20 noviembre 2005

Falsas creencias sobre el aborto y la salud de la mujer

Reproducimos
un resumen del excelente Informe elaborado por ORMALC - Observatorio
Regional para la Mujer de América Latina y el Caribe (*). Septiembre
2005. Si Usted desea ver el Informe completo.

Descargar
aquí.

O dirigirse a:
yvaras@ormalc.org

La
legalización del aborto no reduce las tasas de mortalidad materna:


Tal vez una de las razones que pueda explicar este fracaso en la política global para la reducción de la mortalidad materna radica en que gran parte de los recursos se han dirigido hacia agencias de planificación familiar que promueven los “servicios de salud sexual y reproductiva”, en los cuales el aborto juega un papel central, en lugar de ser destinados a mejorar el sistema de salud (inversión en la mejora de hospitales, equipos, cuidados de emergencia y medicinas) y otros aspectos como acceso al agua potable, al saneamiento y a la mejora de la alimentación. Si se hace un análisis comparado de las legislaciones de los países relativas al aborto y las tasas de mortalidad materna se encuentra que no existe una correlación estadística ni bases científicas para afirmar que a mayor liberalización de la
legislación con respecto al aborto exista una disminución de la mortalidad materna. Hay países donde el aborto es ilegal o muy restringido, y donde se presumen altos índices de abortos clandestinos,
que tienen menores tasas de mortalidad materna que otros donde esta práctica es ampliamente permitida y donde es llevada a cabo en condiciones “seguras”.

Más del 50% de las muertes maternas del mundo suceden en los países que tienen las leyes menos restrictivas. En la
India, por ejemplo, donde existe una legislación que
permite el aborto en casi todos los casos desde 1972, es
donde más muertes maternas ocurren.


Cada año, se registran alrededor de 136.000 casos, equivalentes al 25% del total mundial, que para el año 2000 se calculó en 529.000. (Figura 1)

1 de cada 4 muertes maternas de todo el mundo sucede en la India, donde el aborto es ampliamente legal.

En los países desarrollados también se puede ver que no
hay una correlación entre la legalidad del aborto y los
índices de mortalidad materna
(Figura 2).
Rusia, con una de las legislaciones más amplias, tiene
una tasa de mortalidad materna alta (67 por 100.000
nacidos vivos), 6 veces superior al promedio.

En contraste, Irlanda, donde el aborto es ilegal prácticamente en todos los casos, posee una de las tasas de mortalidad materna más bajas del mundo (5 por 100.000 nacidos vivos), tres veces inferior a la de su vecino el Reino Unido (13 por 100.000 NV) y a la de Estados Unidos (17 por 100.000 NV), países donde el aborto es ampliamente permitido y los estándares de salud son altos

En América Latina, Chile, que posee una de las legislaciones más restrictivas del mundo con respecto al aborto, tiene la segunda tasa de mortalidad materna más baja (31 por 100.000 NV), después de la de Uruguay (27 por 100.000 NV), menor incluso que las de Cuba (33 por
100.000 NV) y Guyana (170 por 100.000 NV) que son los únicos países de la región donde el aborto es permitido sin restricciones. Las mayores tasas de mortalidad materna de Sur América las presentan Bolivia (420 por 100.000 NV) y Perú (410 por 100.000 NV), cuyas legislaciones permiten el aborto en algunos casos.

Como puede verse (figura 3), la legalidad o ilegalidad del aborto no afecta las tasas de mortalidad materna. Lo que sí resulta determinante, en cambio, es el número de partos atendidos por personal calificado. En Haití, por ejemplo, que tiene la tasa de mortalidad materna más elevada de la región (680 por 100.000 NV), el 76% de los partos no reciben atención calificada, en Bolivia este número llega al 65% y en Perú, al 59%.

En contraste, en los países donde la mayoría de los partos reciben atención calificada, las tasas de mortalidad materna son notablemente más bajas (ver figura 4).

Estos
datos sugieren, de manera concluyente, que para
disminuir la mortalidad materna no se debe
recurrir a la legalidad del aborto sino a
aumentar el número de partos que son atendidos
por personal idóneo y calificado.

De otro lado, si se analiza detenidamente la evolución de la mortalidad materna en países que han tenido cambios recientes en su legislación con respecto al aborto, se encuentra que, contrario a lo que generalmente se argumenta, no existe una
tendencia generalizada a reducir notoriamente las tasas de mortalidad materna en aquellos países que liberalizan esta práctica, ni tampoco a aumentarlas donde la legislación se ha hecho más restrictiva, como es el caso de Polonia, El Salvador y Chile, donde, de hecho, las tasas de mortalidad materna continuaron bajando e incluso se redujeron a la mitad después de introducir reformas para penalizar o restringir el aborto.

El caso de Polonia es paradigmático, después de décadas de permitir el aborto a libre demanda como una nación Soviética, en 1993 el nuevo gobierno decidió penalizarlo (salvo en casos de violación, problemas con el feto o riesgo para la salud de la madre). Desde entonces, no sólo el número de abortos legales se redujo en un 99.8%, de 59.417 en 1990 a 138 en 2000, sino también la mortalidad materna, que experimentó un descenso del 73.3%, pasando de 15 por 100.000 NV en 1990 a 4 por 100.000 NV en 2000.

Un análisis serio de las estadísticas demuestra que el factor crucial para la reducción de las tasas de mortalidad materna no es la legalización del aborto sino el mejoramiento del sistema general de salud.

La legalización del aborto no reduce su incidencia

Contrario a lo que comúnmente se dice, la legalización del aborto no conduce necesariamente a una disminución en las tasas de incidencia. Stanley Henshaw, un reconocido investigador del Alan Guttmacher Institute ha admitido que “en muchos países es común que después de la legalización las tasas de aborto tengan un aumento sostenido por algunos años para luego se estabilizarse” (AGI, press release, 6/16/94)

En 1973 la Corte Suprema de los Estados Unidos legalizó el aborto en todo el país. Anteriormente sólo era permitido en algunos estados. Diez años después la cifra de abortos había crecido en un 112%. Para 1990 era 2.3 veces mayor, alcanzando un pico de 1.5 millones de abortos anuales. Desde entonces el número de abortos ha ido en descenso pero aún se mantiene alto34. Es importante anotar que:

Entre 1973 y 2000 se llevaron a cabo cerca de 33 millones de abortos legales en EEUU

En España, un informe reciente del Instituto de Política
Familiar35 señala que el aborto es la primera causa de
mortalidad en dicho país36, por encima del cáncer y de los accidentes. En el 2002 se produjeron cerca de 80.000 abortos, un 10% más que el año anterior. En el 97% de los casos la causa aducida fue la “salud materna” que engloba tanto a causas físicas como psíquicas.



En
España 1 de cada 6 embarazos termina
en,aborto. 20 años después de la
legalización, el número de abortos se
ha incrementado en un 400%.

En los últimos 10 años, el porcentaje de abortos en menores de 18 años se ha duplicado.



Otro país que no se queda atrás es el Reino Unido. Sólo en Inglaterra y Gales se llevaron a cabo 185.415 abortos inducidos en el 2004 37, un 2.1% más que el año
anterior.

Desde su legalización, en el Reino Unido el
número de abortos se ha incrementado en un 272%. En la última década este aumento ha sido del 17%.

Conclusiones La evidencia es contundente en demostrar que la legalización
del aborto:


• No reduce las tasas de mortalidad materna

• No contribuye a la salud de la mujer

• No disminuye su incidencia Es un atentado contra las mujeres engañarlas haciéndoles
creer que aborto legal significa aborto “seguro”. Por lo tanto, la legalización del aborto, viene a convertirse en una forma de discriminación para la mujer, que es la primera perjudicada, por las secuelas que ello reporta.
Septiembre, 2005.

(*)
El Observatorio Regional para la Mujer de América
Latina y el Caribe, es una red de más de 150 ONG’s
del ámbito internacional cuyo objetivo es observar y
promover acciones a favor de los derechos y la dignidad
de la mujer, la familia y la sociedad en Latinoamérica
y el Caribe.


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