07 febrero 2007

Una verdad profunda

"...un embrión necesita hospitalidad.

Cuando, desde la incertidumbre, uno se abre y ofrece un lugar, es porque de algún modo uno es interpelado por el propio ser que le llega, que pide seamos generosos y hospitalarios con él. Esa es la parábola de la vida humana, que protagoniza el embrión: hasta la llegada de la fecundación "in vitro",
todo embrión llegaba en el lugar que se le había concedido, en el vientre de su madre, semanas antes de que el análisis más preciso pudiera mostrar que existía. Llegaba misteriosa, secretamente, en la oscuridad, como un extraño, pero era acogido, protegido y
alimentado antes de que nadie tuviese noticia de su presencia.

Es una anticipación biológica de una verdad profunda: lo que significa acoger a un hijo en la existencia como un don que debe ser apreciado, un forastero al que dar cobijo. No se trata de "nuestro proyecto", de un producto de nuestra voluntad, y sólo cuando colocas al embrión humano fuera de su lugar natural, en un laboratorio, se hace posible olvidar esta verdad. Es entonces cuando se empieza a pensar en él en términos de producción, cuando se le considera una "cosa" y se piensa que nos toca a nosotros decidir cómo debemos tratarlo. Creo que esto es un grave malentendido sobre la naturaleza de un embrión y sobre lo que le debemos."**

**Leon R. Kass

es uno de los bioéticos de talla mundial que no se dejan obnubilar por la investigación con células madre embrionarias o por la clonación. Doctor en Biología y en Medicina, profesor de la Universidad de Chicago, es también miembro del Consejo asesor del presidente de EE.UU. sobre Bioética. Es autor de numerosos libros científicos, así como de otros de tema antropológico y filosófico.



Adopcion Espiritual

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