La violencia escolar, reflejo de una crisis social
Firmante: Agustín Alonso-Gutiérrez
13-12-2006
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Al profesor de hoy en día se le quedan pequeños los modelos de Sidney Poitier en "Rebelión en las aulas", Michelle Pfeiffer en "Mentes peligrosas" o el Glenn Ford que se enfrentaba a una jungla en el encerado de "Semilla de maldad". Incluso la ilusión y el empeño de profesores ideales como Keating, Holland o el más clásico Mr.Chips tendrían muchas posibilidades de acabar en el médico de cabecera, con una receta de antidepresivos en el bolsillo.
  Al menos esa es la sensación que transmiten los datos acumulados  recientemente en los medios de comunicación acerca de casos de violencia escolar  e indisciplina y otros sacados de estudios y encuestas. ¿Nos encontramos  efectivamente ante un aumento de la violencia escolar o este alarmismo es  simplemente consecuencia de un interés coyuntural de los medios de  comunicación? Un profesor de instituto de Alicante recibió una paliza a manos de un  ex-alumno del centro mientras una alumna lo grababa con su teléfono móvil en un  vídeo que puede verse en YouTube. Otras dos profesoras de primaria fueron  agredidas por una madre. En febrero, un profesor también de primaria en Almería  tuvo que ser operado después de que el familiar de un alumno le rompiese la  mandíbula de un puñetazo. Se supo que tres alumnas de un instituto en Ponferrada  rompieron tibia, peroné y tobillo a una compañera. Castelldefels, Elche,  Santander, Zaragoza... Ex-alumnos a alumnos, padres a profesores, alumnos contra  alumnos y profesores...   El Consejo Escolar del Estado ha enviado a sus miembros un documento de  trabajo acerca de la violencia escolar. En él se afirma que en los medios de  comunicación los problemas de este tipo "se magnifican y se presentan de tal  manera que parece que es habitual lo que sólo es ocasional, produciéndose una  cierta alarma social y advirtiéndose un preocupante aumento de la sensación de  indefensión". Y, sin embargo, alrededor de mil profesores se manifestaron en Barcelona  contra la violencia escolar y otros dos mil en Almendralejo se solidarizaron con  un profesor que fue condenado por "insultos y vejaciones" a un alumno y pidieron  "dar una respuesta al deterioro de la convivencia en las aulas, al desprestigio  de la profesión docente ante la sociedad y la falta de soluciones reales por  parte de la Administración Educativa". Por otro lado, las administraciones  tienen dificultad en algunos lugares de España para conseguir candidatos a la  dirección de los centros. El Ministerio de Educación ha anunciado hasta el momento dos medidas: la  creación de un Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar, cuyo objetivo es  analizar la dimensión exacta del problema y proponer soluciones, y la formación  de "especialistas en convivencia". Estos "especialistas" continúan la línea en  materia de "prevención de conflictos", que tanto subraya la LOE, ley que, en  opinión de Agustín Domingo Moratalla, "no sólo se desentiende de estas  patologías dándole el alta al enfermo, sino que evita cualquier diagnóstico que  suponga esfuerzo para conseguir la salud. De hecho se hace una apología de la  diversidad, de la diferencia, de la tolerancia y del casi todo vale que no  tienen parangón en ningún país europeo" ("ABC", 4-11-2006).   Los profesores y parte de las familias están de acuerdo en que una de las  raíces más graves del problema –sea cual sea la dimensión de éste– está en la  pérdida de autoridad por parte del profesor. Como escribe Moratalla, "hubo una  época donde los padres decían a los maestros: 'A mi hijo, no le pase usted ni  una'. (...) Como querían que sus hijos fueran más libres y tuvieran  oportunidades, estaban dispuestos a confiar ciegamente en el maestro y la  escuela. Cuando estos hijos se convirtieron en padres no quisieron reproducir el  modelo de escuela donde ellos se habían formado. Ya vivían en una sociedad  abierta (...) donde los maestros no eran autoridades sino parte de la función  pública". Esta crisis de autoridad también afecta a los padres. "En lugar de aumentar  el número de normas, directrices y reglamentos, las administraciones deberían  promover una nueva alianza educativa donde las familias se implicaran más en la  educación de sus hijos y lo hicieran confiando en el profesor, no sospechando de  él y su palabra. No basta con una simple movilización educativa, es necesaria  una revolución basada en el reconocimiento del mérito, la autoridad y la  excelencia". Pero resultaría incompleto el diagnóstico si no se buscase en la tarima  causas de ese descenso de autoridad. Finlandia, el país que encabeza todas las  clasificaciones en materia de resultados educativos, lo es, entre otros motivos  de carácter sociocultural, por la calidad de su profesorado, que conlleva un  prestigio social e intelectual ajeno a otros países. El ingreso a las carreras  de pedagogía se hace según rigurosa selección: sólo el 10% de los candidatos lo  logra. Sus sueldos están en un término medio, pero el 26% de los alumnos que  terminan el bachillerato aspiran a ser docentes. Un modelo lejano al  español.   El documento elaborado por el Consejo Escolar del Estado dice que "el clima  de convivencia y las relaciones entre los miembros de la Comunidad Educativa son  sustancialmente mejores en los Centros Escolares que en los entornos sociales en  los que se ubican y el clima escolar no es peor que el de los Centros Escolares  de los países de nuestro entorno cultural". O sea, que éste no es un problema  creado en la escuela, sino social, y no es de España sino de toda Europa. Pero,  en cualquier caso, no cabe duda de que dificulta la tarea escolar. Si el entorno social es muchas veces un obstáculo, no es de más ayuda la  industria que alimenta ciertas diversiones juveniles. Una encuesta elaborada con  chicos y chicas entre 7 y 16 años de la Comunidad Valenciana (www.avacu.es) sobre uso de videojuegos ofrece  datos preocupantes. Ya desde los 7 años, en los juegos que usan algunos chavales  hay "drogas, asesinatos y atropellos". El asunto se agrava después con  violaciones, agresiones a mujeres, venta de drogas, personas descuartizadas o  prostitución. Este contacto con la violencia más salvaje debe de influir en la  agresividad de los jóvenes consumidores. En Suiza, las autoridades han lanzado una alerta ante el aumento de las  agresiones sexuales cometidas por menores de edad, un 62% entre 1999 y 2004,  según la dirección de justicia y policía. El último caso ha sido el de una  docena de jóvenes que violaron a una chica de 13 años mientras tres de ellos lo  grababan con el teléfono. El rosario de abusos de este tipo impide considerarlo  un hecho aislado para las páginas de sucesos. Lo novedoso es que hay cierto  consenso en que la proliferación de la pornografía y su fácil acceso a través de  Internet está entre las causas fundamentales de esta plaga.   La influencia de la inestabilidad familiar en la agudización de los problemas  juveniles y de la conflictividad escolar ha sido comprobada en numerosos  estudios. Sin embargo, en España, todavía reina un silencio políticamente  correcto sobre esta cuestión. En cambio, en Gran Bretaña, donde el problema es  mucho mayor –tanto el juvenil como el familiar– un informe elaborado por una  organización de centro-izquierda ha señalado que los problemas de comportamiento  juvenil vienen marcado, entre otras causas, por cambios en las familias, como  las tasas crecientes de divorcios y de familias monoparentales (ver  Aceprensa 129/06 ) José María García-Hoz va en la misma línea cuando se pregunta de dónde salen  esos padres a los que se acusa de faltar a su compromiso de educadores:  "Semejante figura puede escandalizarnos, pero no sorprendernos: es el resultado  de años de una legislación y una práctica social contraria a la familia. El  divorcio, el divorcio exprés, las uniones de hecho y el «gaymonio» han  conformado un escenario legal en el que la unión entre hombre y mujer es  circunstancial y de fácil ruptura, mientras que el matrimonio de un hombre con  una mujer para toda la vida, y el compromiso de los dos en la educación de los  hijos, aparte de no ser específicamente reconocido por la legislación vigente,  se presenta como un modelo caduco y retrógrado. No hay que engañarse: si un  padre o una madre no admiten un compromiso estable entre ellos, ¿a santo de qué  lo van a admitir con una criatura?" ("ABC", 28-11-2006)   Mientras no se acepte esa realidad, las soluciones no irán más allá de  acumular parches. Pero el pensamiento dominante sigue cayendo en una notable  esquizofrenia. Mientras se fomenta, por ejemplo, la más absoluta autonomía en el  desarrollo de la actividad sexual desde joven –con la única barrera de no forzar  la voluntad ajena–, se pretende que ese mismo joven limite su consumo de alcohol  o evite los excesos en cualquier otra faceta del comportamiento, precisamente en  la edad en la que las hormonas hacen el control sobre la conducta más  difícil. Refiriéndose al interés de la LOE en fomentar un espíritu cívico mediante la  asignatura de Educación para la ciudadanía, David Reyero (1) lo enfrenta a la  exposición de razones de la ley del divorcio aprobada hace año y medio en  España, donde se acude a la libertad como "valor superior del ordenamiento  jurídico". Y pone el dedo en la llaga de la esquizofrenia del sistema al  preguntarse "bajo qué argumento debemos crear una asignatura que enseñe a los  niños a comprometerse en la participación de la vida pública. ¿Exige más  educación el compromiso en una ONG que el compromiso en la creación de una  familia? ¿No es acaso el compromiso matrimonial, si se acepta, más importante  para el mantenimiento de la vida social que el que hacemos a una ONG?". Quizá el problema exija invertir más dinero en educación, desplegar más  policías en torno a los colegios, aprobar normas que den más autoridad a los  profesores, hacer más visibles las etiquetas que en los videojuegos dicen la  edad a la que van dirigidos... Pero todo ello será secundario mientras falte  coherencia y los mayores le digan al niño que no se pueden subir los pies al  sillón, al tiempo que se tumban cómodamente en él disfrutando de su  whisky.   (1) David Reyero García, "¿Pero todavía alguien cree que es posible la  educación cívica?" en Educación  y ciudadanía en una sociedad democrática, Concepción Naval y Montserrat  Herrero (Eds.).
Adopcion Espiritual


 
 
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