06 julio 2005

Cristo crucificado como Nancy

DECIDIDAMENTE, han desenterrado las dos Españas. No sólo las que usted piensa, las que se vinieron enfrentando desde los grabados de Goya hasta la guerra civil, sino que, al exhumarlas ellos sabrán por qué y para qué, han creado otras dos. Peligrosísimas, injustísimas. A saber: la España que, haga lo que haga siempre tiene la razón, porque es de izquierdas, y la España que tiene la culpa de todo, porque es carca, reaccionaria, cavernícola y de derechas.

Y si quieren, pongo un ejemplo: las dos Españas de las manifestaciones. Verbigracia, la manifestación del Foro de la Familia contra la degradación moral, anuladora del concepto del matrimonio, por un lado, y la manifestación del Poder Rosa por el otro, a favor de las bodas entre iguales de sexo, que es llevar el igualitarismo hasta las últimas consecuencias, negando la Naturaleza.

Antes de la manifestación del Foro de la Familia se pasaron mensajes, advertencias y recomendaciones: «Que no haya ni un solo grito ni una sola pancarta contra los mari... ¡Huy, lo que iba a decir!». Y en efecto, no hubo una sola. No les ocurrió como a la otra manifestación, que se les coló un tío con una pancarta en la que pedía para Carod hoy lo mismo que para Tarancón antaño, y la que se lió. ¡Zafarrancho de juzgados! ¡Generala de fiscales generales del Estado! La manifestación de la Familia, aparte de que no pinchó en el número de asistentes anunciados, y no como otros, fue un ejemplo de respeto al prójimo. Pero esa manifestación, ay, era de la España que tiene la culpa de todo.

Después vino la manifestación del Poder Rosa, a la que, con grave ofensa a la legítima fiesta popular de las Carnestolendas, han llamado impropiamente Carnaval Gay. ¿Qué os ha hecho el Carnaval para que lo comparéis con esto? «Esto» es que una multitud grite a compás que hay que quemar a la Conferencia Episcopal...

-¿Ya empezamos otra vez con la quema de conventos?

Pues por lo visto, sí. Pero a lo grande. ¿A qué andarnos con chiquitas de quemar un conventito de nada? No hay que pararse en barras: mejor quemar a la Conferencia Episcopal entera, con los obispos dentro. La multitud manifestante grita que hay que quemar a la Conferencia Episcopal, y no hay fiscal general del Estado alguno que vea nada delictivo, ni indicios. Claro: depende de qué España esté en actitud vociferante. Como depende de qué España se mofe de qué religión. ¿Se imaginan que en la manifestación de la Víctimas del Terrorismo hubieran sacado a unos tíos vestidos de mamarracho a modo de Ben Laden, mofándose de la religión mahometana, con un simulacro del Corán de burla, hecho con hojas de papel higiénico? Hubieran ido los fiscales de tres en fondo y la Policía en orden de batallón en busca de los autores de la burla...

En cambio, en la manifestación del Poder Rosa se han burlado impunemente de la Iglesia y de los obispos. Y nadie se ha atrevido a alzar la voz acusándolos de episcofobia, presbiterofobia o eclesiafobia. Nada, en materia de fobias, todas son permitidas, menos la homofobia. En esa manifestación de la España buena contra la España mala se le ha llamado de todo en pancartas y en gritos a un profesor de Psiquiatría, al que se le ha negado lisa y llanamente la libertad de cátedra. Un conocido homosexual frecuentador de platós del corazón iba disfrazado de obispo; una cantante, de monja; el otro había quitado a Cristo y colocado una muñeca Nancy en el crucifijo... Y no ha pasado absolutamente nada. Es más: no pasará absolutamente nada. ¿Qué pide usted, responsabilidades penales o al menos políticas? Usted no sabe de quién está hablando ni con quiénes estamos jugándonos los cuartos. ¿Usted no sabe que hay una España que haga lo que haga siempre tiene la razón, por el supremo argumento de que dice ser de izquierdas y llamarse a sí misma progresista? El progreso, por lo visto, es volver al anticlericalismo quemaconventos.

ANTONIO BURGOS

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