Australia / Un ayudante de cámara descubre que el Ministro de Sanidad es su padre
A ambos les tocó compartir tribuna en el Parlamento. Uno, en calidad de político, el otro, acomodándole el auricular o el micrófono como asistente de televisión
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24/02/05, 08.56 horas
El ministro de Salud de Australia, Tony Abbott, es un católico conservador. Estudió dos años para ser sacerdote, aunque también fue boxeador y jugador de rugbi. En 1977 dejó embarazada a su novia y tuvieron el hijo, pero a los cinco días lo dieron en adopción porque, según ellos, no estaban preparados.
Daniel O’Connor es un tipo “un poco hippie”, según sus colegas. Tiene 27 años y trabaja como asistente de audio del canal de televisión ABC en el Parlamento australiano. En ese lugar le tocó muchas veces acercarse a Abbott para acomodarle el micrófono a la solapa o ajustarle el auricular. O’Connor se aproximó el año pasado a la agencia de adopción que lo ubicó, para rastrear a sus padres biológicos. Con esa información logró encontrar a su madre, Kathy Donnelly, quien trabaja como artista en una remota región del oeste australiano. Y ella le contó quién era su padre: Abbott.
O’Connor casi se desarmó: “Estaba impresionado. Trabajamos tres años en el mismo lugar”. En diciembre telefoneó a su padre biológico y luego compartieron un asado junto a la familia de Abbott, según contó el diario británico “The Independent”.
“La verdad es más extraña que la ficción. Hubo apenas un pequeño giro del destino, y de repente, después de años, uno ve su propia carne y sangre”, reflexionó el ministro, según el diario “Telegraph”.
Abbott, en todo caso, jamás ocultó ese hijo. Una vez masculló en una entrevista: “Si usted está en una situación como ésta, siempre existe la posibilidad de que un día un extraño toque a la puerta y diga: hola, yo soy tu hijo”.
Por haberlo dado en adopción, conjugado con sus severas posturas morales, la oposición liberal lo ha fustigado durante años.
El ministro ha respondido que, al mirarse en retrospectiva, se siente “horrorizado de lo inexperto que era” cuando nació Daniel, a quien sostuvo en sus brazos brevemente en el hospital. “Sicológicamente no estaba preparado para ser padre. Es la triste verdad sobre mí en esa época”, había reconocido.
Tras el hallazgo, la prensa le preguntó a Abbott si cree que esto podría suavizar sus rígidas posturas, pero él contestó que no.
Alejada de las polémicas políticas, la familia de Abbott se mostró muy contenta del descubrimiento. Según el ministro, su esposa y sus tres hijas le pidieron que mirara a Daniel “como parte de la familia. Y yo no me volveré a distanciar”.
Y reveló dos cosas más. Primero, que había fantaseado durante años sobre ese hijo perdido; soñado que quizás sería jugador de rugby o académico o político, “pero hoy él es lo que es y eso es maravilloso”.
Y segundo: que cuando hablaron por teléfono en diciembre, las últimas palabras que le expresó Daniel fueron “gracias por tenerme”.
Una imagen de 2004 en el Parlamento cuando aún ignoraban quién era el otro. Al fondo, Daniel; en primer plano, su padre.
24 febrero 2005
“gracias por tenerme”
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