08 noviembre 2005

Felices los niños


Mensaje de Bienvenida

S.O.S. AYUDA URGENTE HAGA CLIC AQUI

Nuestro afamado Pan Dulce

El 60% de los niños bonaerenses son pobres o indigentes¡¡Nuevo!!

Para paliar el hambre de los niños¡¡Nuevo!!

Operadores de Calle

Más de 70.000 niños acusados de brujería son torturados y abandonados

Chaco Argentino: 66% de anemia en niños

El 80% de los criminales más peligrosos fueron niños desnutridos

Día de la Gratitud

Benedicto XVI: El hambre es el más grande escándalo

Visita de Damas Leonas al Hogar de Clorinda

El cardenal Bergoglio reclamó una respuesta para la niñez

Radiografía planetaria de los niños soldados

El maltrato infantil volvió a cobrarse la vida de un niño

Un bebé murió por desnutrición en el camino al hospital

El Hambre de los Niños:
¡Esa Gran Injusticia que Dios no quiere!

Compre nuestras plantas y árboles del Vivero San Isidro Labrador.

El Editorial del 6/11/2005 se titula: María, nuestra intercesora.

El Hambre no espera,
la ignorancia compromete el futuro

¡¡Por favor, ayudalos!!

Deles esperanza y futuro
¡Ayúdelos!
Con poco, entre muchos,
podremos lograrlo.

Haga clic aqui y ayude a la
Fundación Felices los Niños
a salvar de la pobreza
a miles de niños de la calle.

Fundación Felices los Niños


Miles de chicos necesitan nuestra ayuda


Los fríos datos oficiales sobre la realidad social en la Argentina nos indican que durante los dos últimos años se duplicó la cantidad de pibes y adolescentes que pasan el día mendigando, trabajando o perdiendo el irrecuperable tiempo de su niñez en la calle; en lugar de estar en la escuela estudiando, jugando con amigos en su casa o practicando deportes. La mitad de la población del país es pobre... y allí están “los más pobres de entre los pobres”, los niños.

El problema de estos niños es doble, además de crecer de golpe hacia una madurez para la cual aún no están preparados, están hipotecando su futuro ya que son potenciales analfabetos, no estudiarán o abandonarán la escuela, serán desnutridos viendo imposibilitada su capacidad de desarrollo psico-físico, mendigarán hambreados por la calle ante muchas miradas indiferentes y serán desempleados crónicos. Niños que sin saberlo crecen con menos posibilidades, sin oportunidades, con derechos cercenados.

Es desalentador ver que la crisis profunda que afecta a nuestro país, arrasó también con las posibilidades de contención familiar. Antes un solo miembro del grupo familiar aparecía en las calles, ahora hay dos o tres por familia haciendo la misma tarea y los adultos, frecuentemente, están desocupados o subocupados. La violencia doméstica y las adicciones se han introducido en hogares debilitados haciendo mella sobre los más desprotegidos, los menores.

En la Fundación Felices los Niños hemos visto en ese mismo lapso, que se ha multiplicado sin límite la cantidad de asistidos por nuestra Obra. Casi no hemos podido dar abasto con una realidad tan alarmante, tan compleja en los números, en los papeles y tan incomprendida en las conciencias. Las bebitos, chicos, jóvenes y madres adolescentes embarazadas o con bebés que llegan a diario a los hogares y escuelas de la Fundación Felices los Niños reciben comida, educación, salud, vivienda y formación espiritual. Todo lo realizado es mucho, pero no basta.

¿Y ahora qué?


Sabemos que no estamos solos, gracias a Dios. Fácil sería plantear el problema y seguir inmutable, pero de alguna manera pasaríamos a formar parte del grupo de los olvidadizos y distraídos. En semejante contexto es imposible pensar que los gobiernos y las instituciones van a solucionar todo. Hay que empezar a pensar qué puedo hacer yo para ayudar, dentro de mis posibilidades, desde mi lugar.

Los problemas estructurales no los podemos solucionar individualmente pero algo empieza a cambiar. La gente empieza a cambiar. Hagamos el cambio nosotros, crucemos la línea y no esperemos siempre que otros solucionen las cosas.

Los ladrillos transformados en hogares, aulas, comedores, centros de salud, talleres, gimnasios, gabinetes de computación, huertas y espacios recreativos, con su elocuencia son el testimonio de todo lo que se ha hecho pero también de todo lo que falta. Nos hemos extendido por el país urgidos por las necesidades apremiantes y olvidadas. Somos mucho más que un comedor, que un hogar, que una escuela, que un taller... somos una comunidad.

Ayúdenos a seguir adelante con esta Obra por amor a los chicos. ¡Dios ama a los niños! Pidámosle tener la Fe, la Esperanza y el Amor suficientes para hacer de cada chico rescatado de la calle, una persona digna.

Padre Julio César Grassi
Fundador




Adopcion Espiritual

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