-¿Qué es AVA?
-La Asociación de Víctimas del Aborto es una asociación sin ánimo de lucro, constituida con la intención de dar voz a las mujeres y hombres que se han visto involucrados en un aborto provocado. Esta idea la hemos heredado de una asociación americana, donde, después de unos cuantos años más de legalización del aborto, se han dado cuenta de que el aborto es una práctica en la que, además de dejar un reguero de víctimas muertas, que son los niños no nacidos, también quedan destrozados moral y psíquicamente los padres y las madres.
-¿Por qué existe AVA?
-Porque ya es hora de que en España hablen las víctimas vivas del aborto, esos muertos vivientes del aborto. Para AVA, la primera víctima es el niño no nacido, del cual no se acuerda prácticamente nadie. Pero desde AVA queremos retomar el tema desde el punto de vista de los que quedan vivos: el padre, la madre o los mismos profesionales del aborto, personas que sufren el síndrome postaborto, que es una enfermedad que debe catalogarse fuera del síndrome postraumático, porque tiene su sintomatología propia. A estas personas, desde AVA las derivamos a distintos profesionales que colaboran con nosotros: psicólogos, ginecólogos, abogados, etc. Han llegado a nosotros personas que abortaron hace una semana, hace un año o diez. A cada uno lo que hacemos es acompañarlos, escucharlos, que se sientan arropados. En los abortorios, antes de pasarla al quirófano, a la mujer le dan un papelito que tiene que firmar: es el consentimiento informado. Nosotros, desde AVA, exigimos que ese papelito no informe sólo de las consecuencias físicas del aborto, sino que lo haga también de las psíquicas, que se dé tiempo a la mujer a que lo lea tranquilamente, que le dé tiempo para reflexionar, para pensar con serenidad qué paso va a dar, que es irreversible, y que le va a afectar el resto de su vida. Lo que pasa es que donde se practican abortos todo es rápido, con prisa, pagando por adelantado y sin factura.
Muchas de las chicas que han llegado a nosotros nos cuentan que cuando se dirigen a un centro, van a pedir ayuda, no a abortar, y antes de que nadie les diga qué otras alternativas tienen o de intentar averiguar por qué no quieren tener a su hijo, lo primero que les dicen es que no pueden tenerlo, y las pasan a un psicólogo que en cinco minutos certifica que se ajusta al primer supuesto despenalizador del aborto, que habla sobre la salud física o psíquica de la madre, supuesto por el que se cuela el 97% de los abortos y que no tiene estipulado límite alguno en el tiempo de la gestación para ejecutarse.
-Entonces,¿bajo este supuesto se puede abortar en los nueve meses de embarazo?
-Sí. El Código Penal establece en doce semanas el límite para abortar en caso de violación, y en veintidós, de malformación del feto. Pero en este otro caso se puede ejecutar el aborto, y así se está haciendo, en cualquier período del embarazo.
Entonces, a esa chica, en vez de echarle una mano y contarle cuáles van a ser las consecuencias psicológicas, se le da ese papel y se le hace pasar a la sala de espera.
-¿Qué os cuentan de esa sala de espera?
-Que es una sala donde hay un frío enorme. No hay diálogo ni conversaciones. La gente no se mira a la cara. La mayoría de las chicas nos han contado que, una vez que han firmado, las tratan como a animales. No hay una palabra de aliento, de apoyo, de consuelo, cuando ellos saben perfectamente que lo que va a pasar es algo desagradable para la mujer. De hecho, después de practicarle el aborto, los síntomas de SPA están latentes. Esos síntomas pueden ser sueños, pesadillas, recuerdos, evocaciones en la fecha del nacimiento, etc.
-¿A cuantas persona habéis atendido?
-Desde marzo de 2004 hemos atendido unos setenta casos. Todos esos testimonios han sido recopilados y serán publicados en un libro titulado Yo aborté. Se va a editar con la idea de que la sociedad se dé cuenta de que el aborto no es inocuo. El aborto deja tras de sí un reguero de dolor tremendo.
-¿Cómo pueden ser víctimas también los hombres?
-Los hombres tienen un 50% de responsabilidad en cada embarazo, y a nosotras han venido muchos diciendo que están sufriendo esos síntomas, porque han acompañado a su pareja a abortar, o porque no pudieron evitar un aborto que se ejecutó sin su aprobación.
-Hablamos de víctimas del aborto, pero ¿hay culpables?
-En España se ejecutaron 79.788 abortos en 2003. Eso quiere decir que todos somos un poco culpables, porque todos tenemos un conocido, un vecino o un familiar que se ha visto involucrado en un aborto, y a lo mejor, cuando esa persona necesitaba ayuda, nadie le ha tendido una mano ni le ha ofrecido un testimonio y le ha dicho: "Qué necesitas, aquí estoy, cuenta conmigo".
Por otro lado, todos los que están involucrados en el negocio del aborto. Los médicos que los ejecutan saben que no están quitando la vida a una rata ni a un gusano, sino a un ser humano. Si no advierten previamente a la mujer, la están engañando y manipulando para ganar dinero. Eso tiene una mayor carga de culpabilidad.
-¿Cuál es la meta de AVA?
-Para empezar, que se compense y ayude a las familias víctimas de un aborto provocado, ayudándolas en lo que necesiten, y la primera necesidad que solicitan es el apoyo psicológico. Luego tenemos abogados por si alguna mujer quiere denunciar que a ella no la advirtieron adecuadamente sobre las consecuencias del aborto, por si se ha violado el primer derecho que tiene la mujer, que es el derecho a la información.
-Otro de vuestros fines es solicitar que sea efectiva la oferta de otras alternativas antes del aborto.
-Queremos que se establezca en los abortorios un equipo de profesionales ajenos al centro, independiente, que de verdad informen de las alternativas que existen. Es una pena que la adopción en España esté cerrada, que las parejas que quieren adoptarse tengan que ir a Rusia o a China, cuando en España se ejecutaron 79.788 abortos sólo en 2003. Cuántos de esos abortos no podían haber sido embarazos llevados a término, y niños que hubiesen sido adoptados por padres que están deseando tener a un hijo y no pueden. Ésa es una alternativa que nos parece viable y que en España está totalmente cerrada.
-Dice su página web que, "por petición expresa de sus madres, quieren recuperar la memoria de sus hijos".
-Algunas mujeres comentan que les gustaría saber qué se hizo con los restos de su hijo. En AVA, tenemos la sospecha de que se están utilizando esos restos en investigación, o de manera lucrativa. Lo que nos piden es que de alguna forma puedan recuperar esa memoria y tener algún monumento, ya que no se les puede dar sepultura, de recuerdo y de homenaje.
Otra cosa que se pretende en este sentido es que se considere muerte estadística a la muerte por aborto. En España se considera muerte estadística a las muerte por accidentes de tráfico, por sida, por cáncer, por infarto, y todas esas dataciones son infinitamente menores que la cifra anual de muerte por aborto provocado. Que tome conciencia el Estado de esos 80.000 abortos de 2003, y del millón de los veinte años de aborto, pues es el propio Estado el que se está dejando por el camino a un montón de cotizantes.
-Resulta llamativo que en 2003 muriese 16 veces más gente abortada que en accidentes de coche. ¿Cómo repercute en la sociedad esa tasa de mortalidad que supone el aborto?
-La sociedad está dejando de tener a 80.000 personas cada año, que podían estar ahora mismo viviendo, estudiando, trabajando, llenando las plazas, los parques y los colegios. Se ha perdido un bagaje humano de casi un millón de miembros, que es el que ha perdido la sociedad con el aborto en estos veinte años. Ahora tendrían veinte, diecinueve, dieciocho, y sin embargo, la sociedad los ha perdido. Pero para el Estado, no se es persona hasta las 24 horas de nacer, lo que no quiere decir que no sea humano, un hecho demostrado científicamente, desde el mismo momento de la concepción, momento en que un nuevo ser vivo posee su propio genoma humano, con su color de pelo, de ojos, con rasgos de su carácter, con posibles enfermedades congénitas, etc. Una de las cosas que pretendemos es concienciar a la sociedad de que sí es un ser humano, y eso lo pueden hacer las madres, porque a una mujer no le tiene que decir ningún médico, ningún jurista o ningún político que lo que lleva dentro no es un ser humano distinto a ella. No es ella, no lo puede controlar, y a una madre no le tiene que decir nadie que lo que lleva dentro es un ser humano o no lo es, eso lo sabe ella. A una madre lo que hay que hacer es ayudarla.
-Según ustedes, ¿qué es lo que no funciona?
-La educación, la moralidad, la responsabilidad, la protección de la vida desde el Estado. Para un Estado es mejor que la gente no piense, no reflexione, que actúe por impulsos, porque así es más fácil de manipular. Con la manipulación del lenguaje se ha hecho creer que el aborto es un derecho de la mujer. Se las está manipulando para el propio beneficio. No hace mucho tiempo, el Instituto de la Juventud dijo que el hecho de que los embarazos de adolescentes no terminasen en aborto "no es evolución". Si estamos llegando a un nivel de sandez, de estupidez y de maldad tan grande, no es extraño que nuestra sociedad esté bastante enferma. El primer derecho que tiene un ser humano, que es el derecho a la vida, se está machacando. ¿De qué más nos extrañamos entonces? Por otro lado, es una ?engañifa? el tema de la atención a los discapacitados. Al Estado se le llena la boca al decir que promueve ayudas para ellos, personas que merecen todo nuestro respeto, y sin embargo, bajo el supuesto de las malformaciones, los matan antes de nacer, luego, ¿en qué quedamos? Si es discapacitado, si es un ser humano como los demás y tiene todos los derechos que tienen los demás, ¿por qué se le mata antes de nacer? Es una contradicción enorme que ni los propios presidentes de asociaciones de discapacitados son capaces de contestar.
Setenta Testimonios en un mismo libro
El próximo diez de mayo sale a la venta Yo aborté, de la editorial Voz de papel. Es el primer libro de testimonios de mujeres y hombres que han abortado en España, y nos cuentan su arrepentimiento, su desinformación a la hora de recurrir al aborto, aquellos a los que las han obligado a hacerlo, sus dificultades y sentimientos de culpa, su angustia, su deseo de que nadie más pase por lo que ellos pasaron en su día. Una parte de la venta del libro irá destinado a AVA, y para colaborar con la asociación se pueden informar en la página:
www.vozvictimas.org