02 marzo 2005

El «síndrome post-aborto» dispara los intentos de suicidio

Siete de cada diez parejas que se someten a esta práctica terminan en ruptura

El «síndrome post-aborto» conlleva angustia, sentimiento de culpa y depresión

José Antonio Méndez
Madrid- Angustia, ahogo, sentimiento de culpa, insomnio, depresión, aislamiento, agresividad, llanto, nerviosismo, agotamiento, alcoholismo, autolesiones, intentos de suicidio... Si estas patologías le parecen llevaderas, añádale todo un calvario de problemas en sus relaciones personales que, probablemente, terminarían con su noviazgo o matrimonio, le provocarían disfunciones sexuales y quizá hasta la pérdida de su empleo.
No se trata de los desvaríos psicológicos propios de una esquizofrenia, sino de los efectos comprobados del llamado «síndrome post-aborto» que, según ha denunciado la presidenta de la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA), Carmina García-Valdés, cada vez está más extendido en nuestro país y que ha disparado los intentos de suicidio en las madres. Algo estrechamente ligado al aumento de interrupciones del embarazo que se han producido en España en los últimos años: las cifras más recientes, de 2003, hablan de 80.000 abortos en todo el territorio nacional.

Estigmas de por vida. «El aborto no soluciona nada, al contrario, origina en las mujeres una angustia y un gran sentimiento de culpa» declaró García-Valdés a la agencia ACI. Pero ahí no terminan los padecimientos. Según la AVA, los efectos que causa el aborto en las madres que lo practican se convierten en estigmas que las acompañan durante casi toda su vida. Entre los síntomas figuran la depresión, la incapacidad de concentración, el desinterés y el aislamiento, el insomnio, las pesadillas, una traumática incapacidad para manifestar los sentimientos y una sensación de ahogo prolongado.
Y aún hay más. El «síndorme post-aborto» conduce a quienes lo sufren hacia el alcoholismo, la bulimia o la anorexia, el agotamiento, el nerviosismo y crisis de histeria y agresividad. Amén de provocar frigidez, disfunciones sexuales, maltrato doméstico y autolesiones, según AVA. Aunque lo que realmente preocupa a las asociaciones pro-vida son los planteamientos de suicidio. «Un 60 por ciento de las mujeres que abortan albergan ideas suicidas y un alarmante 28 por ciento intenta suicidarse al menos en una ocasión», confirma García-Valdés.

Las otras víctimas. «La primera víctima del aborto es, por supuesto, el niño no nacido. Pero las segundas son las madres y los padres que no tuvieron información suficiente de las consecuencias de ese acto ni de las alternativas y ayudas que existen para no abortar», asegura la presidenta de la Asociación de Víctimas del Aborto.
Y es que la práctica abortista suele conllevar posteriormente la ruptura de hasta el 70 por ciento de las parejas que se someten a ella. Algo que hunde sus raíces en los problemas de comunicación, las disfunciones sexuales y la «baja autoestima y mayor desconfianza» que se suceden tras un aborto. Sentimientos que se pueden trasladar al resto de ambientes: «el aborto se vincula de forma significativa con un riesgo añadido de abuso del alcohol, tabaquismo, conductas violentas, divorcio o separación, accidentes de tráfico y pérdida del puesto de trabajo», según García-Valdés. Toda una tragedia humana que hace del núcleo familiar un lugar inhóspito y agobiante para los cónyuges.

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