27 junio 2005

Europa y el derecho a la vida: un texto de J. Ratzinger

En la Voz de Galicia de hoy



"La Europa de Benito", el último libro de J. Ratzinger


Hoy me ha llegado el libro de J. Ratzinger, "La Europa de Benito en la crisis de las culturas". El libro recoge tres conferencias del cardenal Ratzinger, ahora ya Papa Benedicto XVI: La crisis de las culturas; El derecho a la vida y Europa; Qué significa creer.


Acabo de leer la segunda, sobre el derecho a la vida. Es un texto sencillo en la forma y profundo en el fondo, con resonancias bíblicas y filosóficas (parece Lévinas, pero en lenguaje asequible). Ratzinger plantea tres cuestiones: ¿Por qué no es necesario resignarse ante el aborto?; el derecho de la fuerza y la fuerza del derecho; y el carácter decisivo de la mirada.


¿Por qué no resignarse ante el aborto? Básicamente, nos ofrece dos razones: 1) porque no hay vida social digna de tal nombre si no se respeta toda vida humana (no hay, escribe, "pequeños homicidios" ) y 2) Porque el hombre pierde su identidad cuando pierde el respeto a la vida como cosa sagrada.


Cuando se recurre al aborto, nos explica, se tienen en cuenta los derechos de los más fuertes: el derecho de la mujer a su fama, a mantener un nivel económico; el derecho del hombre a decidir su tenor de vida... El derecho se ajusta a esto, legislando sobre el aborto. La fuerza del Derecho cede ante el derecho de la fuerza, porque del más débil nadie se acuerda, ni nadie reivindica sus derechos.


La tercera idea, la más sugestiva, quizá, es la del carácter decisivo de la mirada. Hoy se recurre al aborto, pero se suele rechazar el infanticidio. ¿Por qué? Porque no se quiere mirar cara a cara a ese niño que viene, que es negado en su cualidad de persona y, por tanto, cosificado. Pero el tipo de mirada que yo dirija al otro decide sobre mi propia dignidad. En el fondo, la moral, para mantenerse y no decaer en una formalidad vacía, necesita una base religiosa y las miradas del hombre han de estar sostenidas por la mirada de amor de Dios que nos crea: "Dios vio lo que había hecho; y era muy bueno" (Gn 1, 26.31).


Os animo a leer este pequeño y precioso libro.

Guillermo J. M.. Domingo, 26 de Junio de 2005

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