Dado que “Los Lunnis” tiene una finalidad didáctica, no estaría mal que se siguiese haciendo uso de tales teleñecos para explicar a los niños cómo vienen al mundo.
Claro está, deben explicarlo una pareja de homosexuales. Así los peques podrán tener las cosas claras: los niños o vienen de París traídos por una cigüeña; o son el fruto de una semilla que en su día plantó papá en el jardín; o la adquisición de una pareja de homosexuales. Es importante lo de adquisición.
-¿Y dónde se adquieren los niños?, preguntarán los hijos adoptivos.
-Pues verás, nene, eso depende de las circunstancias. Puede que los auténticos progenitores abandonen a su retoño, y al quedar huérfanos, se ponen en adopción.
-¿Y qué son los progenitores, papá?
-Déjame acabar, cielo, pero de todas formas, que sepas que no lo entenderás todo. Te sigo explicando: también hay científicos-comerciantes a los que se le ocurrió la brillante idea de hacer del ser humano un producto mercantil. Porque, claro, cuando dos personas se enamoran, van a vivir juntos y tienen que comprar las cosas necesarias para vivir y ser felices: la vivienda, los electrodomésticos, muebles, mascotas, y tantos niños como dinero reste para poder adquirirlos.
Responde el niño: - Pues entonces tengo muchos amigos mentirosos, porque dicen que han nacido por el amor que se tienen su padre y su madre.
El padre adoptivo calla, y busca qué responder:
-Niño, no te dejes engañar, tu quieres mucho a tu perrito, y no por eso vas a tener un bebé, ¿verdad?
El niño se queda asombrado de la sabiduría de su padre. Pero el muy puñetero sigue preguntando:
-Papá, de todas formas, no me has dicho cómo se hacen los niños.
Ésta era fácil de responder:
-Hijo, yo no soy científico.
-Pero, papá, en el cole hemos estudiado que el hombre prehistórico ni siquiera sabía escribir y, en cambio, tenían hijos.
Responde el sabio:
- Ya te dije hijo, que no lo entenderías todo.
- Pero papá, quiero saberlo. Verás, no todo el mundo llega a ser abuelo, ninguno de mis compañeros es padre; sin embargo, jamás ha existido en la historia ninguna persona que no haya sido hijo. Supongo que es importante para la humanidad saber esto, pues si para tener hijos primero hay que serlo, entonces basta con estropear la máquina de hacer niños para acabar con el ser humano. ¿Entiendes papá?, si algún día se le ocurre a algún loco destruir o manipular la máquina de niños, nos extinguiremos...
- ¡Anda niño, no seas exagerado!
Obviamente, papá adoptivo no podía dar la verdadera respuesta, no fuese que el niño pensase que la relación entre sus dos papis es rara al verse privados por la naturaleza de lo más imprescindible para el ser humano. Mucho menos los padres homosexuales podrían vincular el amor al acto sexual por la que se posibilita el nacimiento del ser humano, porque entonces el niño pensaría que el amor entre sus padres es un amor fracasado, por ser infructífero.
Las leyes de la Naturaleza, ¿qué le vamos a hacer? ¿Cambiarla? Hombre, cambiar una ley inventada por el hombre..., es factible; pero las naturales..., habría que recrearlas. ¿Manipularla? Seamos sabios como el niño.
Ricardo Zayas Martínez
1 comentario:
de las gomitas caducas
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