28 enero 2005

La adopción prenatal es la única salida ética para los embriones congelados

Llegados al punto de existir miles de embriones congelados sobrantes de técnicas de Fecundación in vitro (FIV) en España, se plantea el dilema de qué hacer con ellos. Lo mejor es siempre lo que permite vivir al ser humano, aunque el inicio de éste haya sido artificial y utilitario.







Desde la existencia de la ley de reproducción asistida de 1988 se estipulaba obligatorio un control del número de embriones y su situación por parte de los centros de FIV. No se notificaron los embriones sobrantes que se iban congelando. En 1996 se redactó un decreto que obligaba a todos los centros a actualizar ese registro nacional de embriones congelados. A fecha de noviembre de 2004 todavía no se sabe el número de embriones que se almacenan en las neveras de las clínicas FIV de España: sus directivos has realizado una violación sistemática de los reglamento.

¿Qué hacer ahora con los miles de embriones congelados? ¿Qué opciones existen?

1) Destrucción pasiva. Si se dejan congelados, van a morir necesariamente. Es cierto que ya están viviendo, de un modo energéticamente muy primario, pero, si no les ayudamos a salir de donde les hemos metido o les han metido otros, estamos haciendo un mal de omisión. No se puede aprobar este acto negativo (no hacer nada) porque acarrea la muerte de los embriones, que es un hecho moralmente malo si se consideran ya seres humanos y no sólo células.

2) Destrucción activa:

2.1) Si se descongelan y se destruyen se hace positivamente un acto moralmente malo, si se consideran ya seres humanos. Tienen vida en su estado de congelación pero relentizadas sus funciones temporalmente. Se trata de un ser humano en una especie de “coma neurológico” reversible. No podemos desconectar el respirador o dejar que se acabe el alimento parenteral de un individuo en coma reversible.

2.2) Si se destruyen indirectamente experimentando con sus células, realizamos un acto positivamente malo, si se consideran ya seres humanos. No se justifica experimentar con ellos porque esos cigotos son seres humanos, el fin no justifica los medios y no tenemos derecho a utilizarlos.

3) Intentar reparar el daño iniciado: vida adulta para algunos. Como única opción para la no descongelación y destrucción de sus hijos, tal y como en la vigente Ley 45/2003 se articula, los padres deben elegir en su consentimiento informado: (1) Mantener congelados a los embriones hasta la transferencia a su madre (2) Donarlos a otras parejas con fines reproductivos, pudiendo mantenerse en espera sólo durante cinco años más congelados y pasando luego a investigación. El reciente caso de una mujer de Israel que ha podido dar a luz a hijos sanos después de casi doce años congelados como embriones, muestra evidencias de que aunque lleven crioconservados más de cinco años pueden estar en perfecto estado.

Gonzalo Miranda, Decano de la Facultad de Bioética del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma sostiene que "La adopción de estos embriones no es una colaboración con el mal realizado por otros sino un gesto de solidaridad y de amor hacia el ser humano que ha sido abandonado, en este caso, antes de nacer".

Por todo lo referido, la FIV se plantea inaceptable desde el punto de vista ético: se destruyen muchos embriones accidentalmente al implantarlos en el útero o en su manipulación y otros voluntariamente al hacer diagnóstico pre-implantacional. Además, si se continúan produciendo embriones en exceso para rentabilizar la técnica, se volverán a acumular seres humanos en los congeladores de las clínicas con el riesgo para su salud y su vida. La congelación embrionaria debe prohibirse.

Los médicos sabemos que tan paciente nuestro es un señor anciano como un ser humano de ocho días de vida. O es vida humana desde el principio, o nunca lo será. Ya se han definido en el apoyo a la vida humana prenatal y, consecuentemente, no destruir embriones para obtener de ahí células madre, la Organización Médica Colegial española (Declaración de 1983, Códigos Deontológicos de 1990 y 1999, entre otros documentos) y la Asociación Médica Mundial (Declaración de 1987). Hasta la sentencia 116/1999 del Tribunal Constitucional señala la defensa del embrión humano viable como un deber jurídico.

La Real Academia de Medicina Española, por medio de la conferencia del profesor Félix Pérez y Pérez (2002), ha declarado institucionalmente que no es ético ni lícito obtener células madre procedentes del embrión humano porque significa la destrucción de una vida para intentar salvar otra. Además, esta institución española ha sugerido, como la Plataforma Hay Alternativas y otros muchos científicos de todo el mundo, que se estudien células madre derivadas del ser humano adulto.

Estas células madre procedentes de adultos resultan ser mucho más prometedoras que las embrionarias en el tratamiento de enfermedades e investigación y no presentan problemas éticos. Prueba de ello son los logros terapéuticos del doctor Damián García Olmo del Hospital Universitario La Paz de Madrid, del Dr. Herreros de la Clínica Universitaria de Navarra y los equipos de Granada y Valladolid.

RECURSOS DE INFORMACIÓN:

Victoria Uroz - (Noticias) - 02/11/2004

1 comentario:

Unknown dijo...

He escrito un ensayo aquí citado. he cambiado mi posición respecto de la adopción prenatal (ya no la considero legítima) pues esta disocia las dos dimensiones del acto conyugal (unitiva y procreativa).
Federico Highton