06 marzo 2006

LA HISTORIA DEL BEBÉ MALAQUÍAS




Escrita por un miembro de la organización provida "New York Lambs for Christ"

Este pequeño bebé lo encontramos congelado en un frasco, junto con otras tres criaturas en un centro de abortos en Dallas, Téjas, en febrero de 1993. Quedamos consternados al hallarlo. Había frasco tras frasco de niños congelados en ese centro. Rhonda Mackey, nuestra secretaria ejecutiva, sacó uno de esos recipientes y me preguntó qué debíamos hacer con él. Yo no tenía la menor idea, pero instintivamente supe que no podíamos dejarlo ahí. Se lo llevamos al Dr. McCarty, un maravilloso obstetra de Dallas. El Dr. McCarty juntó los pedazos del bebé y de las otras criaturas abortadas en el mismo centro.

Todo el proceso fue filmado, mientras el Dr. McCarty y todos los que estábamos presentes llorábamos al ver la reconstrucción de los cuerpecitos de estos preciosos niños. La vida que una vez tuvieron había desaparecido para siempre. Sentimos que Dios nos había permitido encontrar a aquellos niños, y a uno de ellos en particular, para mostrarle al mundo entero el horror que es el aborto. Una foto puede hablar con más potencia que muchísimas palabras.

Le pedimos a Dios que permitiera que este niño le hablara a nuestra nación. Recordamos el pasaje bíblico en Hebreos 11:4: “¡… aún muerto, habla todavía!” Nos sentimos asistidos por el Espíritu Santo cuando decidimos ampliar la foto de este bebé al tamaño de un afiche. Rhonda me preguntó si ella podría tener el privilegio de ponerle un nombre a este bebito. Luego de rezar, Rhonda se sintió asistida por el Espíritu Santo para darle el nombre por medio del cual este niño sería conocido en todo el mundo: ¡Malaquías!

Este nombre despierta terror en los corazones de aquellos que matan niños, ya que ellos saben que la foto de este niño, más que cualquier otro medio, revela el increible horror que el aborto provocado realmente es.

Así ha sido, ¡Malaquías ha logrado eso y mucho más! ¡Aún muerto, habla todavía! Miles y miles de niños se han salvado gracias a esta pequeña y preciosa vida. Duró solamente 21 semanas y, sin embargo, ahora muchos padres se están uniendo a la batalla para defender a los indefensos.

Enterramos a Malaquías en el Cementerio de los Inocentes en Dallas, Téjas, en el verano de 1993. El funeral tuvo lugar en el inmenso pórtico que está al frente del ayuntamiento de Dallas. Centenares de personas se reunieron para darle el último adiós a Malaquías. Aunque no lo llegamos a conocer, lo llegamos a amar profundamente.

Cuando los empleados del ayuntamiento se dieron cuenta de que estábamos llevando a cabo un funeral de un niño de verdad, exigieron que la policía de Dallas detuviera el evento. El Capitán Kowalski, quien es jefe del equipo especial policíaco de Dallas, dijo a sus superiores que de ninguna manera iba a impedir que se llevara a cabo el funeral. Este hombre, que en varias ocasiones nos había arrestado cuando defendíamos la vida, ahora se nos unía para honrar la vida de este pequeñito niño. Sacó la cara por Cristo. ¡La sacó!

Cuando me contó que no iba a impedir el funeral y que tampoco iba a permitir que nadie más lo impidiera, yo lloré. Lloré, porque supe que ahora el Capitán Kowalski había decidido dar un paso al frente y todos sus oficiales se enteraron de ello. ¡Y todo el ayuntamiento se enteró también! Lloré, porque ahora Malaquías comenzaba su viaje misionero y ya estaba cumpliendo el propósito de su corta vida.

Pongan atención a estas palabras, ustedes padres y madres que han abortado a sus hijos. Ustedes que han fracasado de forma tan miserable al tratar de deshacer el mal que han hecho y se han dado cuenta de que no pueden hacerlo. Dios y el hijo que abortaron les dicen: “Aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir, como hoy ocurre, a un pueblo numeroso” (Génesis 50:20).

Si usted llegara a conocer al padre y a la madre del Bebé Malaquías, por favor, ¿podría decirles que Dios está utilizándolo poderosamente para hablar por aquellos que no pueden hablar por sí mismos? ¿Podría, por favor, decirles que Dios les ama y que la culpa que les ha alejado tanto de Él puede ser superada en un solo momento divino? Por favor, dígales que es hora de regresar a la casa con Jesús.

El nombre “Malaquías” significa “Mi Mensajero”. ¡El mensaje de Malaquías es que la matanza de bebés inocentes debe terminar!

Este artículo fue tomado y traducido, con la debida autorización, del portal de la organización Priests for Life (“Sacerdotes Provida”), http://www.priestsforlife.org, concretamente del enlace: http://www.priestsforlife.org/resources/abortionimages/babymalachi.htm. Para conocer más acerca de Priests for Life, diríjase a: Priests for Life, PO Box 141172, Staten Island, NY 10314, USA. Tel.: 888-PFL-3448, (718) 980-4400. Fax: (718) 980-6515. Email: mail@priestsforlife.org.
Fuente: Vida Humana Internacional

Adopcion Espiritual

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