09 octubre 2007

Personas a contracorriente: La historia de una madre llamada Caroline Aigle.

Hemos visto muchas fotos de Caroline, y prácticamente en todas sonreía como en la presente.

Vivimos en una época en que la vida humana vale bien poco y donde el egoísmo es la principal ley. De forma que es normal que la gente aborte un hijo porque el parto le va a fastidiar el mes de vacaciones, o que no se tengan hijos los próximos diez años porque se está pagando una segunda casa en la costa. Por eso es más chocante la historia de Caroline, una mujer a la que le diagnostican un cáncer en el quinto mes de embarazo y prefiere renunciar al tratamiento para evitar hacer daño a su hijo, muriendo como consecuencia de su decisión. Dar la vida por un hijo, dar la vida por amor a los otros tendría que ser la norma, pero hoy dar la vida por amor no sólo no es corriente sino una excepción. Eso es lo terrible, que lo normal es quitar la vida a otro por egoísmo.

Según nos cuenta ACI, Caroline Aigle hubiera cumplido 33 años de edad el último 12 de septiembre. Y no era en Francia una mujer anónima. Fue la primera mujer piloto de caza de la Armada Francesa y futura astronauta. Murió el 21 de agosto víctima de un cáncer fulminante. Su país aún la llora y no deja de conmoverse por su valiente sacrificio: estaba embarazada de cinco meses cuando supo que padecía la enfermedad terminal y optó por postergar su tratamiento para que su hijo pudiera nacer.

Hace apenas dos meses, a mediados de julio pasado, Caroline recibió la noticia de su cáncer. Para que tuviera alguna posibilidad de vivir tendría que recibir un tratamiento muy agresivo y en consecuencia, y en primer lugar, debería abortar a su hijo. Pero, Caroline había nacido para luchar no para rendirse. Caroline pensó que lo primero era su hijo.

Caroline estaba casada con el también piloto Christophe Deketelaere. Con él tenia ya un hijo. Y juntos tomaron la decisión de darle una oportunidad a su nuevo hijo. Se llamó Gabriel porque anunciaba la vida y no la muerte. nació muy pequeñito con solo cinco meses y medio. Todavía no es seguro que viva; todavía lucha por la vida, pero tiene una oportunidad, y dada la estirpe de luchadores de la que viene es seguro que aprovechará su oportunidad.

Christopher cuenta cómo Caroline le dijo que “No podía detener la vida de un ser que había llevado consigo por cinco meses(…) Él tiene el derecho de tener posibilidades como yo’”.

Christopher cree que éste fue “su último combate y lo ganó”. Antes de morir, pudo ver a su hijo varias veces y cargarlo en sus brazos. “Fue heroica hasta el final”, aseguró.

HISTORIA DE UNA MADRE

Caroline Aigle (que significa “águila”) nació en Montauban en 1974. A los 14 años de edad ingresó en la escuela militar de Saint-Cyr. En mayo de 1999, con 25 años, se convirtió en piloto de caza y estuvo a cargo de un Mirage 2000-5 del Escuadrón de Caza Cote d'Or en Dijon. En 2005 se convirtió en comandante de escuadrilla y desde 2006 desempeñaba funciones de seguridad en vuelo en el centro de mando de Metz.

Su libro de vuelo se cierra con casi 1.600 horas, una parte de las cuales las dedicó a la aviación deportiva. La última vez que participó en una demostración deportiva fue el pasado 12 de mayo en el aeródromo de Muret-Lherm, al sur de Toulouse, con motivo del festival Air Expo del que fue directora honorífica. Allí realizó una breve exhibición a los mandos de un Cap. Muchos aficionados la vieron pasear con sus dos hijos entre el público Un hijo lo llevaba de la mano el otro dentro de ella.

Su funeral fue presidido por el sacerdote Pierre Demoures, un ex piloto de combate. En su homilía, el Padre Demoures recordó a Caroline como una persona que condujo a la gente a Cristo con sus “sus cualidades, amabilidad, disponibilidad, pasión” y por sus “opciones” al considerar “a su hijo como una vida que excedía la simple visión humana de la vida” y por la cual “retrasó un tratamiento que era urgente”.

El sacerdote recordó que cuando Carolina y Christopher lo buscaron para preparar su matrimonio, le pidieron un texto que no hablara del amor del uno por el otro “sino que tratara del amor que nos abre y lleva a amar a los demás”.

“La gran lección que nos dio Carolina es la urgencia de amar. No una urgencia de temer, sino la urgencia vital de saber que sólo el amor trae vida. El hombre está hecho para la vida. Esta urgencia puede hacer que el amor sea más fuerte y dar vida a un tesoro en medio de los eventos más trágicos”.



Adopcion Espiritual

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