08 noviembre 2005

Ser madre antes que mujer I

"La adolescente no vive su embarazo como un problema. En general, se la ve contenta y después viene con su bebé, bastante bien criado. Nosotros lo vemos como un problema, porque la maternidad precoz es una cuestión sanitaria que preocupa en todas partes, empezando por la Organización Mundial de la Salud”, dice Karina Martín, acentuando el “nosotros”. La médica generalista está a cargo de una de las Unidades Primarias de Atención en Salud (Upas) más populosas de los suburbios. Es la de barrio San Roque, donde hay cerca de dos mil mujeres en edad fértil y de las cuales el equipo municipal ya conquistó a 900 para el Programa de Salud Sexual y Reproductiva. Dado el entorno, es todo un logro obtenido en sólo 18 meses de trabajo constante y con un plantel que completan otra médica, una psicóloga, las enfermeras y las empleadas administrativas y de limpieza. Estas últimas son una pieza fundamental, porque su trato puede atraer o expulsar pacientes.

Embarazadas

En este momento, dicha Upas atiende a 70 embarazadas, de las cuales 20 tienen entre 14 y 18 años y otras 30 son de jóvenes a muy jóvenes que van por el segundo, tercero o cuarto hijo. El año pasado, uno de cada 10 partos atendidos en la Maternidad Nacional correspondió a madres de entre 14 y 19 años. El promedio provincial en esa franja se calcula en un 15 por ciento del total de nacimientos, y coincide con el nacional (ver “Cifras que hablan”). Aunque la diferencia con un país como Brasil es muy favorable (supera el 35 por ciento), en Argentina y buena parte del planeta preocupa el lento pero sostenido descenso en la edad del primer embarazo.

El círculo de la maternidad temprana y prolífica es duro de cortar. “Más de una vez nos ha pasado que la madre trae a la hija porque no quiere que se repita la historia, pero es tarde. La chica ya está embarazada”, señalan las médicas del humilde barrio San Roque.

Valoración

Un par de horas en los dispensarios de San Roque o la colindante villa La Tela permiten corroborar a simple vista que la ley 25.673 está en plena vigencia y hay anticonceptivos de todo tipo –pastillas, inyectables o dispositivos intrauterinos (DIU)–. La Provincia les provee regularmente y a lo sumo pueden faltar las jeringas descartables. Lo que escasea es la decisión y la educación necesarias para planificar una familia, empezando por la propia vida. Cuanto más precario es el entorno, o más excluidos se sienten sus habitantes, más se acentúa la postura de proyectarse a través de la maternidad, como si la tenencia de un hijo señalara la identidad femenina (ver “Es tener algo mío...).

Sin embargo, las razones no son únicamente individuales. La condición de madre es valorada por todos, y sobre todo entre los marginales y desposeídos. A la embarazada no se le pega, o se le pega menos. Inmediatamente pasa a ser “alguien”. La sociedad no la rechaza y el Estado contempla su situación.

Educación

Del varón y el preservativo se puede esperar poco y nada, tan lenta y tenaz tendrá que ser esa campaña. Hoy, mañana y pasado, la cuestión seguirá pasando por la mujer. Esto ha determinado que los equipos comunitarios de los sectores más pobres salgan a buscar e instruir a las vecinas. “No nos podemos quedar sentados, esperando que vengan. En éste, y en todos los casos, hay que ir adonde está la necesidad”, observa Martín.

Pero la conciencia personal se forma en la casa y con la educación, tarea que el grueso de la sociedad parece haber delegado, sin distinciones, en la escuela.

“Además de dictar educación sexual, cosa que resulta absurdo que todavía estemos discutiendo, el panorama actual nos hace pensar concretamente en montar guarderías, al menos en los establecimientos donde se hace difícil enseñar habiendo criaturas pequeñas. Las alumnas no tienen con quién dejar a sus hijos”, destaca José Luis Lázaro, profesor de lengua y comunicación en el secundario nocturno José María Paz, en pleno centro.

Compromiso

Hay que destacar el compromiso sanitario y educativo que se aprecia en Córdoba capital. En algunas escuelas puede haber despreocupación o intolerancia, lo cual se puede deducir por ciertas actitudes, pero las relevadas para este informe dieron el ejemplo de la inclusión del joven en situación de riesgo. Sólo las autoridades del Deán Funes negaron el ingreso periodístico.

Al igual que Lázaro, la asistente de dirección del Ipem Presidente Yrigoyen, Gloria Ramallo (49), no intentó escamotear el asunto y reconoció un aumento de embarazos precoces en el establecimiento de barrio San Martín. Son seis casos, sobre casi 400 chicos, y en sólo uno el padre es un condiscípulo quinceañero. También se afligió por la deserción escolar, a pesar de los esfuerzos por retener a ese alumnado: “En el turno tarde, de 53 abandonaron 25, pero no por embarazos. Es como si no tuvieran incentivo”, lamenta Ramallo.

Desde su veteranía docente, precisó las diversas aristas del problema: “Tenemos un alumnado muy pobre, que viene mayoritariamente de Argüello, pero la pobreza no es el factor determinante. Es notable la diferencia que existe, dentro de un mismo sector social. Aunque sean excepcionales, de este colegio han salido dos ganadoras de becas para estudiar en Italia, y el Consulado se asombró del nivel de una de ellas. Es importante que el chico tenga modelos en el hogar, y que la madre se ocupe de las hijas. Hay muchos padres separados y madres ignorantes, que no hablan y que forman nuevas parejas, con hombres que suelen ser rechazados por las hijas. Hemos observado que estas chicas encaran la precocidad sexual y la maternidad como un gesto de rebeldía. Para completar, súmele el mensaje de los medios. Allí verá el incentivo constante a la sexualidad y a la promiscuidad. En el adolescente despierta una curiosidad y una ansiedad que no está en condiciones psíquicas y emocionales de satisfacer sin consecuencias”.

Por Rosa Bertino l De nuestra Redacción.


Adopcion Espiritual

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