “el intento de matar fue predeterminado, pienso que en lugar de pensar en ayudarlo, pensó predeterminadamente en matar”. LIGA A CASO COMPLETO

Tanto Hitler, como el Dr. Muerte Y EN HOLANDA se sintieron dueños de la vida, comenzaron eliminando vidas humanas por “consideraciones humanitarias” y acabaron matando sin respetar los propios argumentos que ellos habían dado inicialmente. Cuando el ser humano se siente dueño de la vida sin serlo, no hay límite en la caída y las peores aberraciones sucederán, la supremacía del fuerte aplastará al débil. “Nadie es dueño de la vida; nadie tiene el derecho de manipular, oprimir o quitar la vida, ni la de otros, ni la propia.” Juan Pablo II
VIVIR Y MORIR CON DIGNIDAD.

El mejor argumento a favor de la vida será siempre el testimonio de miles de hombres y mujeres en circunstancias muy complicadas que, apoyándose mutuamente, con la ayuda de sus valores, su familia, amigos y profesionales, demuestran día a día que la dignidad del hombre les lleva a vivir con dignidad, enriqueciendo la vida de otros. Luis de Moya, un sacerdote que actualmente tiene 52 años, cuando tenía 38 debido a un accidente automovilístico quedó tetraplégico. Escribió un libro sobre su experiencia: “SOBRE LA MARCHA” (VER EL LIBRO COMPLETO).

Algunas de las ideas que muestran el valor de la vida aún en una silla de ruedas y sin una “calidad de vida” optima son las que él mismo vierte en su libro: “Yo no podía, no debía, buscar el mero sentirme cómodo o lo menos contrariado posible entre mis cuatro paredes, como si no pudiera hacer otra cosa, como si ya nadie esperara nada de mí. Si hubiera caído en ese planteamiento, habría condenado mi vida al lamento permanente como telón de fondo. Consentir en esa visión tan negativa de mi situación, supondría –aparte de pactar con una falsedad– autocondenarme al victimismo. Ir por el mundo con complejo de víctima, como dando pena, se me hacía poco gallardo y un tanto falso, porque veía con claridad que teniendo la cabeza sana no había razón para no utilizarla con provecho.

Afirma Antonio Orozco que " Una sociedad que legitima la eutanasia suicida, es una sociedad que está proclamando su ineptitud para ofrecer una auténtica solidaridad, afecto y cariño a sus enfermos terminales" (7)

La verdadera «compasión» hace solidarios con el dolor de los demás, y no elimina a la persona, cuyo sufrimiento no se puede soportar. El gesto de la eutanasia parece aún más negativo si es realizado por quienes --como los familiares-- deberían asistir con paciencia y amor a su allegado, o por cuantos --como los médicos--, por su profesión específica, deberían cuidar al enfermo incluso en las condiciones terminales más penosas.

No es mediante el asesinato o el suicidio asistido que se ayuda a las personas a morir dignamente: la muerte verdaderamente digna, la proporcionan sin duda, quienes se acercan al anciano o al enfermo terminal dispuestos a padecer con él, quienes solidariamente se entregan a su cuidado y atención, quienes alivian sus dolores físicos y morales.

La muerte nos llegará a todos, no sabemos cuándo y cómo nos va a llegar, sin embargo quienes padecen una enfermedad terminal y que están conscientes que el tiempo es corto, tienen la oportunidad de esperar ese momento, como ellos decidan: con paz y dignidad o con desesperanza.

Si tu o un ser querido requieren ayuda para enfrentar una enfermedad terminal, pueden llamar al Instituto Mexicano de Tanatología donde encontrarán el apoyo y la orientación que necesitan: (0155) 5662-1250. http://www.tanatologia.org.mx/

1 Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004
2 Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004
3 Bonnin Barceló
4 Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004
5 http://www.heritage.org/Research/SocialSecurity/HL729.cfm
6 www.ushmm.org
7 "La escalera de los siete escalones" Equivalencia de la eutanasia activa al suicidio asistido. www.arvo.net.