Los propios fabricantes de la píldora del día después, los laboratorios Schering y Alcalá Farma, desaconsejan en sus respectivos prospectos el consumo de la píldora a niñas menores de 16 años. Así, el del fármaco comercializado por Alcalá Farma con el nombre de NorLevo y bajo licencia de la multinacional francesa HRA, advierte que "NorLevo no está recomendado para su uso en niñas, ya que los datos disponibles en adolescentes menores de 16 años son muy limitados". En el mismo contexto se expresan los fabricantes de Postinor, la PDD comercializada en España por los laboratorios alemanes Schering.
En Madrid, esta recomendación se pasó por alto desde el Ayuntamiento de Alberto Ruiz-Gallardón, ya que desde el pasado 5 de mayo, catorce centros de salud dependientes de dicho ayuntamiento dispensaban gratis el fármaco abortivo, conocido como píldora del día después, a niñas, adolescentes y jóvenes entre los diez y los veintiún años. Además, la dispensa se producía sin informar a los padres, incluso cuando ésta se efectúase a niñas menores de edad.
La medida, anunciada hace tres semanas por el concejal de Seguridad, Pedro Calvo, y por el gerente del organismo Madrid Salud, José Manuel Torrecilla, ha desató una fuerte polémica en diferentes ámbitos de la sociedad, y el Ayuntamoiento anunció la rectificación de sus intenciones al respecto el pasado 19 de mayo.
Los motivos de la polémica son varios, pero tal vez los más importantes sean precisamente los que llevan a los propios fabricantes de la PDD a desaconsejar su consumo a las niñas menores de 16 años, y es que la PDD "es una auténtica bomba hormonal en el cuerpo de las mujeres", afirma Esther Fonseca, licenciada en Farmacia y presidenta de la Asociación de Farmacéuticos Católicos, "y sus efectos son más fuertes cuanto menor es el desarrollo y la edad de la niña que la consuma".
Qué es la PDD
"La PDD es un compuesto hormonal que puede estar formado de gestágenos o de combinaciones de estrógenos y gestágenos". Para entender las palabras de Esther Fonseca, los gestágenos son los compuestos que generalmente se utilizan para fabricar anticonceptivos, pero que "dependiendo de la dosis administrada o de la combinación utilizada en la fabricación de la pastilla, actúan sobre el organismo produciendo unas funciones determinadas".
Teniendo en cuenta que una PDD "es el equivalente a un mínimo de diez píldoras anticonceptivas tomadas de golpe", la alteración de las funciones corporales que produce, o disfunciones, son tres:
"En primer lugar, la PDD inhibe o retrasa la ovulación". De modo que, en caso de que la fecundación aún no se haya producido, el efecto de la píldora es anticonceptivo. "Pero según los pocos estudios que hay al respecto, la PDD sólo se toma con el tiempo suficiente para evitar la fecundación en un 13% de los casos", asegura Fonseca.
La segunda disfunción corporal que produce es "la alteración del movimiento de las trompas de Falopio", algo que puede afectar al espermatozoide en su subida hacia el óvulo, o a éste ya fecundado, en su descenso hacia el útero. En el primer caso, la PDD produciría también un efecto anticonceptivo, pero en el segundo, en el que afecta al óvulo ya fecundado, el efecto es abortivo.
Aborto en pastilla
La tercera disfunción que la PDD produce en el cuerpo de la mujer, y posiblemente el de mayor riesgo para su salud, es un "choque hormonal lo suficientemente potente para que, en poco tiempo, se desestabilice el endometrio, que es la pared del útero".
Cuando una mujer queda embarazada, el endometrio se modifica de manera natural, de tal manera que al descender el óvulo fecundado, éste se acople perfectamente en su pared. "Pero si desestabilizamos la fisonomía del endometrio, haremos que el embrión resbale sobre la pared del útero, siendo expulsado, y por lo tanto, provocando un aborto".
Sobre la iniciativa inicial de Gallardón de repartir la PDD gratis y sin informar a los padres a niñas con diez años cumplidos, Fonseca opina que era "una enorme irresponsabilidad de consecuencias desconocidas, ya que no se han hecho estudios en niñas tan pequeñas", como afirman los prospectos de los propios fármacos.
En la primera semana de dispensación de la PDD desde los centros de Madrid Salud, ésta fue administrada a unas cuatrocientas chicas, de las que el 86,7% fueron menores de 21 años, y corrieron a cargo público. De este modo, el Ayuntamiento de Madrid ha invertido este ejercicio 180.000 euros en adquirir 15.000 pastillas.
Antes de la dispensación de la PDD desde los centros Madrid Salud, ya se hacía en el Centro Joven, puesto en marcha en otoño de 2004 y donde un 7% de las mujeres a las que se les suministró la PDD se encontraba en el rango de edad desaconsejado por los fabricantes, es decir, eran menores de 16 años.
Pero la iniciativa de Alberto Ruiz-Gallardón no ha levantado polémica sólo en el ámbito sanitario, por lo poco aconsejable que parece para la salud de una niña el consumo de este fármaco abortivo. También desde el punto de vista jurídico despierta serias dudas.
Dudas jurídicas
Íñigo Coello de Portugal, letrado del Consejo de Estado, afirma que "es ilícito repartir la píldora del día después a menores de dieciocho años no emancipados", y por supuesto, a "los menores de dieciséis". En este sentido, Coello de Portugal añade que "el derecho fundamental a la educación de sus hijos (artículo 27 de la Constitución) obliga a los poderes públicos a garantizar el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones, y el fomento de esta píldora contraviene este precepto, además del Código Civil (artículo 154), que no sólo da derecho, sino que obliga a los padres a educar a los hijos, y no otorga ningún derecho ni a los Ayuntamientos ni al INSALUD".
El letrado del Consejo de Estado no ve delito tipificado en el hecho de que Gallardón financie con dinero público la PDD, "aunque debería serlo", ya que en "España se da la paradoja de que exhibir a los menores material pornográfico sí es delito, pero facilitar a menores el 'chute' hormonal abortivo, no", y observa un vacío político en la defensa de los niños, ya que "se trata de uno de los muchos puntos donde los partidos políticos españoles no dan respuesta de las nuevas exigencias sociales, porque ni PP ni PSOE reclaman que esto sea delito".´
Íñigo Coello, dado que la PDD "es un fármaco abortivo", opina que su comercio y consumo habría que tipificarlo como delito. En este sentido se muestra decepcionado con el panorama político familiar: "Llevo años diciendo que las familias necesitamos fuerza política propia".
Además, llama la atención que se dé la posibilidad de que una menor solicite la PDD porque ha mantenido relaciones sexuales y que desde el Centro, con la intención de salvaguardar la intimidad de la joven, se encubra de manera indirecta, o por omisión, un delito, un coito llevado a cabo con un varón mayor de edad.
Gallardón, denunciado
Por todo esto, como informó ALBA el número pasado, el sindicato de funcionarios públicos Manos Limpias denunció formalmente a Alberto Ruiz-Gallardón ante la Fiscalía del Menor de Madrid, por dispensar la píldora del día después a menores de edad en los centros dependientes del Ayuntamiento. La denuncia estima que "la medida supone una incitación a las menores de edad a efectuar prácticas coitales, al tener asegurado que se les garantizará que no quedarán embarazadas con la ingestión de la denominada píldora del día después".
El 18 de mayo, Gallardón dictó un protocolo para que los médicos municipales exijan un permiso de los padres antes de dispensar la PDD, y de acudir a la fiscalía de menores si la paciente es menor de 13 años.
Otras curiosidades que presentan los prospectcos médicos de ambos fármacos son, por ejemplo, si se consume en estado de embarazo: "Dicho embarazo no se verá interrumpido como consecuencia de su administración", y añade a continuación que "si quedase embarazada a pesar de tomar este medicamento, consulte con su médico".
Por supuesto, como en todo medicamento, también se advierte en ambos prospectos de que se deben mantener "fuera del alcance y de la vista de los niños".
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