02 febrero 2005

La otra cara de la moneda



El milagro de los diminutos

El servicio de neonatología del Hospital Central de Asturias atiende cada año a más de 50 recién nacidos con menos de 1.500 gramos

Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

María engordó en dos días más del diez por ciento de su peso. Como si un señor de 80 kilos se plantara en 90 pasado mañana. Pero María no es un señor de 80 kilos, sino un milagro. Un milagro metido en una incubadora. Un feto con gorrito de lana. Un vivir sin vivir para sus padres. Un desafío para la medicina.

María tiene poco más de diez días de vida. Nació el 22 de enero en el Hospital Central de Asturias. Llegó al mundo tras 24 semanas y dos días de gestación. Pesó 640 gramos. Luego adelgazó y, el pasado fin de semana, se vio reducida a 495. Ayer por la tarde había alcanzado los 550 gramos. Todo un éxito.

Si las cosas no se complican, María deberá vivir en una incubadora los próximos tres meses y pico. El mismo tiempo que, en teoría, debería haber permanecido en el útero de su madre. De hecho, está introducida en una cunita de agua caliente y tamaño insignificante que reproduce las condiciones uterinas. En el momento actual, los médicos son optimistas sobre su evolución futura.

«Sacar adelante a estos pequeños produce una satisfacción enorme; al final, nos convertimos casi en amigos de la familia», explica Belén Fernández Colomer, una de las especialistas del servicio de neonatología del Central. Y es que son muchas las incertidumbres a las que -a menudo durante varios meses- padres y médicos deben hacer frente de forma conjunta. Sobre estos microscópicos seres se ciernen abundantes y peligrosas amenazas. «Yo a estas madres las llamo "madres coraje", porque lo que tienen que pasar aquí es durísimo. En el primer mes los altibajos son continuos», señala Colomer.

María es un caso poco frecuente, pero no excepcional. El área de neonatos tiene sus 24 incubadoras ocupadas por cuerpos diminutos. Ayer mismo, tres de ellos estaban por debajo de 800 gramos. «Las fecundaciones in vitro nos han llenado el servicio», indica Belén Fernández Colomer, quien agrega que en torno a un 40 por ciento de los recién nacidos que no llegan a los 1.500 gramos -límite de la prematuridad- son el resultado de un embarazo múltiple, derivado a menudo de una fertilización asistida.

El lleno total es el estado habitual del servicio de neonatología del Hospital Central. Y es que, según la doctora Colomer, «las fecundaciones artificiales y las nuevas pautas de maternidad han disparado la cifra de prematuros». Y la necesidad de milagros.



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