28 octubre 2005

La cultura pro muerte se rebela ante la condición delictiva del aborto



El pasado jueves 27 de octubre tenía lugar la presentación del informe 68/2005 de la Fundación Alternativas. Bajo el título “El aborto en la legislación española: una reforma necesaria”, su autora, la catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, Patricia Laurenzo Copello, insistió en la necesidad de derogar el vigente art. 417 bis del antiguo Código Penal que contempla el aborto provocado como delito. Decimos que insiste porque ya en 1990, la catedrática Laurenzo abogaba por sacar el tipo penal en el libro “El aborto no punible” editado por Editorial Bosch.

El Código Penal de 1995 no introdujo los supuestos despenalizadores que quedaron regulados por la Ley Orgánica 9/1985 y su correspondiente reglamento que desarrolla las circunstancias en las que el aborto no queda penalizado en nuestro país. Sin embargo, según la autora del informe de la Fundación Alternativas, es necesario revisar el sistema ya que en su opinión, “se ha mostrado ineficaz para contener el constante incremento del número de abortos que se practican en España”. O sea, la filosofía Suárez, ya saben: llevar a las leyes lo que está en la calle. ¿Y la “tolerancia cero” con la violencia doméstica? Coherencia.

Además, la autora del informe sostiene que el mantenimiento de la criminalidad del aborto resulta inconsistente con el respeto al principio de la autonomía de la mujer. Se le olvida que la autonomía de la mujer debe encontrar sus límites en los derechos de un tercero, en este caso, su hijo. Y es que a Laurenzo probablemente también se le olvida que la sentencia del Tribunal Constitucional 53/1985 que declaró constitucional el aborto en determinados supuestos, reconoce expresamente el derecho a la vida del nasciturus.

Más. La “experta”, reconoce que desde hace algunos años “se percibe cierta normalidad” en la “ejecución” -nunca mejor dicho- de las eufemísticas interrupciones voluntarias del embarazo. Sin embargo, Laurenzo se muestra incómoda porque exista abierta la posibilidad de un control judicial. La justicia, al parecer, debe de penetrar en nuestros hogares hasta la cocina, pero en la decisión de abortar, debe quedar al margen. Más coherencia.

Y es que a Laurenzo le preocupa que la maquinaria judicial pueda ponerse en marcha por “un novio despechado, un marido indignado por el anuncio de separación o por los padres contrarios al aborto de una menor de edad”. O sea, que la catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Málaga, digamos que no confía demasiado en el modelo judicial garantista.

Por supuesto, Laurenzo aboga por el sistema que “deje la decisión última en manos de la mujer”. Por ello propone la no punibilidad del aborto dentro de las primeras 12 semanas, el mantenimiento del mal llamado supuesto “embriopático”, que permite acabar con la vida del niño por enfermedad. Y también el mantenimiento del supuesto “terapéutico” en caso de peligro grave para la salud de la madre. Es decir, el coladero del 97,5% de los abortos realizados en España.

Conviene recordar que el aborto provocado nunca cura nada, tal y como se puede observar en el informe elaborado por el comité científico de la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA) sobre las consecuencias para la salud física o psíquica de la madre.

Y ya puestos, Laurenzo pretende la modificación de la Ley 41/2002 de 14 de noviembre para “dar relevancia con carácter general al consentimiento de las menores de edad que hayan cumplido los 16 años”, cargándose de esta manera el principio de la patria potestad. Por supuesto, Laurenzo también aspira a una regulación de la objeción de conciencia que “compatibilice” este derecho con los “intereses legítimos de la mujer embarazada”.

Lo que llama la atención es que Patricia Laurenzo haya tenido la falta de decoro de presentar este informe con la presidenta de la Asociación Nacional de Clínicas Acreditadas para la realización de Interrupciones Voluntarias del Embarazo, Eva Rodríguez . En la presentación del informe estaban también presentes la parlamentaria Elena Vívoras , el senador Joaquín A. Bellón ; la investigadora del CESIC Margarita Delgado , el catedrático de Derecho Penal Juan Carlos Carbonell , la escritora y ginecóloga Elena Arnedo y el supervisor de Sanidad de la Fundación Alternativas, Javier Rey . Gente “progre”, que se llama ¿Qué dirán los aborteros sino que hay que legalizar más su fenomenal negocio?

No es la primera vez que se encuentran. En mayo de 2000, Laurenzo coincidió en Sevilla con el actual portavoz de los abortorios, Santiago Barambio. En el seminario organizado por la Red de Mujeres, Barambio, se permitió decir que el aborto era un “acto médico”. ¿Qué es lo que cura Sr. Barambio? Nada. ¿Genera alguna complicación médica? El entonces representante de la muy lucrativa Tutor Médica, debería saber las consecuencias del aborto, que no del embarazo, para la salud física y psíquica de la madre. Unas consecuencias que se permitió esconder, sin pudor alguno, ante los micrófonos de RNE. Recomendamos la lectura de la revisión realizada por AVA en septiembre de 2005 sobre las consecuencias médicas del aborto provocado.

Digan Uds. de una vez que se están forrando a costa de unas mujeres que llegan amedrentadas, asustadas, sin capacidad de respuesta. Digan de una vez que quieren hacer crecer su negocio a costa de dejar a cientos de miles de mujeres en la cuneta. Digan ustedes que cuando una mujer regresa llorando a sus lucrativos centros tras haber arrancado la vida de sus entrañas, ustedes la despachan de malos modos porque no lleva “paquete” con el que engrosar sus cuentas de resultados.

Y sí, la catedrática Laurenzo propone el modelo alemán de aborto libre con asesoramiento previo. Bien. Pero, ¿quién va a asesorar? ¿La Federación de Planificación Familiar que recibe financiación de las “clínicas” abortistas? Hace falta que se cumpla la ley, que se ofrezcan alternativas a las mujeres, que la administración apueste con verdadera voluntad política para ayudar a las mujeres con embarazos inesperados a luchar por sacar a sus hijos adelante. Eso es Estado social. Lo demás, son “gestos progres” que nos están saliendo carísimos. ¿Es que no han visto a esas mujeres que se atormentan cada vez que ven un cochecito con un bebé por la calle? Dra. Laurenzo, la autonomía de la mujer no consiste en conducirla hacia un abismo sin vuelta atrás.

Luis Losada Pescador



Adopcion Espiritual

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