Mi organización dedicada a la crisis de embarazo ha funcionado por 2 años. El centro lo llevamos mi madre y yo. Mi razón para empezar este centro es porque cuando estaba embarazada de mi último bebé, fui a una clínica de abortos en Atlanta con la intención de abortar a Alexa. Sentí que no tenía a quien acudir. Ya tenía dos hijos y mi esposo nos abandonó. Yo sentí que no había forma de mantener a otro hijo. Estaba en una profunda depresión y yo odiaba Alexa porque la culpaba de que mi ex esposo nos abandonara tan abruptamente luego de que le dije que estaba embarazada otra vez.
Estaba herida y avergonzada. Por la primera vez en mi vida, tuve que acudir a la ayuda social. Definitivamente tenía que deshacerme de este niño. Fui a la clínica, pague dinero y me senté a esperar. Había tantas mujeres que estaban antes de mi, quienes estaban allí con el solo propósito de pagar a alguien para aspirar la vida de alguien a quien habían creado. Alguien que era tan parte de ellas como ellas mismas. Mujeres que probablemente se sentían tan desesperadas como yo y no tenían a quien acudir.
Me encontré con una mujer llamada Verónica quien estaba embarazada de 8 meses. ¿Como podía alguien llevar a un niño por tanto tiempo y luego asesinarlo? Ni siquiera sabía que el aborto era posible con el embarazo tan avanzado. Escuché la historia de Verónica y me deshice en llanto. Esto era tan natural como control natal para ella. Este era su cuarto aborto. ¿Como podía yo vivir conmigo misma si mataba a mi hijo? ¿Como sobreviviría mi familia si no lo hacia?No es necesario decir que estaba llorando tan fuerte que salí para tomar aire. Allí es donde conocí a Kathleen. Kathleen trabaja en un Centro de crisis de embarazo llamado Mujer por Mujer. Ella me habló y me ayudó a darme cuenta de que no tenía ningún derecho de decidir si mi bebé debía vivir o morir. Mi bebé estaba allí y era mi responsabilidad como mujer, como madre y como ser humano el traerlo al mundo. Kathleen me mostró que había esperanza y ayuda para mi, mi familia y mi bebé. Mujer por Mujer hizo mucho por mi. Me asistieron financieramente, me dieron todas las cosas que necesitaba para mi nuevo bebé. Incluso me dieron ropas para mis otros niños. Estaban a más de 3 horas de mi casa pero vinieron a ayudarme. Le debo a Kathleen la vida de mi hijo.
Sin embargo hay otra razón para empezar el centro. Mi madre está curándose de una depresión por un aborto. Cada año cerca de la fecha del asesinato de mi hermano o hermana, mi madre se deprime y llora mucho. Mi hermanita tuvo un aborto cuando yo estaba embarazada de Alexa. Alexa nació en Septiembre, y su hijita debía nacer en Diciembre. Los abortistas tuvieron la cara dura de decirle a Erica que había una niña pequeña en su útero, en la clínica de abortos. Mi hermana me dijo que ella quería arrepentirse a ese punto, pero estaba asustada. Mi sobrina y mi hermano están muertos ahora por las manos de asesinos en serie. Tanto mi madre como mi hermana dicen que estaban bajo la idea de que el bebé no era un bebé. Les dijeron en la clínica de abortos que solo era una masa de sangre creciendo dentro de ellas en ese momento. Eso es lo que pensé también yo, antes de enterarme de la verdad.
En los últimos dos años, hemos salvado 32 vidas de niños inocentes. Sé que el número es pequeño, pero si puedo salvar solo una vida inocente, sé que tengo un propósito.
Araba Burke
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