El pasado viernes se celebró en Murcia un debate en el que se planteaba la necesidad de regularización de la eutanasia. En el mismo debate, el ex consejero de sanidad, doctor Miguel Ángel Pérez-Espejo, se confesó autor de asesinato en la persona de algunos de sus pacientes, y partidario de volver a hacerlo. El Código de Ética y Deontología Médica, de obligado cumplimiento para todos los médicos en el ejercicio de su profesión dice en su artículo 25, apartado 1: “No es deontológico admitir la existencia de un periodo en el que la vida humana carece de valor.”, y en el 28, apartado 1 :” El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de un paciente, ni por propia decisión, ni cuando el enfermo o sus allegados lo soliciten ni por ninguna otra exigencia. La eutanasia es contraria a la ética médica.
Más adelante, el pasado día 16, en el periódico el faro se publicaban las reacciones políticas a dichas palabras. En un burdo ejercicio de manipulación, el periodista redactor, comentaba que tanto PSOE como PP estaban de acuerdo en dar un nuevo marco legal a la eutanasia y que incluso el PP era partidario, nada menos, que de proporcionar una “muerte dulce” a los pacientes terminales. De este modo se enseña a la sociedad que si los políticos de derechas e izquierdas dicen que hay que terminar con la vida de seres humanos, nosotros no somos nadie para opinar lo contrario.
En realidad el PP no ha dicho nada en apoyo de la eutanasia. Se ha limitado a recordar que no debe existir el encarnizamiento terapéutico, y se han de administrar los cuidados paliativos precisos a los enfermos para que no sufran los síntomas de sus enfermedades incurables y mortales. Eso es lo que ha dicho hoy. Sabiendo que en temas de moral ( o más bien de absoluta carencia de la misma) el PP va sólo un pasito por detrás del PSOE, es seguro que pronto cambiará su discurso.
Y tendremos eutanasia. La campaña para hacer comulgar a los españoles con esta nueva rueda de molino lleva tiempo en marcha, de forma lenta pero constante. Los posibles asesinatos a pacientes en las Urgencias del Hospital de Leganés convirtieron en mártir de la causa pro muerte al principal sospechoso, no por ser inocente, sino precisamente por ser culpable.
No se empleó en su defensa que se vulneraba su presunción de inocencia ni que las denuncias fueran anónimas, sino que se le aplaudió por matar enfermos que no podían defenderse.
Y tendremos eutanasia por que a la sociedad se le miente, se le oculta información y se le hace creer que no hay otro remedio. Sin embargo, según la OMS, con tratamiento adecuado, el 90% de personas enfermas de cáncer no sufrirían dolor. Este dato es frecuentemente ignorado de modo intencionado por los partidarios de la cultura de la muerte para justificar el asesinato de personas enfermas. A pesar de que la OMS estima que con los medicamentos actualmente disponibles se puede lograr el alivio del dolor para el 90% de los enfermos terminales, más del 30% fallecen sin alivio del dolor. La falta de formación del personal sanitario de Atención Primaria en esta área, la sobrecarga de trabajo que dificulta que el médico se desplace al domicilio del paciente, y la ausencia de políticas a nivel nacional para el alivio del dolor y otros temas relacionados con los cuidados paliativos hacen que estas personas no reciban la atención debida. En Lorca, en la mayor parte de la Región de Murcia, y en muchos otros lugares de España no existen equipos de atención a los enfermos terminales en forma de recursos específicos de cuidados paliativos. Los objetivos de los cuidados paliativos( aceptar la muerte como algo inevitable, pero garantizando la mejor calidad de vida posible para el enfermo y su familia; no acelerar ni posponer la muerte; proporcionar alivio al dolor y otros síntomas indeseables; potenciar el domicilio cómo lugar específico de atención, evitando ingresos innecesarios costosos para el bienestar del enfermo; integrar aspectos espirituales y psicológicos en los cuidados del paciente y ofrecer un sistema de apoyo para permitir a los pacientes vivir lo más activamente posible; y ayudar a la familia a afrontar la enfermedad y el duelo), no entran dentro del planteamiento predominante actual del absoluto desprecio por la vida humana. Es más fácil y está más de moda, el proclamar el derecho a una muerte digna que a una vida diga hasta el final de la misma.
A los pacientes terminales y su familias no se les da otra alternativa: o la eutanasia o una agonía larga, dolorosa y terrible. Pero para los que hemos tratado con pacientes terminales trabajando en el área de los cuidados paliativos, y hemos visto cómo se puede aliviar el sufrimiento de enfermos y familiares, sabemos que esas alternativas existen. Yo jamás he encontrado a un paciente o familiar del mismo, que correctamente tratado, viviendo libre de dolor y de otros síntomas para los que hay tratamiento, rodeado del cariño de los suyos, me exigiera acelerar su muerte.
Hace unas semanas comenté el caso de Holanda. La campaña en apoyo de la eutanasia comenzó como en España, exigiendo que se dejara morir al que sufría (en lugar de exigir que se le aliviase el sufrimiento). Como la oposición a tal medida era muy fuerte y mayoritaria entre la sociedad holandesa, el tema se zanjó con un acuerdo entre partidos políticos, de espaldas a la sociedad. Doce años después, en Holanda se ha legalizado la eutanasia a recién nacidos. A ellos ya nadie les pregunta si quieren vivir con sus enfermedades, o si prefieren tratamientos alternativos. Se acaba con su vida y ya está.
de Luis Escobar
Luis Escobar es médico de Urgencias y miembro de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL
Adopción espiritual
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