En estos tiempos que corren
¡ay del niño por nacer!
Antes de su amanecer
en sangre ahogan el canto.
¡Holocausto y tanto espanto!,
quieren callar lo que vemos,
mas, como sabemos ver,
¡nosotros no callaremos!
Que griten los corazones
el horror de los horrores,
grite el cielo sus clamores
por esas vidas segadas.
Y si callan las palabras,
porque callar no sabemos,
gritarán las mismas piedras
por nosotros, el ¡no callaremos!
Grito viril, decidido,
grito veraz y certero.
Grito de guerra y entero
es el grito aquí pedido.
No el del cobarde y artero,
¡que hay gritones enemigos!
A todos ellos les digo
¡tiemblen, que no callaremos!
Al heresiarca traidor,
al asesino contumaz,
al periodista mendaz,
al político trencero;
a quienes secaron el fruto
de la vida mejor;
si acallaron al cantor,
¡nosotros no callaremos!
Y cuando se apague la voz
con nuestro último aliento
y debamos rendir cuentas
en testimonio postrero.
Cuando cante el firmamento
el milagro de la vida,
seremos de la partida
porque jamás callaremos.
Así sea.
José Murri
A.M.D.G.
20 mayo 2005
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